A.S.R. | Segovia www.eladelantado.com 19/04/2008

El Torreón de Lozoya presenta “Reflejos de Apolo. Deporte en el Mediterráneo Antiguo”, coincidiendo con el año olímpico.

Las salas del Palacio del Torreón de Lozoya, principal espacio expositivo de Caja Segovia, albergan hasta el 22 de junio una exposición que lleva por título “Reflejos de Apolo. Deporte y Arqueología en el Mediterráneo Antiguo”, organizada por el Ministerio de Cultura y patrocinada por la entidad de ahorro, que llega a Segovia con motivo de la celebración en este año de los Juegos Olímpicos.

La muestra se inauguró ayer, con la presencia de las dos comisaria de la muestra, Paloma Cabrera Bonet y Ángeles Castellano Hernández; la directora del Museo Arqueológico Nacional, Rubí Sanz, en representación del Ministerio de Cultura; y Atilano Soto, director del consejo de Administración de Caja Segovia.

Según explicó, en nombre de ambas comisarias, Paloma Cabrera, la muestra presenta una amplia y destacada selección de objetos, más de 140 vasos cerámicos, esculturas, monedas, bronces, terracotas y mosaicos, procedentes en su mayoría del Museo Arqueológico Nacional, aunque con aportaciones de otros museos, como el Museo de Arqueología de Cataluña o el Museo de Jaén entre otros, además de aportaciones de colecciones segovianas; una colección que permite al visitante adentrarse en el deporte, tal y como fue entendido en las civilizaciones griega y romana, en las que ocupaba un papel fundamental en el desarrollo del individuo.

La exposición, cuyo objetivo es mostrar la génesis del deporte en las civilizaciones de la cuenca mediterránea, se vertebra en cuatro grandes capítulos, dedicados al espíritu agonal griego, el mundo del gimnasio y de la palestra, las grandes competiciones griegas y los ludi circenses, los juegos deportivos en el mundo romano.

El espíritu agonal se refiere al concepto que define a la sociedad griega por encima de otros, el agón, la competición. Para los griegos, el ideal, que se extiende a todos los órdenes de la vida, es ser el mejor y distinguirse de los demás. La recompensa es la aristeia, la excelencia física e intelectual, y, sobre todo, la gloria, el reconocimiento público, la fama imperecedera que concede la inmortalidad.

En cuanto al gimnasio, signo de identidad de la cultura griega, es el lugar donde los jóvenes adquieren el entrenamiento físico necesario para desarrollar sus cuerpos y el aprendizaje intelectual que modelará su espíritu y su mente. Allí se forman los futuros ciudadanos, los que combatirán en defensa de su patria, los que gobernarán la ciudad y regirán la vida política.

Las competiciones deportivas se cuentan entre los acontecimientos religiosos más importantes de la antigua Grecia. Celebradas en el contexto de los rituales funerarios en honor de los héroes antepasados o en las fiestas en honor de un dios, marcan rítmicamente el calendario religioso de las ciudades griegas. La sede de los Juegos era el propio santuario de las divinidades a quienes estaban dedicados y todo en él recordaba de forma permanente la presencia divina.

Los principales festivales deportivos fueron los Juegos Olímpicos, los más antiguos, celebrados en Olimpia desde el año 776 a .C. en honor de Zeus; los Píticos, en Delfos en honor de Apolo; los Ístmicos, en Corinto en honor de Poseidón; los Nemeos, en Nemea en honor de Zeus; a ellos se suman, entre otros, los Panatenaicos, celebrados en Atenas en honor de su diosa patrona, Atenea.

Finalmente, la exposición aborda los ludi circenses, el traslado de la práctica deportiva griega al mundo romano. Los juegos romanos tuvieron también un carácter religioso, aunque éste se fue perdiendo paulatinamente. Los más antiguos e importantes eran los Ludi Magni, celebrados durante la República en honor de Júpiter Óptimo Máximo. Con Augusto se regularizaron las competiciones deportivas, las carreras de carros o ludi circenses, y los concursos de atletismo, los certamina athletarum.

En Roma los participantes en los espectáculos fueron siempre profesionales a sueldo, cuya popularidad era inmensa e iba acompañada, en el caso de las grandes figuras, de importantes emolumentos económicos.

Una exposición enriquecida
La directora del Museo Arqueológico Nacional, Rubí Sanz, que ayer asistió en el Torreón de Lozoya a la inauguración de la muestra “Reflejos de Apolo. Deporte y Arqueología en el Mediterráneo Antiguo”, en sustitución de la subdirectora general de Promoción de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Elena Hernando, que finalmente no pudo acudir, destacó que esta exposición ha sido “enriquecida” con varias piezas de colecciones segovianas, mejorando la que ha podido verse en otros puntos de España desde que se montó en 2004, con motivo de los Juegos del Mediterráneo, en Almería.

Por su parte el presidente de Caja Segovia, Atilano Soto, además de agradecer su labor a las dos comisarias y su generosidad a las entidades que han prestado piezas, comenzando por el Museo Arqueológico Nacional, se refirió a la oportunidad de la exhibición en Segovia de esta muestra, al ser 2008 año olímpico, con la posibilidad de ver “la relación entre nuestros Juegos modernos y los que se desarrollaban en Grecia y Roma”.

Soto destacó que las exposiciones de este tipo “son un eficaz vehículo para la difusión de las últimas investigaciones en ámbitos como la arqueología, además de una gran oportunidad para la contemplación de tesoros artísticos como los que albergan las salas del Torreón de Lozoya, y todo ello contribuye a enriquecernos culturalmente”.