Rosana Torres www.elpais.com 03/08/13

Un rey caído puede derrochar dignidad. La vulnerabilidad del poderoso ha sido un filón dramático desde el principio de los tiempos (teatrales). Esa fragilidad de la vida humana está en Hécuba, la obra de Eurípides que se estrenó en el Festival de Teatro de Mérida y que girará por varias ciudades, con puesta en escena de José Carlos Plaza y Concha Velasco como protagonista. “Un rey puede de un día para otro dejar de serlo y, sin embargo, en su caída ser digno de belleza, libertad y justicia; Hécubaes un gran ejemplo de ello, ya que en el momento de su caída puede pronunciar con toda hondura la palabra justicia; una voz extraordinariamente actual, en la medida en que estamos en un tiempo en el que muchos seres humanos son víctimas de injusticia y no encuentran juez que les de justicia”, señala el dramaturgo Juan Mayorga, responsable de la versión estrenada el pasado jueves en la que se habla del sinsentido de la guerra y, sobre todo, de sus mayores víctimas, las mujeres.

Hécuba, escrita en el año 424 a. C., es una obra muy poco representada. Pertenece, junto con Troyanas, al ciclo troyano en el que Eurípides cuenta los hechos no desde el bando de los triunfadores, como es habitual, sino desde la brutal realidad de de las más desdichadas madres, hijas o esposas.

Todo corre a favor de obra. El Teatro Romano, que si bien está erosionado por el tiempo, en el contexto de la función ese deterioro se atribuye a la destruida Troya tras la cruenta y larga guerra. El director demuestra que para él no tiene misterios el escenario del teatro romano, que utiliza hasta el límite. Mayorga, que además de ser el dramaturgo español más reconocido internacionalmente, con estrenos de sus obras por medio mundo, sabe como nadie bucear en los clásicos, dando luz y comprensión a las a veces difíciles obras grecolatinas que logra acercar como nadie al presente. Y esa actriz, Concha Velasco, con la energía, edad, fuerza y carácter imprescindibles para abordar el personaje de la reina Hécuba (claro precedente de la brechtiana Madre Coraje), esposa del rey Príamo, convertida en una esclava que jamás llora, que nunca pierde la dignidad y que en esta versión, más que clamar venganza, exige, a pesar de su condición de perdedora y madre inconsolable por la muerte de sus hijos, que se haga una justicia que finalmente la convierte a ella en acusadora, juez y verdugo.

No están solos, hay un gran reparto de actores, con capacidad y aptitudes demostradas, para estar al frente de cualquier importante montaje, formado por José Pedro Carrión, Juan Gea, María Isasi, Alberto Iglesias, Pilar Bayona, Luis Rallo, Alberto Berzal, Denise Perdikidis, Marta de la Aldea, Zaira Montes. Y un figurinista, Pedro Moreno, que sin recurrir a uniformes militarotes, ni aggiornamentos, crea personajes que con tan solo verlos, transmiten dolor, calamidades y desgarros internos con ese vestuario de degradado colorismo y personalísimo diseño.

FUENTE: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/03/actualidad/1375549988_287118.html