Miguel F. Torres www.prensalibre.com 13/02/2012
La época clásica de la Cultura Griega abarcó el siglo V a. C. —llamado el Siglo de Pericles— y la primera mitad del siglo IV a. C. Esta edad dorada de la Humanidad, especialmente en la ciudad de Atenas, vio nacer a muchos grandes filósofos, artistas y sabios de toda índole, que cimentaron nada menos que nuestra actual Cultura Occidental. Tal riqueza de conocimientos sigue influyendo en las mejores iniciativas actuales.
En esa época, destacaron una fundamental tríada de filósofos griegos: Sócrates, maestro de Platón, a su vez maestro de Aristóteles. Gracias a los primeros dos sabemos acerca de una singular mujer, poco conocida y de enorme inteligencia: Diotima de Mantinea.
Platón en su obra El Banquete consignó que Sócrates conoció en persona a esta sacerdotisa del dios Apolo en el 440 a. C. Fue después de oficiar una efectiva ceremonia de purificación, invitada por Pericles, pues Atenas había sufrido por 10 años una epidemia de peste bubónica, ocasionada por una bacteria transmitida por la picadura de las pulgas de las ratas.
Ese encuentro fue decisivo en el joven Sócrates, pues Diotima lo inició en los misterios del semidiós Eros o Cupido (el amor), pertenecientes a la ancestral tradición órfica. Esta sabia provenía de la ciudad de Mantinea, situada en la bucólica Arcadia, en el centro del Peloponeso, Grecia continental. Además de sacerdotisa, fue filósofa, vidente, y terapeuta.
En el hermoso diálogo El Simposio o Banquete, Platón da a conocer su idea del amor perfecto, o platónico. Se desarrolla en casa del poeta trágico Agatón para celebrar su victoria en las fiestas Leneas del 416 a. C.
Tras la comida, Erixímaco propone que cada uno de los invitados improvise un elogio a Eros, pues, según comentarios de Fedro, siendo este dios uno de los más importantes, rara vez es enaltecido como merecía. La intervención más relevante es la de Sócrates, quien recuerda las enseñanzas de Diotima de Mantinea y expone su inmortal doctrina sobre el amor.
Algunos académicos piensan que Platón basó al personaje de Diotima en Aspasia de Mileto, compañera de Pericles, quien lo impresionaba muchísimo por su inteligencia, decisión y belleza física. También se ha especulado que Diotima, en realidad, encarna el pensamiento de Sócrates y del propio Platón sobre el amor.
Este asunto está por resolverse; sin embargo, algunos especialistas afirman concluyentemente que Diotima de Mantinea realmente fue un personaje histórico, pues casi todos los personajes que aparecen en los diálogos de Platón, realmente vivieron en Atenas: prueba de ello es un bajorrelieve que data del siglo IV a. C. en el cual se la representa.
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