Málaga www.terra.es 15/09/2005

Las obras de ampliación del aeropuerto de Málaga han encontrado inquilinos inesperados en el proyecto del nuevo aparcamiento. Vestigios de lo que pudo ser un poblado romano, aunque sólo ‘apuntes’ matizan los expertos que han trabajado en lo que se ha mostrado como una necrópolis del siglo IV d. C. y una explotación agrícola. Un equipo de quince arqueólogos de Aena han estado trabajando para recuperar las piezas ‘in situ’ a ritmo frenético desde que se descubrieran en febrero.

Málaga www.terra.es 15/09/2005

Las obras de ampliación del aeropuerto de Málaga han encontrado inquilinos inesperados en el proyecto del nuevo aparcamiento. Vestigios de lo que pudo ser un poblado romano, aunque sólo ‘apuntes’ matizan los expertos que han trabajado en lo que se ha mostrado como una necrópolis del siglo IV d. C. y una explotación agrícola. Un equipo de quince arqueólogos de Aena han estado trabajando para recuperar las piezas ‘in situ’ a ritmo frenético desde que se descubrieran en febrero.

Las piezas más grandes, como un pozo, la acequia y el horno pasarán pieza a pieza al museo que Aena tiene en el aeropuerto, concretamente a sus jardines. ‘Las más pequeñas, una vez que concluyan los trabajos de extracción y datación a finales de mes pasarán a manos de la Consejería de Cultura de la Junta’, explica la arqueóloga de Aena Mari Cruz Esteban, que ha capitaneado la misión de recuperar monedas y anillos. ‘Sin valor, se ve que eran pobres y además hubo bastantes expolios’, matiza.

Buen ritmo

Todo iba a buen ritmo en las obras del aeropuerto de Málaga hasta que a principios de este año encontraron cuarenta buenas razones para detener picos y palas. Excavando uno de los jardines ya existentes junto al parking, empleados de Necso Entrecanales Cubiertas -adjudicataria de esta obra- se encontraron con un hueso y una tumba. Fuentes del aeropuerto de Málaga explicaron que a pesar de que el yacimiento ocupa 3.000 metros, la superficie se ha acotado, ‘se ha trabajado a buen ritmo’, y las obras estarán acabadas para la fecha prevista, en 2007.

A escasos cien metros de ese aparcamiento había permanecido oculta una necrópolis romana de entre los siglos IV y V después de Cristo (Bajo Imperio). Enterrada bajo ella, en otra fase, una estructura agrícola del siglo II al IV antes de Cristo -en el Bajo Imperio. conformada por una acequia que llegaría hasta el Guadalhorce, un pozo de unos cinco metros de profundidad y un horno de cerámica. ‘Hoy, junto a cada excavadora hay un arqueólogo -dice Esteban- la necrópolis es el indicio de un poblado cercano’.