Adrián Matute Escribano | Zaragoza www.aragondigital.es 16/4/2010

El legado del Imperio Romano en Aragón aún persiste a día de hoy en muchos municipios de las tres provincias. Buena prueba de ello es la presa de Muel, una impresionante obra hidráulica que abastecía de agua a Zaragoza. Un equipo de arqueólogos de la UZ ha iniciado una serie de catas junto a ella en la que no han faltado las sorpresas.

A golpe de gladium y pilum, Roma llevó su imperio desde la Finis Terrae (lo que hoy conocemos como el cabo de Finisterre en A Coruña) hasta las llanuras del Tigres y el Éufrates, en el actual Iraq.

Sin embargo, las victoriosas legiones de los césares no sólo se dedicaron a destruir y esclavizar a sus enemigos, “los soldados no sólo guerreaban sino que también construían caminos, presas, murallas y otro tipo de infraestructuras”, indica la catedrática en Arqueología de la Universidad de Zaragoza, María Ángeles Magallón.

Más de 2.000 años después de su llegada a Aragón, el legado de aquellos soldados todavía continúa presente en la Comunidad a través de un vasto patrimonio, la mayor parte del cual ha sido destruido, pero otro permanece oculto. “Cuando se fundaba una colonia como Zaragoza, los legionarios participaban de manera activa en la organización del territorio, y lo hacían construyendo las murallas, un puente, haciendo edificios y lo reparten entre los veteranos de las legiones”, explica Magallón.

Una de estas unidades militares romanas, la Legio IIII, fue la encargada de levantar una enorme pared de sillares en la localidad zaragozana de Muel para crear una presa.

“Los romanos construían grandes presas fundamentalmente para el abastecimiento a las ciudades. La ciudad exige agua porque hay fuentes; termas; en algunos lugares hay grandes edificios donde se celebran naumaquias o espectáculos con agua; fuentes dedicadas al culto; grandes estanques”, argumenta la arqueóloga zaragozana quien afirma que este embalse tendría como función abastecer de agua a la antigua colonia romana de Cesaraugusta.

La existencia de este conjunto era ya conocido; de hecho, la ermita de Muel se asienta sobre el muro de contención del pantano. Sin embargo, durante los meses estivales del pasado 2009, el grupo URBS de la Universidad de Zaragoza (UZ) inició una cata arqueológica en la zona para ahondar en el estado y naturaleza de la obra de ingeniería.

“El estudio de la presa de Muel nació por la intención que tiene el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón de restaurar la presa romana. Como paso previo a la restauración, decidimos iniciar los trabajos arqueológicos, pero previamente en el 2009, el Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad, nos concedió un proyecto para el estudio de los restos hidráulicos romanos del valle del Ebro”, explica la directora Mª Ángeles Magallón, que lideró el grupo de científicos.

Después de seis meses de trabajos, llevados entre junio y noviembre, los resultados demuestran que la presa romana de Muel -de 90 metros de longitud, 12 de altura y siete de anchura- es uno de los monumentos de arqueología hidráulica más importantes por su tamaño y mejor conservados de España.

Para ello, los equipos de arqueólogos realizaron excavaciones aguas arriba del muro de carga de la presa; además de encontrar la estructura en perfecto estado, los estudiosos se encontraron con una gran necrópolis con la osamenta de una treintena de individuos, que vivieron entre los siglos XIV y XVI. Un yacimiento que muestra cómo, una vez colmatado el vaso del embalse, se comenzó a edificar y a cultivar huertas sobre los sedimentos que ocupaban el lugar donde antes había agua.

Unos descubrimientos atípicos para un grupo de investigadores también inusual. Es la primera vez que se conforma en Aragón, coordinado por el Área de Arqueología del Departamento de Ciencias de la Antigüedad, un gran equipo formado por diferentes investigadores de las ramas humanísticas, técnicas y científicas de la Universidad de Zaragoza.

“Actualmente la arqueología es una disciplina que necesita a otras ramas de la investigación y viceversa y por eso se forman equipos multidisciplinares formados por científicos de diferentes áreas de conocimiento. En el estudio que venimos realizando en la presa de Muel no sólo trabajan arqueólogos, sino que hemos formado un equipo en el que participan geólogos, palinólogos, sedimentólogos y una serie de especialistas en Geología que nos ayudan y nosotros les ayudamos a ellos y nosotros les ayudamos a realizar los trabajos”, ha explicado Magallón.

Otros legados hidraúlicos en Aragón
Muel es el ejemplo más cercano de abastecimiento a una ciudad romana, pero no el único en la Comunidad. En Aragón se conservan en estos momentos unas ocho ó nueve presas que pueden atribuirse a época romana. Cada una tiene sus características aunque, generalmente, los embalses se ubican en lugares donde se produce un estrechamiento del río para colocar ahí la pared que va a sujetar el agua.

“Sí quisiéramos buscar una similitud con una presa romana podríamos hablar de la gran presa de Almonacid de la Cuba que también está colmatada y se conserva perfectamente. Podríamos decir que las dos presas romanas más importantes de la Comunidad autónoma son la de Almonacid de la Cuba y la de Muel”, ha asegurado la catedrática de Arqueología.

A pesar de ello, a lo largo de estos 2.000 años hay muchas presas que se han destruido como “la Pared de los Moros” de Muniesa y la Virgen del Pilar de Moyuela, ambas en Teruel y de las que apenas quedan restos. Otras pequeñas presas en mal estado se sitúan en Los Bañales, ya que cada una tiene sus características porque se acomodaban a la tipología que le impone el terreno y a los materiales existentes en la zona.

ENLACES: LAS PRESAS ROMANAS EN ESPAÑA. PROPUESTA DE INVENTARIO