Juan Soriano | Mérida www.hoy.es 09/03/2008
El llamado foro provincial se edificó 50 años después de la fundación, para lo que se expropiaron cuatro manzanas y se cegó una de las calles principales. El conjunto estaba marmorizado por completo y se dedicaba a ensalzar la figura del emperador.
El subsuelo de Mérida aún guarda muchas sorpresas. Uno de los últimos proyectos de investigación que se ha llevado a cabo en la ciudad ha permitido determinar que el llamado foro provincial, que se consideraba un lugar de administración y servicio de la capital lusitana, era en realidad un gran complejo dedicado a ensalzar las virtudes del emperador. Su origen no se remonta a la fundación de la colonia romana, sino que fue puesto en pie mucho tiempo después, para lo que no se dudó en trastocar el urbanismo emeritense.
Estas son las principales conclusiones del trabajo que ha desarrollado en torno al conjunto provincial un equipo multidisciplinar formado por investigadores de distintas instituciones y coordinado por Pedro Mateos, director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida y del Instituto de Arqueología.
El proyecto nació en el año 1999 con cargo al Plan Regional de Investigación de la Junta de Extremadura. Hasta el año 2006, ya bajo la tutela del Instituto de Arqueología, se ha podido conocer en conjunto a través de distintas excavaciones un espacio hasta ahora poco definido de la historia de Mérida.
Los precedentes
Como explica Pedro Mateos, tradicionalmente se ha considerado que Emerita Augusta se fundó como una colonia más bajo los cánones de la ‘urbs quadrata’, con dos calles principales (decumanus y cardo) en torno a las cuales se extendía la trama urbana. Cuatro puertas delimitaban este recinto: el Puente Romano y la Puerta de la Villa para el decumanus (hoy calle Santa Eulalia) y el Arco de Trajano y un punto en la calle Suárez Somonte para el cardo (en la actualidad calles Trajano y Los Maestros). Con el tiempo, la ciudad pasó a ser capital, creció y fue rebasando estos límites.
Sin embargo, el congreso que se celebró en la ciudad a mediados de los 70 con motivo del bimilenario de su fundación introduce una nueva visión. Por primera vez, se propone que el Arco de Trajano no era una puerta de entrada a Emerita Augusta, sino el acceso a un foro provincial en una villa que ya nació como capital. Mientras que el foro local estaría dedicado a los aspectos económicos, sociales, políticos y religiosos de la colonia, este espacio cumpliría los mismos fines, pero para la administración de la provincia.
En 1983, unas excavaciones dirigidas por José María Álvarez permiten hallar en la calle Holguín los restos de un templo, lo que avala la tesis sobre el foro provincial. Sin embargo, la dificultad para hallar un espacio similar en las otras dos capitales de provincia hispanas (Tarragona y Córdoba) y la inexistencia de una investigación en profundidad dejaban en el aire estas conclusiones.
La investigación
Con este panorama, en 1999 comienza el proyecto de investigación en la zona. En primer lugar, se recabó información sobre los restos hallados en este espacio y sobre las excavaciones realizadas en el entorno. En esta línea, se pudo apreciar que unos vestigios de la calle Alvarado no pertenecían a un muro de cierre, como se creía, sino que se trataba de un pórtico a un lugar público. Además, se apreció que cortaba otros muros, por lo que se considera que no es de época fundacional.
El primer reto se afrontó con la excavación de un solar adquirido en la calle Holguín. Allí se encontró la continuidad del pórtico, lo que permitió dibujar la planta del foro, que fue corroborada por unos sondeos en la plaza del Parador y junto a la Politécnica. Una línea recta entre el Arco de Trajano, entrada al recinto, y el templo de la calle Holguín dividía la gran plaza pública en dos partes iguales. Todo el complejo estaba rematado en mármol.
Esta línea recta se corresponde con el antiguo cardo, que incluso fue cegado para construir el foro. Las excavaciones muestran que se derribaron cuatro manzanas de la colonia para edificar 50 años después de la fundación de Mérida este gran foro.
La plaza estaba coronada por un templo, elevado sobre una plataforma para hacerlo más notorio, y que guarda una peculiaridad: es idéntico al de la Concordia de Roma, que fue restaurado por Tiberio, sucesor de Augusto. Por eso se cree que se copió en la capital lusitana el modelo empleado en la capital del Imperio para ensalzar desde la provincia la figura del emperador.
Paso a paso
Con estas conclusiones, el proyecto pasó a estudiar los elementos conocidos del foro. En primer lugar, se supo que el Arco de Trajano era en realidad de época de Tiberio. En su origen cubierto de mármol y a sus pies comenzaba una escalinata monumental que daba acceso al templo.
En cuanto al edificio principal, se pudo calcular su enorme altura a partir del diámetro de las columnas. También se investigó la cerámica, que permitió fechar el monumento, y la epigrafía, con varios elementos en honor del emperador, como una estatua de plata de más de 16 kilos.
Al mismo tiempo que se terminaban estos trabajos, investigaciones paralelas en Córdoba y Tarragona permitían identificar unos restos que también se asignan a un espacio público de culto imperial.
La conclusión
Como señala Pedro Mateos, este trabajo permite entender cómo en época de Tiberio se inicia un cambio en el urbanismo de las ciudades romanas. La colonia no es sólo un lugar donde vivir, sino un espacio de representación del poder imperial, que ha llegado a nuestros días en varios vestigios sueltos ahora vinculados entre sí.