Julia Slater www.swissinfo.org 04/10/2006
Un equipo de investigadores suizos elaboró la primera traducción integral alemana de la Geografía de Ptolomeo, una versión griega integral y nuevos mapas, amén de una base de datos en CD-Rom.
En Suiza acaba de aparecer una nueva edición de un libro que inspiró a Cristóbal Colón y que contribuyó a revolucionar el arte de la cartografía. Cuando Colón reflexionaba sobre cómo llegar a Cathay, tenía en sus manos un mapa diseñado por el geógrafo griego del siglo I, Ptolomeo, un mapa que mostró claramente que el mundo era redondo.
La edición de la Geografía de Ptolomeo es el trabajo de un equipo internacional de investigadores conducidos por los profesores Alfred Stückelberger y Gerd Grasshoff, de la Universidad de Berna. Los especialistas tuvieron acceso a la que es quizá la copia más vieja existente del trabajo, conservada en el museo de Topkapi en Estambul.
Estaba en tan pobres condiciones que, aun con el apoyo de la embajada suiza, los científicos tuvieron que negociar durante dos años con las autoridades turcas para obtener el permiso de estudiarla. «Fue una apasionante experiencia tener ese libro entre nuestras manos con el permiso de fotografiar cada página», dijo Stückelberger a swissinfo.
A partir de este manuscrito y de otras copias del Vaticano, Venecia, Florencia y París, los científicos lograron elaborar la primera edición moderna integral del original griego, y la primera traducción completa en alemán.
Esto no siempre fue fácil, incluso para Stückelberger, experto en ciencias clásicas griegas. «El pensamiento de Ptolomeo era filoso como navaja de afeitar, pero sus oraciones son largas y complejas. A veces tuve que ponderarlas durante horas o hasta días, para determinar exactamente su significado», admitió.
Ptolomeo, nacido en Alejandría, Egipto, alrededor del 100 DC, era astrónomo, matemático y geógrafo.Escribió su Geografía para resumir el conocimiento existente sobre el tema, pero llegó más lejos que nadie antes que él. Fue el primero en usar el sistema de longitud y de latitud como lo conocemos hoy.
El libro comienza con una introducción a la ciencia de la cartografía, incluyendo el problema de cómo proyectar una superficie curva en un plano. Presenta luego un catálogo de nombres con las coordenadas (longitud y latitud) de aproximadamente 6.000 sitios que Ptolomeo estableció con información proporcionada por marineros y comerciantes, y procedente de los archivos militares romanos. En Suiza la lista incluye los nombres de las ciudades romanas importantes conocidas ahora como Avenches, Nyon y Martigny.
La última sección del libro contiene un mapa del mundo, diseñado según las instrucciones de Ptolomeo, que va de las Canarias a la China oriental y justo del sur del Ecuador al sur de Escandinavia. Esta parte consta también de 26 mapas de países.
Ptolomeo escribió para especialistas y se hicieron pocas copias de sus libros. Su importante trabajo sobre astronomía fue conservado por los árabes y apenas conocido en la Europa Medieval; era tal la ignorancia europea sobre Ptolomeo que a veces era confundido con el rey de Egipto del mismo nombre.
La Europa occidental conoció su Geografía en el Siglo XIV, merced a las copias hechas en Bizancio alrededor del 1300, algunas de las cuales llegaron a Italia. El descubrimiento de Ptolomeo fue al encuentro de la visión del mundo existente en la Edad Media; su trabajo fue pronto traducido al latín, y ganó un buen impulso con la llegada de la imprenta. Todo ello justo cuando las naciones europeas estaban a punto de emprender sus viajes de descubrimientos.
A pesar de la gran importancia histórica de Ptolomeo, la nueva edición suiza es el primer texto integral griego desde una versión publicada en los años 1840. «Advertí que había un vacío que era indispensable colmar», explicó Stückelberger. Los investigadores lograron inclusive corregir algunos errores de las versiones viejas. No es sorprendente que numerosos errores hayan permanecido a lo largo de los siglos.
El nuevo libro contribuirá a despertar de nuevo el interés en Ptolomeo y restaurar su reputación como un hombre genial, porque pudo no haber sido el rey de Egipto, pero fue un príncipe entre los científicos.
(Traducción, Marcela Águila Rubín)