Sara Polo www.elmundo.es 13/10/2016

Como si de una máquina del tiempo se tratara, cuando uno cruza las majestuosas puertas de este antiguo palacio a 20 km de Roma, todo vuelve al pasado. En sus antiguos palacetes se estudia Filosofía Antigua; Literatura, Música y Poesía Clásicas; Historia Romana… Los muros de esta villa que enamoró al papa Pablo III en el XVI, y que debe su arquitectura actual al barroco Francesco Borromini conservan intacto el espíritu del Renacimiento. Pero ojo, un espíritu en plena efervescencia juvenil.

Cada año, 38 estudiantes de todas partes del mundo reciben una beca que cubre su estancia, durante un curso escolar, en la academia Vivarium Novum. Vivirán en villa Falconieri, se formarán en humanidades… Y sólo hablarán latín. Bueno, a excepción del tiempo de clase de griego antiguo, claro. Una auténtica inmersión lingüística en la cuna del latín. Un viaje al Renacimiento con todos los gastos pagados. Una oportunidad de oro para los apasionados de la Antigüedad.

Guillermo Mora devoró La guerra de las Galias de Julio César con 13 años, y desde entonces no ha dejado de leer a los clásicos. Con Platón y Salustio en la mesilla y casi por sorpresa, este verano fue seleccionado para vivir la experiencia Vivarium Novum. "Siempre me ha encantado la Historia, pero realmente sólo he estudiado latín desde 4º de ESO, como todo el mundo", explica este alumno del colegio Sagrado Corazón de Jesús, en la capital aragonesa.

Fue todo pura casualidad. La convocatoria de las becas llegó a su colegio y la profesora de latín, Mercedes Trilla, lanzó el órdago en clase: "¿Algún interesado?". No fue inmediato, pero la idea se quedó ahí, en su cabeza llena de letras clásicas, de guerras antiguas y de Italia, de mucha Italia. "Apuré el plazo", confiesa, al otro lado del teléfono, "pero pasé la primera criba y, después, la entrevista por Skype". Le preguntaron qué autores había leído, cuánto tiempo llevaba estudiando latín y griego, y qué valores de la cultura clásica aplicaría a la actualidad. Querían un humanista, y allí lo tienen.

Habla con FCINCO cuando lleva apenas una semana de adaptación a su nueva vida, ésa que sólo le habla en latín. Son 28 los recién llegados de su nivel. "Hay gente de Inglaterra, de Francia, de Holanda, de Serbia, de Arabia Saudí, de EEUU, de Colombia, de México…". Eso sí, todo chicos. Vienen de todas partes del mundo, pero Guillermo es el único español: "El primer día pensaba: '¿Pero dónde me he metido?'".

Ahora, poco a poco, la cosa va mejor. Con un poco de trampa, porque se junta mucho con los latinoamericanos, pero los profesores hacen la vista gorda los primeros días. A medida que vayan adquiriendo nivel, la norma será estricta: sólo latín, dentro y fuera del aula.

Y es que Vivarium Novum es, como su nombre indica, un auténtico vivero de nuevos humanistas. Funciona como un internado, casi como un monasterio. "A las 8:15 desayunamos y, después, por grupos, recogemos la mesa, fregamos, barremos el suelo… Hay personal de cocina, pero de la limpieza nos encargamos nosotros", cuenta Guillermo.

Viven en el palacio junto a los profesores, y tienen un régimen estricto de cuatro clases al día, cada una de una hora y media. "Muchas clases y poco tiempo libre, de lunes a sábado". Pueden salir de la villa, pero tienen que volver para la cena. El domingo, aprovechan para ir conociendo Roma. No hay mejor práctica para lo estudiado en el aula.

Esta academia, única en el mundo, nació en 1998 en una pequeña localidad cerca de Nápoles, en los verdes valles de Irpinia. Tenía el objetivo de recuperar, al menos en aquel espacio -al que se refieren internamente como "la verdadera res publica"- aquellas escuelas humanistas del Renacimiento. "Esto del mundo clásico es muy friki", dice Guillermo, que sin embargo subraya que él es de los menos intensos. "También soy de los más jóvenes…".

De los bucólicos paisajes de la campania, Vivarium Novum se trasladó al terrenal centro de Roma, y el año pasado el Estado italiano cedió a su academia la villa renacentista en la que este zaragozano cumplirá 18 la próxima navidad. ¿Y después? "Hablaré latín y griego, un plus para mi currículum, y más cuando quiero dedicarme a la investigación arqueológica", reflexiona. ¿Quién no estaría tentado de estudiar Humanidades en la mismísima Roma?

FUENTE: http://www.elmundo.es/f5/2016/10/13/57ff6d12e2704ea7608b4607.html