París | EFE www.lavanguardia.com 13/10/2011
La última muestra del museo francés propone un contrastado viaje por el tiempo y el espacio.
El Museo del Louvre propone este otoño, con dos exposiciones, un contrastado viaje por el tiempo y el espacio: del reino de Alejandro Magno y la antigua Macedonia a la relación entre los emperadores de la Ciudad Prohibida y los reyes de Francia.
Cerca de 500 obras ilustran la muestra Au royaume d’Alexandre le Grand. La Macédoine antique, que abrió este jueves sus puertas y hasta el próximo 16 de enero, reunidas por el departamento de antigüedades etruscas y romanas del Louvre, en colaboración con sus colegas griegos y con el apoyo del ministerio de Cultura heleno.
La mayor parte de las piezas, muchas de ellas descubiertas recientemente, han sido nunca antes presentadas en Francia. Juntas dibujan la historia y el apogeo de la antigua Macedonia, desde el siglo XV antes de nuestra era hasta la Roma imperial, así como su ascenso a la cúspide del poder en manos de soberanos como el célebre Alejandro Magno.
Los comisarios de la muestra subrayan que hasta 1977, cuando se investigaron en Vergina varias sepulturas reales, no se tenía verdaderamente conciencia del enorme valor arqueológico conservado en el norte de Grecia.
Entre las tumbas, todas ellas intactas, descubiertas en ese lugar, identificado como el de la primera capital del reino de Macedonia, se encontraba la de Filipo II, padre de Alejandro Magno. Los descubrimientos de gran magnitud se sucedieron luego a un ritmo vertiginoso.
Otros yacimientos y otras necrópolis macedonias revelaron pronto el fasto de una clase de notables de una elite aristocrática, amante de un arte de corte particularmente refinado.
Ejemplo del exquisito gusto reinante y del virtuosismo de los artesanos de la época son algunas joyas de oro, en particular dos espectaculares coronas de guerrero, una de hojas de castaño y otra de hojas de mirto, así como esculturas, vasijas y cerámicas.
La muestra permite conocer, asimismo, la intensidad de los intercambios comerciales entre Macedonia y otras regiones del mundo griego, a la par que diferentes aspectos de la civilización macedonia como su producción artística, la educación o la vida cotidiana de hombres y mujeres.
Estudia asimismo la religión, el tratamiento dado a la muerte, la manera en que se organizaba el reino, así como la génesis de la leyenda de Alejando Magno, nacido en el 356 antes de Jesucristo y formado desde los 13 años en las ideas de Aristóteles.
Casi al mismo tiempo que esta exposición, el Museo del Louvre traslada a sus visitantes, hasta el 9 de enero, a la mítica China imperial y a su Ciudad Prohibida. Con el título La Cité interdite au Louvre. Empereurs de Chine et rois de France esta segunda muestra recorre 800 años de historia desde la dinastía Yuan hasta los albores de la era moderna.
Un viaje tan especial a través de 130 piezas, retratos, objetos, trajes y pertenencias de algunos de los principales protagonistas de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), fue posible gracias al préstamo «sin precedentes» del Museo de la Ciudad prohibida, subrayaron los comisarios.
En las salas de historia del Louvre se revelan los recurrentes intercambios entre Francia y China, mediante una historia cruzada de las dinastías chinas y francesas, que inserta la trama cronológica del lugar con la serie de los principales soberanos chinos.
Es el momento de descubrir las relaciones epistolares de finales del siglo XIII y principios del XIV entre los dirigentes mongoles y Felipe el Hermoso, o la más antigua representación cartográfica de Pekín conocida en Occidente, conservada en la biblioteca de Carlos V.
Además, los fosos del Louvre medieval y la llamada «sala de la maqueta» acogen la maqueta de la arquitectura fortificada de la Ciudad Prohibida. Por último, los fondos artísticos de las colecciones imperiales se exponen en la galería Richelieu, donde la figura clave es el emperador Qianlong.
ENLACES: Au royaume d’Alexandre le Grand – La Macédoine antique