J. Herranz | Ibiza www.ultimahora.es 18/11/2006
El centro cultural de Can Ventosa acogió ayer una conferencia de Alberto Bernabé, catedrático de Filología griega de la Universidad Complutense de Madrid sobre «Diógenes ‘el cínico’: un provocador»; dentro del II Curs de Pensament i Cultura Clàssica que organiza la Obra Social de «la Caixa». Francesc Casadesús, profesor de Filosofía griega de la UIB, presidente de la sección balear de la Sociedad Españolas de Estudios Clásicos y coordinador del curso, ofrecerá el próximo miércoles la última conferencia del ciclo; sobre «Epicur: filosofia i felicitat».
J. Herranz | Ibiza www.ultimahora.es 18/11/2006
El centro cultural de Can Ventosa acogió ayer una conferencia de Alberto Bernabé, catedrático de Filología griega de la Universidad Complutense de Madrid sobre «Diógenes ‘el cínico’: un provocador»; dentro del II Curs de Pensament i Cultura Clàssica que organiza la Obra Social de «la Caixa». Francesc Casadesús, profesor de Filosofía griega de la UIB, presidente de la sección balear de la Sociedad Españolas de Estudios Clásicos y coordinador del curso, ofrecerá el próximo miércoles la última conferencia del ciclo; sobre «Epicur: filosofia i felicitat».
En su intervención, el doctor Bernabé situó a Diógenes el cínico en la órbita de Sócrates, «que no era un cínico. Es también el resultado de la irrupción de la sofística, con el descubrimiento de que determinadas creencias que se tenían por seguras, eran convencionales. Cuando los griegos amplían su horizonte y descubren otras culturas, se dan cuenta de que sus viejas ideas indiscutibles no lo son tanto», precisó.
Un tiempo en el que entra en crisis la idea antigua de ciudad, en la que cada ciudadano es solidario con sus vecinos y participa en las decisiones de la polis. «Entonces se siente más bien perdido en un ambiente en el que no es capaz de discernir cuáles son las directrices, sino que se ve inmerso en un mundo que le parece excesivamente grande», apuntó Bernabé. «Diógenes el cínico defendía la salvación del individuo ante una sociedad hostil a base de una actitud contracultural en la que las convenciones dejan de tener importancia y se busca una felicidad más auténtica, un mundo más sencillo, que no esté obsesionado por el prestigio social y el dinero».
Una actitud revulsiva que responde a episodios frecuentes en la historia, que son contestados «por este tipo de movimiento; llámense las ordenes mendicantes, los franciscanos, los hippies del siglo XX…», subrayó Alberto Bernabé.