R. Rosco / S. Caldana www.elpais.com 17/07/2008
Más de 70 instalaciones y las más sofisticadas tecnologías reviven las ciudades del Golfo de Nápoles sepultadas por la lava del Vesubio – El centro ha requerido tres años de trabajo y 10 millones de euros.
Mientras el gobierno italiano declara el estado de emergencia por el deterioro de las ruinas de Pompeya, visitadas por 2,5 millones de personas al año, en Herculano, otro pueblo sepultado también por la erupción del Vesubio del 79 d. C., se ha inaugurado el primer Museo Arqueológico Virtual (MAV) del mundo.
Han sido necesarios tres años de trabajo, diez millones de euros, un espacio de 1.500 metros cuadrados, software hasta ahora utilizado sólo en el Ejército y tecnologías de última generación (láser, realidad virtual, escáner, pantallas tridimensionales), para reconstruir no sólo las ciudades de Pompeya y Herculano, sino todos los asentamientos antiguos de la Campania, desde Cuma, donde vivió la mítica Sibila, hasta Sorrento.»Quien visita el MAV antes de acudir a las excavaciones tendrá una percepción de las ruinas completamente distinta», asegura Valter Ferrara, director del museo italiano, que ha contado con Gaetano Capasso y el equipo creativo de Capware Digital Worlds, para convertir en reconstrucciones de realidad virtual y aumentada, años de investigaciones de arqueólogos y estudiosos de todo el mundo.
El despliegue tecnológico es imponente, pero perfectamente integrado: las pantallas se ocultan en charcas de aguas cristalinas, linternas mágicas y espejos oxidados por el tiempo, mientras que los cambios de temperatura y las sugestiones olfativas, hacen la visita aún más realista. «Sin exhibir ningún hallazgo arqueológico, con una escenografía mínima y el empleo de una tecnología inmersiva, interactiva e invisible, incluso el visitante más escéptico tendrá la sensación de ser parte de un evento que contribuye a determinar», explica Capasso.
Todo el museo es gestionado por un único software que, a partir de la identidad de los visitantes -reconocidos a través de una chapa electrónica que recoge su edad, sexo y nacionalidad- controla las más de 70 instalaciones, de modo que éstas se reconfiguran cambiando el idioma y a veces el contenido. Es el caso del prostíbulo, donde las imágenes eróticas más escabrosas se ocultan cuando el programa detecta la presencia de niños.
El mecanismo se activa también en las termas, donde los visitantes deben limpiar un cristal empañado para ver las escenas más íntimas, mientras perciben el intenso olor de óleos y perfumes. El mecanismo de reconocimiento funciona también cuando el visitante recorre las calles del mercado virtual, ya que el sistema acústico reconoce al visitante y le habla en su idioma.
Gracias a una técnica que el ejército utiliza para engañar el enemigo, el sonido no se expande en el espacio como sucede con un altavoz común, sino que se forma en un punto alejado de su origen, así que el público percibe -como en la realidad- trozos de conversaciones, que le sumergen en conspiraciones, historias de amor y vivencias cotidianas, de la época romana.
El recorrido empieza con una galería, donde los rostros de los antiguos habitantes de Herculano, recabados de estatuas y frescos, cobran vida y cuentan sus historias. La reconstrucción del pozo donde en 1783 un campesino encontró mármoles antiguos, dando inicio a las primeras excavaciones que se realizaron en época borbónica, permite al visitante interactuar tan sólo moviendo con la mano la superficie líquida, mientras que la caída de una piedra virtual le lanza salpicaduras reales.
Imágenes en agua nebulizada
Al salir de los subterráneos que mandó excavar Carlos V, una pared de agua nebulizada, donde se visualizan escenas urbanas y rurales, representa a la nube piroplástica que mató los habitantes de los pueblos alrededor del Vesubio, antes de que la ceniza conservara eternamente sus cuerpos en la postura que tenían entonces.
También se pueden reconstruir mosaicos y visitar residencias patricias, como la Villa de los Papiros, que perteneció al suegro de Julio César. El corazón del museo es el Cave, una instalación de realidad virtual que permite pasearse por casas y jardines de Pompeya, Stabia y Herculano. «Hemos optado por soluciones intuitivas y transparentes, que no requieren gafas, guantes u otras interfaces. Tan sólo se interactúa con las manos», indica Ferrara. «A diferencia de una colección estable, donde el material se expone según reglas rígidas e inalterables, aquí todo es objeto de experimentación continua», añade Capasso. Confirman sus palabras un libro virtual, que interactua con los principales frescos de la zona y una mesa interactiva que proporciona informaciones sobre la gastronomía de la época.
MAV: www.museomav.com