Londres | EFE 11/04/2010

Arqueólogos británicos han criticado la venta de piezas romanas y etruscas, al parecer robadas en Italia, para salvar a un coleccionista en quiebra.

La decisión de las autoridades británicas de permitir una venta de antigüedades, supuestamente robadas en Italia, para pagar las deudas de un coleccionista declarado en quiebra ha sido fuertemente criticada.

Con su decisión de permitir la venta de esculturas romanas de bronce, objetos de oro etruscos y otros tesoros reclamados por Italia, el Ministerio británico del Interior ha provocado indignación no sólo en Italia, sino también en algunos círculos de arqueólogos británicos, informa hoy The Observer.

Lord Renfrew, arqueólogo de Cambridge, calificó de «escandaloso» el modo en que el Gobierno está llevando el caso y reclamó que se tomen medidas para terminar con la reputación de Londres como «casa de liquidación de antigüedades robadas».

Según informa el periódico, el fiscal romano Paolo Giorgio Ferri ha pedido reiteradamente al Reino Unido la devolución de las antigüedades que obraban en poder de Robin Symes, coleccionista supuestamente vinculado al contrabando de este tipo de piezas y con un historial delictivo.

La colección de Symes incluye objetos con 3.000 años de antigüedad en algunos caos y que, según Ferri, forman parte del legado cultural de Italia.

«Esos objetos exportados ilícitamente se van a vender para pagar las deudas de Robin Symes, lo que significa que se venden para beneficio del Gobierno británico» , se queja Ferri.

Y agrega el fiscal: «muchas de esas antigüedades son etruscas y sólo pueden proceder de Italia. Salieron del país ilegalmente porque requieren una licencia de exportación. No sé cómo el Ministerio británico del Interior puede discutirlo».

Mientras que los italianos se quejan de que las autoridades británicas no les hayan explicado aún cómo entraron esos objetos en el Reino Unido, el Ministerio del Interior británico ha solicitado a Roma pruebas que demuestren que las piezas fueron robadas.

El tesoro acumulado por Symes incluye oro y collares de ámbar etruscos, figuras de plomo de guerreros y una máscara de bronce de Aqueloo, una deidad fluvial en la mitología griega, y, según los italianos, muchos de esos objetos llevan todavía rastros de tierra, lo que indica que fueron excavados recientemente.

El coleccionista británico es un personaje controvertido que montó un negocio dedicado al comercio de antigüedades el cual llegó a estar valorado en más de 130 millones de euros.

Symes, de 65 años, vendió antigüedades a otros coleccionistas y museos, pero su empresa quebró tras una disputa legal con la familia de un socio, y en 2005 fue condenado a dos años de cárcel por un tribunal británico.