Pedro Espinosa | Cádiz www.elpais.com 07/10/2007
Los arqueólogos creen haber encontrado vestigios de la ciudad más antigua de la Península.
Arqueólogos de tres yacimientos gaditanos rastrean entre las piedras la que creen que es la ciudad más antigua de Península, la Gadir fenicia. Pero, ¿dónde, exactamente? La respuesta definitiva todavía sigue oculta bajo el subsuelo. Una gran mayoría de investigadores sostiene que ese asentamiento está bajo el casco antiguo de la capital gaditana.
Algún experto lo ha situado en El Puerto de Santa María y recientes hallazgos apuntan hacia Chiclana. Los trabajos arqueológicos afrontan estos días una etapa decisiva. Cada golpe de pico en la piedra es un reto desafiante a la Historia.
Hace 12 años que José María Gener y otros colegas arqueólogos presentaron un proyecto para excavar en el solar que dejaba el Teatro Cómico de Cádiz. «Era un lugar estratégico porque se encuentra en la zona más alta de la ciudad, sobre un promontorio y cerca de la costa». Hasta entonces habían aparecido piezas de diversa importancia, las más valiosas de corte funerario, pero ninguna podía demostrar la existencia de un asentamiento urbano consolidado. En 2002 se dio el primer paso, un paso de siete metros de profundidad en ese solar. Los sondeos descubrieron muros, tapias de lo que podría ser una ciudad levantada en el siglo VIII antes de Cristo. «Fue una puerta a la esperanza que se abría», recuerda Gener.
Sólo fue el principio de una investigación que estos días continúa, con hallazgos de gran relevancia. Acaba de salir a la luz otro muro datado en el mismo siglo. «Necesitamos hacer una excavación más extensa para saber hacia dónde van a esos muros. No sabemos si son viviendas de un asentamiento o almacenes de una industria», explica el actual director de los trabajos, Juan Miguel Pajuelo. La aparición de objetos cotidianos, como vasijas, platos y cuencos, les animan a pensar que son casas pero, de momento, no pueden certificarlo.
En El Puerto de Santa María sí que ha aparecido claramente una ciudad. Desde los años setenta, las investigaciones encabezadas por Diego Ruiz Mata permitieron saber mucho más sobre la civilización fenicia, entonces apenas conocida. En el poblado de Doña Blanca aparecieron restos de casas, murallas de fortificaciones, un puerto y ánforas, que demostraban las relaciones comerciales establecidas. Piezas también del siglo VIII antes de Cristo. Durante mucho tiempo, Ruiz Mata defendió este yacimiento como prueba fundamental para situar Gadir. Ahora aboga por restar importancia al topónimo. «Los griegos hablaron de las islas de Gadir. Es mejor hablar de un concepto plural, donde Cádiz podía tener su importancia y el Puerto también».
A este debate se ha unido Chiclana, un municipio que festejó en 2003 los 700 años de su fundación. El hallazgo de un yacimiento fenicio en el Cerro del Castillo con estructuras murales ha puesto en evidencia aquella celebración porque el origen de la ciudad podría remontarse a casi 3.000 años. El modelo fenicio también se cumple. Cerca de la costa, sobre un promontorio y, además, a la vera del río Iro. Uno de los arqueólogos responsables, Juan Cerpa, se aferra a los libros históricos para mantener la teoría de que Chiclana puede acoger el asentamiento más antiguo. La civilización recaló en Sancti Petri, un islote próximo a Chiclana, donde se cree que los fenicios pudieron levantar el templo de Melkart. «Si algo de verdad tienen los textos, nos encontramos con el primer poblamiento fenicio en cuanto a la fundación de Gadir. Es absurdo que, si tienes un santuario y has fundado un templo, te lleves la ciudad a 40 o 50 kilómetros», que es la distancia a la que se encuentran Cádiz y El Puerto de Santa María.
Los arqueólogos José María Gener y Juan Miguel Pajuelo no creen en esta teoría. «En Chiclana todavía hay mucho trabajo que hacer. Todavía tienen que diferenciar si es una ciudad fenicia o un poblado indígena previo», sostiene Gener. El actual responsable del yacimiento de Doña Blanca, Francisco Alarcón, cree que los hallazgos de Chiclana son sólo «complementarios» a la labor desarrollada en Cádiz y El Puerto. Su antecesor en este cargo, Diego Ruiz Mata, califica de «temeridad» identificar los restos chiclaneros con Gadir. «Es una contienda innecesaria. Es mejor hablar de estado fenicio que tuvo en la bahía de Cádiz una importancia mayúscula. Es historia universal, porque estamos hablando del que puede ser el asentamiento más antiguo de Occidente», dice.
Un broche con muchas pistas
En el solar del antiguo Teatro Cómico de Cádiz un pequeño objeto se ha convertido en gran protagonista. Entre vasijas, cuencos y platos ha llamado la atención una fíbula. Es un broche de bronce que solía usarse de ornamento para los vestidos en época fenicia. Su estupenda conservación ha movido a los arqueólogos responsables de estos trabajos a solicitar información a una de las mayores expertas en orfebrería antigua del país, Alicia Perea, que trabaja como investigadora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
De momento, Perea ha visto la fíbula sólo por una fotografía. Esta imagen le ha permitido realizar una primera aproximación a la pieza. «Por la tipología podemos situarla en el siglo VII antes de Cristo, en un contexto de ambiente fenicio», detalla. El broche puede dar muchas más pistas. «Tiene un significado social. Es un elemento del vestido que no usa todo el mundo porque es un objeto de lujo y caro. No todos tienen acceso a él y menos a este tipo concreto por su decoración y por su calidad», sostiene la experta. Esa alta calidad se demuestra, según mantiene, en el perfecto estado de conservación en el que ha aparecido.
Los arqueólogos del Cómico creen que la investigación de este objeto puede ofrecer datos interesantes, aunque no determinantes, para demostrar que en ese solar se levantó una ciudad fenicia. «Siempre se le pudo caer a alguien», sostiene José María Gener. Para Alicia Perea, por encima de todo, el broche de bronce es un paso firme para el yacimiento. «Encontrar una pieza que te feche este periodo concreto es complicado». Los responsables deberán ahora decidir si la fíbula se queda en Cádiz, donde se le podría hacer un análisis químico elemental, o se envía a Madrid o Sevilla, ciudades que cuentan con aceleradores de partículas para examinar los elementos traza que permitirán concretar su origen más a fondo.