Valencia www.lasprovincias.es 01/11/2007

El largo rosario judicial y político que comenzó en la década de los noventa con la polémica restauración de parte del Teatro Romano de Sagunto está a punto de terminar, tras 17 años de intenso litigio.

El Tribunal Supremo (TS) resolverá el próximo 4 de diciembre cómo y cuándo ejecutar la sentencia que declaró ilegales las obras de restauración del Monumento Nacional, lo que podría suponer un coste de hasta seis millones de euros.

Al menos, así lo resaltó el abogado y gestor del contencioso que inició aquel proceso en 1990, Marco Molines, quien recalcó ayer a LAS PROVINCIAS que el coste de las obras «podría costar un mínimo de dos millones de euros y un máximo de seis millones».

La resolución que tomen los magistrados «agotará, por fin, el extenso capítulo judicial, por lo que se podrá acabar con un larguísimo asunto que la Generalitat y el Ayuntamiento han estado demorando, como es la ejecución de la sentencia».

Dar carpetazo a una de las controversias más escamosas que ha protagonizado nunca un Monumento Nacional hasta la fecha cierra «casi podíamos decir, la guerra de los cien años», espetó Molines.

El primer paso del letrado tras el fallo del Supremo será ponerse en contacto «con el presidente Camps para hacerlo lo mejor y más económicamente posible».

Con o sin seguridad
Este proceso pasa, «según establecía la sentencia del TSJCV por retirar las placas de mármol y quitar el muro de cierre». Pero ahí es precisamente donde comienza la otra parte candente del culebrón arqueológico: ¿es posible revertir las obras sin dañar los restos originales? A este respecto, Molines subrayó ayer que en el año 2005 se realizaron pruebas periciales «en las que se determinaron que el monumento no iba a sufrir daño alguno».

Salvador Lara, arquitecto al que la Generalitat le encargó realizar dos de los estudios sobre el Teatro Romano (uno en 1994, sobre la afección de las obras; y otro en 2002 relativa a la reversión), explicó ayer a este diario que ejecutar la sentencia «es posible pero con condicionantes. Desde el nivel 1,20 sería fácil, pero el problema surge a partir de la cota cero, a ras de suelo, donde se encuentran de 12 a 15 metros de sub estructuras romanas. Hay que conocer en qué estado exacto se encontraban antes».

Lara resaltó que él mismo realizó, justo antes, el levantamiento de planos y «ese es el punto máximo de retorno al que se podría llegar». El experto considera imposible, a día de hoy, conocer el tiempo y el dinero que puede costar una actuación de esa envergadura. El primer paso debe ser la búsqueda «de una comisión que haga el seguimiento y efectuar ensayos previos para que el sistema elegido no afecte a la obra romana». Diseñar el proceso de constructivo y designar la comisión «puede costar años. No se puede cerrar en falso una intervención así. El proceso del Teatro Romano es un referente mundial que ha sido tratado en lugares tan diversos como Egipto o Jordania».

El Consell declinó ayer hacer ninguna declaración hasta el 4 de diciembre, mientras que el Ayuntamiento valoró tener «por fin una decisión firme».