David Martínez | Alicante www.abc.es 23/04/2008

El Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) se ha convertido en el primer centro expositivo del mundo en acoger la muestra «Escitas, tesoros de Tuvá», que recorre la historia de este pueblo seminómada que floreció en las estepas indoeuropeas entre los siglos VIII y III a.C. La muestra, procedente del Instituto de Historia de la Cultura Material de San Petersburgo, se expone al público por primera vez hasta el próximo 14 de septiembre.

La exposición, inaugurada ayer en presencia del director de la citada institución, Evgeny Nicolaevich, y del embajador de Rusia, Alexander Kuznetsov, consta de 601 piezas, datadas las más antiguas del año 4.000 a.C. Junto a utensilios prehistóricos, elementos utilizados por la mujer y armas en excelente estado de conservación, las salas del MARQ acogen también más de doscientas pequeñas piezas de oro.

El metal precioso, según los responsables de la exposición, era fundamental para los escitas. Cuentas de collar, láminas talladas o piezas artísticas formaban parte de su indumentaria habitual —vestían de rojo y azul—, según el director de exposiciones del museo alicantino, Jorge Soler.

El escita fue un pueblo nómada indoeuropeo, que pobló la vasta región esteparia entre Europa Oriental y Mongolia —la zona que hoy se conoce como Siberia— en el primer milenio antes de nuestra era. Aunque su origen se encuentra en Asia, alrededor del siglo VIII a.C. se desplazaron hacia occidente, donde se asentaron para crear una floreciente cultura, y a pesar de ello poco conocida hasta el momento, en la cuenca del Mar Negro, en Ucrania.

Desde este asentamiento, los escitas entraron en contacto con las colonias griegas. Su cultura se apoya en la denominada «triada escita»: el equipamiento del caballo, el armamento —especialmente el arco— y el arte de inspiración animal.

Túmulos funerarios
El conocimiento actual de la cultura escita, al margen de las referencias escritas que dejó el griego Heródoto en el siglo V a.C., es en buena medida fruto de las excavaciones realizadas entre 1993 y 2007 en los territorios de Tuvá y en la cuenca del Minusinsk, bajo la dirección de los comisarios de esta muestra, Vladimir Semenov y Marina Kilunovskaya.

Heródoto ya dejó constancia de una de las costumbres más espectaculares de los escitas: los suntuosos túmulos funerarios con ricos objetos de oro y caballos sacrificados, según se explica en el catálogo de la muestra. Estas tumbas, construidas bajo montículos artificiales de tierra, podían llegar a guardar hasta dieciséis cadáveres.

Otra de las manifestaciones culturales de los escitas se refiere al arte rupestre. La variedad de motivos plasmados, desde la Edad de los Metales, se centran especialmente en el mundo de los animales.