Isabel García www.elmundo.es 02/01/2006
Entrevista a Antonio Alvar, Presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos: «La falta de conocimientos humanísticos entre nuestros jóvenes es indignante».
Sus horas de despacho las pasa entre salas que rinden homenaje a Shakespeare, Samuel Beckett o Virginia Woolf. Allí diserta sobre la antología de la poesía latina o el devenir del griego a lo largo de los siglos. La pasión por las letras la heredó Antonio Alvar de su padre, Manuel Alvar, académico de la Lengua y la Historia.
Siguiendo su influjo, estudió Filosofía y Letras y se convirtió en presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos en 2000. Y antes, en asesor de los distintos gobiernos sobre cómo debían impartirse estas disciplinas en la enseñanza obligatoria. Ahora imparte cátedra en la Universidad de Alcalá.
PREGUNTA.— Ha liderado la protesta de 2.637 escritores, académicos y rectores contra el modelo de enseñanza de las humanidades que propone la LOE. ¿Por qué motivos?
RESPUESTA.— La formación humanística es básica, pero la sociedad y la legislación la están dando la espalda, al negarles una utilidad inmediata. Creía que se había solucionado en cierta medida con la LOCE del PP, al incluir Latín como obligatoria en 4º de la ESO, pero empeora con la LOE, que la convierte en optativa.
P.— Ese menosprecio del que habla, ¿qué consecuencias tiene?
R.— Gran parte de los alumnos es incapaz de comprender y formalizar pensamientos abstractos. Se les da todo hecho y no saben resolver problemas racionalmente o expresarse, ni de forma oral ni escrita.
P.— Los profesores se quejan, además, de que los alumnos llegan peor preparados a la Universidad.
R.— Y es cierto. Corrijo decenas de exámenes de 1º de Filología —no ya de cualquier otra carrera— en los que aparecen abreviaturas, faltas de ortografía garrafales, símbolos propios de los móviles… Luego llegan a la revisión diciendo que cómo les has puesto un 6. Y yo les digo que con muy buena voluntad. El desconocimiento de contenidos humanísticos de nuestros jóvenes es indignante.
P.— De hecho, andan a la cola mundial en capacidad de comprensión lectora y matemáticas.
R.— Podemos decir que estamos mejor que hace años, pero es una postura autocomplaciente que no conduce a nada. Los poderes públicos deben dejarse de confrontaciones partidistas, que es en lo que se ha convertido la LOE. Necesitaríamos un pacto realista entre los partidos mayoritarios. Nos jugamos algo muy serio.
P.— También se dan más casos de violencia en las aulas, indisciplina… ¿materias como Educación para la ciudadanía cambiarán la situación?
R.— Se deposita demasiada responsabilidad en las aulas cuando ciertos valores deberían aprenderse en casa, pero no se hace nada por conciliar la vida laboral y familiar. Quien opina que eso no tiene nada que ver con el fracaso, la violencia o el alcoholismo se equivoca. Yo no veo adecuado llenar las escuelas de materias como Educación para la ciudadanía en detrimento del latín, que enseña a pensar responsablemente.
P.— ¿Y qué diría a los que opinan que el latín no sirve para nada?
R.— La cultura clásica debe ser obligatoria porque hace pensar. Si no, estamos formando minusválidos intelectuales, que repiten como loros. El latín y el griego son la base de nuestra cultura y ayudan a aprender otros idiomas, comprender el presente..
P.— Pero las facultades de letras se están quedando vacías porque dicen que no generan empleo…
R.— Las humanidades no están en peligro. Tienen multitud de salidas, como las relacionadas con el ocio: arte, turismo, teatro, enseñanza de español para extranjeros… No tienen una aplicación directa en el mercado laboral, pero aportan titulados versátiles que, con los complementos necesarios, realizan cualquier trabajo.
P.— Sin embargo, los empresarios no les contratan. Prefieren ingenieros, economistas…
R.— Se equivocan contratando a gente que sólo sirve para una cosa. Tendemos a confundir las necesidades sociales con las del empleador.
P.— ¿Cómo valora la polémica sobre la eliminación de carreras como Humanidades o Historia del Arte?
R.— Ha hecho mucho daño a las letras. Es muy peligroso tirar globos sonda, ya que tienen un efecto demoledor en la sociedad. Esa incertidumbre ha provocado un descenso en el número de matriculados. Además, el Ministerio debería decir ya qué carreras se van a poder cursar y cuáles no. Estamos perdiendo el tiempo.