Arles (Francia) | AFP www.elpais.com 14/05/2008
La pieza, datada hacia el 46 a. C., ha sido hallada en el lecho del Ródano en Arles.
Un busto de mármol del general romano Julio César hallado en el lecho del Ródano en Arles (Francia) ha sido datado como el retrato más antiguo del conquistador de las Galias. Fechado hacia el 46 a. C., se trata del imagen esculpida más antigua del dictador y, por tanto, quizá la más fiel, según señala el arqueólogo Luc Long, que ha dirigido los trabajos arqueológicos en la zona. Con el cabello escaso, el ceño fruncindo y la cara redonda, la escultura se asemeja bastante a la descripción que dio del cónsul el historiador romano Suetonio* (69/75 d.C-130 d.C.).
«Es el único busto conocido de César realizado en vida, salvo la máscara mortuoria de Turín, tomada justo antes o justo después de sus muerte; y es el más antiguo», ha añadido Long, de 55 años, conservador jefe del patrimonio del Departamento de investigaciones arqueológicas subacuáticas y submarinas de Marsella (DRASSM, en francés), que depende del Ministerio de Cultura francés.
«Incluso en Roma, nunca se ha encontrado un retrato de César realizado en vida», añade Long. «Hasta el presente se conocen de 20 a 25 retratos de César, si se exceptúan los del Renacimiento, y todos son póstumos», ha añadido Long, que ha trabajado en el Ródano durante 20 años.
El hallazgo se dio a conocer ayer martes aunque la pieza fue localizada en otoño del año pasado, en la orilla derecha del río. «El busto data de la época republicana de Roma y prueba que en esta zona de Arles hubo referencias a César en vida del militar, que creó la localidad de Arles», añadió.
Junto al busto se han hallado un centenar de objetos. Un capitel corintio de mármol, columnas, y las estatuas de un Neptuno esculpido en el siglo III d.C. y de un prisionero en bronce. Tras el estudio pertinente, todas las piezas se expondrán en una muestra en septiembre de 2009 en el museo de Arles.
(*) Julio César era de «cara redonda y ojos negros y vivos» y «se atraía sobre la frente el escaso cabello» para disimular una calvicie que la incomodaba hasta el punto de que, dice malicioso el cronista, «de cuantos honores le fueron concedidos por el pueblo y el Senado, ninguno le fue tan grato como el de llevar constantemente una corona de laurel».
MÁS INFO: http://www.rfi.fr/actues/articles/101/article_7885.asp
http://afp.google.com/article/ALeqM5hXj56mHS_4kMpiphNQaOFLUkDoKA