Homero, Virgilio y Dante son tres autores que representan tres épocas, tres mentalidades, tres culturas; pero cada cual es deudora, innovadora y continuadora de la anterior
José María Sánchez Galera www.eldebate.com 29/10/2022
El catedrático de la Universidad de Murcia Mariano Valverde Sánchez —autor de la recién estrenada edición crítica de la Odisea (tomo I) de Alma Mater (CSIC)— ha comentado sobre la transmisión y crítica textual algo que permite entender mejor Desempolvando a los clásicos, libro que el profesor Vidal Guzmán publica en Rialp.
Según Valverde, el objetivo de la crítica textual no es la vanagloria del erudito, ni la búsqueda de una innovación gratuita. Por el contrario, esta disciplina es una gran maestra de «humildad». Como también afirma el profesor Vicente Cristóbal (Universidad Complutense), el sentido de un análisis académico y de una crítica textual no es otro que ponerse al servicio del lector, mostrarle la génesis, formación y complejidades de textos clásicos. El especialista está obligado a explicar a los clásicos, hacerlos cercanos. Lo cual va unido, como en este volumen de Vidal Guzmán, al tono divulgativo —no confundir divulgar con banalizar. Tarea divulgativa que Rialp lleva años acometiendo, por ejemplo, con la publicación de las obras de estudios literarios de Mariano Fazio.
Y es que Desempolvando a los clásicos constituye un esfuerzo más por aproximarnos a los grandes genios de las letras. Por aproximarlos a ellos a nosotros, y por aproximarnos a nosotros a ellos. Vidal Guzmán se centra en cuatro obras cimeras: Iliada, Odisea, Eneida y Divina Comedia. Las relaciones, dependencias e imbricaciones mutuas son de enorme peso, y también su influjo en nuestra cultura. No es posible la Eneida sin la épica homérica y sin contemplar hasta qué punto el zurcidor de la Iliada y la Odisea era el gran maestro de las generaciones antiguas, griegas o romanas.
Tampoco puede comprenderse la evolución de la civilización cristiana, sin conocer la obra de Virgilio y la familiaridad que logró entre los hombres cultos del Medievo. Interesante, por cierto, que el autor aclare una confusión entre cierto público católico: la Égloga IV del poeta procedente de Mantua no es una profecía que columbra el nacimiento de Cristo. La investigación filológica permite desentrañar su contexto originario. Así, Vidal comenta al lector de nuestros días materias de toda índole: desde el lenguaje formular de Homero y la mecánica del ritmo hexamétrico, hasta las concepciones antropológicas y teológicas en Dante.
El profesor Vidal —doctor en Filosofía, y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile)— ofrece unas páginas que son de igual utilidad tanto para aquel que aún no se ha adentrado en la lectura de estos clásicos, como para el que sí ha comenzado a disfrutarlos y que agradece un coloquio acerca de diversas cuestiones. Sin duda, uno de los temas que desgrana Vidal con sencillez es la manera como cada una de estas obras representa la mentalidad y anhelos de su respectiva época.
De forma muy acertada, Vidal traslada la visión que cada autor (Homero, Virgilio, Dante) tiene de la vida de ultratumba… y de la vida en este mundo. Este libro nos habla de Beatriz y de Penélope, de Ulises y de Dido, de la política y la religión, de Aquiles y de Santa Lucía, de Cleopatra y de los dioses del Olimpo, del Hades y del Limbo. Todos ellos entretejen la historia y la forma como explicamos nuestra existencia. Diálogo entre generaciones; tradición que no niega la evolución; herencia que favorece la identidad.
En un volumen fácil de digerir, con una redacción ágil, Vidal Guzmán presenta lo que sería el equivalente a la introducción a estas cuatro obras: Iliada, Odisea, Eneida y Divina Comedia. Cinco capítulos los dedica a Homero y a sus dos poemas, y por medio de una exposición ordenada, con pausas y epígrafes distinguibles. De igual modo, tres capítulos se centran en Virgilio y cuatro en Dante. Pero, como decimos, Desempolvando a los clásicos no sólo sirve de complemento para sendas lecturas. También permite atisbar en conjunto el alma de la cultura occidental. A fin de cuentas, el título resulta elocuente.
Y algo más: Vidal Guzmán devuelve a Homero a su lugar de origen. Porque Homero no es un intelectual restringido a cenáculos elitistas, sino que era un aedo que amenizaba las noches cuando nadie podía imaginar que un día existiría la radio o la televisión. Homero era un bardo popular que ha impregnado, siglo a siglo, el corazón de toda persona con un mínimo de inquietud por el asombro y la belleza. Vidal, otro servidor más de su transmisión.
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