Granada www.granadadigital.com 05/08/2006

Investigadores de la Universidad de Málaga y Granada han descifrado en un trabajo que ha durado quince años milenarias cartas astrales que condicionaron las obras, cultos y guerras de los griegos y romanos, lo que les lleva a concluir que la historia estaba escrita en las estrellas.

El «Diccionario Científico de la Astrología Grecorromana» que elabora el grupo de investigación Hermes de la Universidad de Málaga es el testimonio que confirma la otra historia, una obra inédita que reúne los escritos de filósofos, estudiosos y emperadores del período clásico en los que se refleja el determinismo astral que influyó en las decisiones de los hombres en la época clásica.

Esta publicación, que saldrá a la luz el verano del próximo año, no sólo revela el culto a las estrellas de las antiguas civilizaciones, sino que demuestra que los astros eran la base del conocimiento científico en la época clásica aunque la Iglesia posteriormente se empeñara en ocultarlo, según explicó el director de esta investigación, el profesor granadino Aurelio Jiménez.

Así, los senadores romanos aprovecharon los cuerpos celestes para fines políticos: «el emperador Aureliano impone el culto al Sol Invicto como una religión astral donde el emperador se considera encarnación del sol, el astro principal», señala el catedrático Cristóbal Macías, que participa en la investigación.

Hasta hace pocos años el estudio de la astrología en el Mundo Antiguo se consideraba inútil, al igual que sus predicciones, pero lo cierto es que, según Jiménez, «el 85 por ciento del conocimiento astrológico hoy en día procede de la base filosófica de la Antigüedad, que incorpora los principios astrales de Babilonia para configurar la teoría estoica del determinismo planetario».

Es una iniciativa muy ambiciosa dada la complejidad de la disciplina, de la que existen pocas investigaciones, y que incluye las referencias de autores medievales.

Precisamente, el mayor azote de las creencias astrales en la Edad Media, San Agustín, fue un aficionado en su juventud a los planetas, y él mismo reconoce en su obra «Confesiones» que fue un practicante asiduo.

Aunque el filósofo medieval «reconoce la utilidad de la astrología en la vida cotidiana, nunca admitirá, como cristiano, que los astros deciden la voluntad humana», insiste Macías.

Por eso la obra de San Agustín rompe con el determinismo planetario y relega esta «ciencia» junto a la magia a una escala inferior de la cultura, mientras que sus adeptos serán perseguidos y castigados durante siglos.

Pero el grupo Hermes quiere rescatar esta disciplina y cada año publica la revista MHNE (luna en griego, Mene) que recoge las últimas investigaciones en cualquier lengua de esta «pseudociencia».

La astrología, al margen de la polémica, es un campo de atracción para pensadores y expertos, no sólo porque revela las viejas costumbres paganas como las cabañuelas para pronosticar la lluvia, sino que hoy en día es una devoción en el mundo de los negocios.

De hecho, especialistas en bolsa se atreven a retar a los astros y consultar a sus estudiosos antes de lanzar sus ofertas: «alguna vez economistas me han invitado a hablar de la astronomía financiera», bromea Jiménez.