E.P. | Murcia www.laopiniondemurcia.es 03/05/2011
Yuri Grigorovich, coreógrafo y director del Bolshoi de Moscú durante 30 años, llega hoy al Víctor Villegas al frente de su propio ballet.
Yuri Grigorovich (San Petersburgo, 1927) es para muchos el coreógrafo clásico actual más importante, y hoy mostrará en Murcia su talento al frente de su propia compañía en el ballet Espartaco. Pasó más de cuatro décadas en el Kirov de San Petersburgo y en el Bolshoi de Moscú, y son más de 90 coreografías las que ha firmado para el primer teatro de Rusia, donde actualmente sigue trabajando como maestro de baile y coreógrafo.
Hoy será Espartaco la que se podrá ver en el escenario del Auditorio Víctor Villegas de Murcia; uno de sus trabajos más representativos. «Con toda la fuerza de la música de Khachaturian, tan plástica como expresiva, Grigorovich ha sabido construir un gran ballet en el que la danza es, como él mismo dice, la emoción del pensamiento y el pensamiento del sentimiento», según indicaron fuentes de la organización.
La historia del esclavo tracio que dirigió la rebelión de los gladiadores en la antigua Roma ha sido llevada al cine, a la literatura, a la música y también a la danza, «siendo la coreografía de Grigorovich la más espectacular de todas las existentes», según las mismas fuentes. En este montaje, Frigia y Espartaco no sólo lucharán contra la injusticia, la vanidad y el vicio, sino que, sobre todas las cosas, tratarán de preservar el amor que les une.
El ballet cuenta con más de un centenar de bailarines, todos ellos graduados en las principales escuelas de ballet de Rusia y en el colegio profesional que tiene la propia compañía. Los solistas y profesores del Ballet Bolshoi trabajan estrechamente con la compañía de Grigorovich. Ludmila Semenyaka, Nadezhda Pavlova, Anatoly Musarov y Nikonov participaron en las representaciones junto a sus nuevos colegas, y Marina Kindratieva, Rimma Karelskaya, Simachev y Lavrovsky ensayaron con los artistas.
Actualmente, el Grigorovich Ballet tiene 90 títulos en su repertorio, donde se reafirma la intención de preservar la tradición clásica con obras emblemáticas como El Cascanueces, Giselle, El lago de los cisnes, La bella durmiente y Espartaco, cuyo estreno tuvo lugar en el escenario del Teatro Kirov de San Petersurgo en diciembre en 1956, con coreografía de Yakobson. En marzo de 1958 se presentó en el Bolshoi y Yuri Grigorovich fue el encargado de coreografiar el ballet para su segundo estreno en el teatro moscovita, en abril de 1968.