Emilio Canales Muñoz athenazegriego.blogspot.com 12/10/2012
Me van a perdonar los eventuales lectores de este modesto blog, si por una vez me aparto de la línea marcada desde sus inicios y descargo en unas pocas líneas toda la rabia intelectual que he ido acumulando durante estos días (acaso años), a la vista del futuro daño -a todas luces irreparable- que la aplicación de la ley Wert va a provocar en las materias de Latín y Griego y la Cultura Clásica.
Ahora más que nunca es el momento de recordar el principio de este enorme embrollo, sin perdonar ni exceptuar a nadie, al margen de su adscripción política, especialmente cuando quien suscribe estas palabras no debe nada a nadie y puede ofrecer una perspectiva de los acontecimientos mucho más distante y fría que quienes, mediatizados por sus propias filiaciones, filias y fobias callan, o, por el contrario, chillan y enarbolan la pancarta cuando el «daño» viene de los «otros». Por ello, como bien decía antes, empleemos por una vez el arma de la memoria, pues veinte años en la brecha y en la lucha han dado para ver todo tipo de despropósitos de politicuchos de tres al cuarto, elevados y reconvertidos de la noche a la mañana en expertos en educación.
Desenrollemos, pues, este maldito hijo de Ariadna que, me temo, no ha acabado de soltar su funesta carga mortífera:
Ahora que tanto hablamos de memoria histórica, ¿no tenemos acaso justicia histórica para recordar que fue usted, señor Maravall el creador de esta «piedra filosofal» llamada LOGSE en los años 80, que pretendía dar la puntilla al sistema educativo franquista, y, para ello, en un proceso perfectamente orquestado, creía de vital importancia una renovación «progresista» que nos borrara de la faz de la tierra porque debíamos olerle a negras sotanas y duros zapatos de cuero en lúgubres pasillos de colegio religioso? ¿Se preocupó usted de conocer a fondo nuestra realidad, o hablaba de oídas -quizá le pudo su propia experiencia- teniendo en cuenta que usted siempre ha tenido un pie puesto entre el mundo anglosajón y otro en el patrio? ¿Prestó un mínimo interés por saber de primera mano que la mayoría de los que comenzábamos a ocupar las plazas de Clásicas estábamos «libres de toda sospecha» y éramos filólogos amantes de nuestra profesión, deseosos como estábamos de compartir la belleza del mundo clásico y de su literatura con nuestros pupilos? Su política de limpieza étnica nos puso al borde de la extinción, y creímos haber llegado a un punto de no retorno, pero ahora se demuestra que lo peor estaba por llegar. No, señor Maravall, no, no éramos retrógados ni preconstitucionales: teníamos la visión del futuro que su miopía le impidió alcanzar siquiera a atisbar y, en cambio, ahora existe una casi total unanimidad en los disparates educativos que hemos vivido años atrás.
Gracias al revolucionario sistema educativo elucubrado por usted, he estado presente en sesiones de evaluación LOGSE donde se promocionaba a un alumno por «saber ponerse el casco de la moto» (sic) al habérsenos prohibido hablar de materias suspensas (circular de la inspección educativa incluida), sino de objetivos de etapa superados. Un objetivo de etapa no podía ser, exempli gratia, dominar los contenidos de las asignaturas, a través de las cuales, al parecer, no se alcanza el grado de buen ciudadano.
Por otra parte, muchos docentes acabaron asumiendo su papel de materias de primer orden frente a las satélites que orbitaban sin rumbo en torno a los grandes gigantes. «¿Qué quieres, si eres de Latín», dijo viva voce una vez un supuesto compañero de Matemáticas en un claustro, con toda su carga de soberbia y sentimiento de superioridad intelectual, momentos antes de que un servidor abandonara el mismo, centrado en una disputa en torno a la oferta de Cultura Clásica. Una parte significativa de nuestros propios compañeros interiorizaron que para ofrecer una educación de calidad en este país bastaba con las Matemáticas, la Lengua y un poquito de Idioma Moderno (12+12+6 horas para cada una, y ya tenemos el futuro de nuestros jóvenes en las manos, ¿fácil, no? Tantos años debatiendo sobre educación, cuando, con tres ángulos en un triángulo todo está solventado).
José María Maravall, artífice de la LOGSE
Tampoco puedo dejar de tener un espacio para usted, señor Rubalcaba, ministro de Educación en los años 1992-3 y que tanto apoyó al ya extinto disparate. La diosa Fortuna estuvo de nuestro lado cuando le tembló la mano en el último momento y no quiso pasar a la historia como el «exterminador del latín». ¿Y quién recuerda, señor Rajoy, que usted ocupó la cartera de Educación durante el periodo 1999-2000? Nada hizo para remediar lo que ya era una inmensa bola de nieve de proporciones ciclópeas.
Y, para concluir, llegamos ahora a usted, al ministro de Educación más ínclito y prolífico de todos los tiempos, que empieza a hacer buenos a sus predecesores puesto que, señor Wert, cuando creíamos que los pelotones de fusilamiento condonarían la vida a lo pocos que han quedado de nosotros, nos viene usted con su reforma-de-reforma-de reforma, para que la supongo que habrá consultado a la pitonisa Lola y a un equipo de «expertos» que, una vez más, sesgados por una imagen deformada de nuestra realidad cotidiana en el aula (les pesa demasiado el pasado y, de nuevo su cortedad de miras), volverán a decidir, sin capacidad de defensa alguna, que el «latín no sirve para nada», y que será mejor ocupar nuestras horas con otras magníficas propuestas horarias donde ya ni el alumno de Humanidades tenga la garantía de recibir clases de Griego dentro de su especialidad (basta con no tener asesores o voz y voto en cualquier Comisión de Educación para que el resultado sea obvio. Otra fórmula magistral para afirmar que se ha contado con expertos que han vertido su cualificada opinión).
No ha caracterizado a ministro alguno la capacidad de negociar, así que nada espero de usted, pero, mirándose en el espejo de la LOGSE, que ya pretendió dar de forma incipiente el paso de la destrucción de las lenguas clásicas, y de los países del entorno, como Portugal que ya lo han aniquilado, debería entender que, si su referente se encuentra en Alemania, este país conserva como oro en paño la oferta de latín, que se ha convertido en la tercera lengua por elección libre del alumnado, que el ámbito anglosajón siempre ha defendido el estudio de esta lengua desde estadios iniciales de la infancia, situación similar a la de países desarrollados como Finlandia, y que va a sesgar usted la posibilidad de acceso de generaciones y generaciones a la literatura latina (y a su mundo) en lengua original, gracias a lo cual, ya no existirán lectores de Virgilio, Catulo u Horacio, ni de los humanistas españoles, nadie entenderá una palabra de Erasmo o Vives, perdiéndose para siempre la posibilidad de que nuestras bibliotecas puedan reactivarse con futuros lectores que puedan rescatar de los fondos para su lectura obras que llegan hasta el siglo XIX. En ello radica desde hace tiempo nuestro objetivo, en una generación de clasicistas que se ha puesto a la cabeza de las nuevas tecnologías y ha llenado el universo bloguero con miles de contenidos que surgían de la pasión por el mundo antiguo, o emplean el latín de nuevo como medio de comunicación universal en chats y correos electrónicos.
Por otra parte, la renovación pedagógica que la mayoría de nosotros ha fomentado en sus clases, con el retorno al estilo humanista de impartición de las lenguas clásicas, dista mucho del tópico que usted maneja. Le invito, señor Wert a una clase de latín de Secundaria, mis puertas están abiertas, que nadie le hable más de su pasado ni de su experiencia con la materia, ni de otras milongas. A partir de mañana, le reservo un espacio para usted: le aseguro que no verá alumnos masacrados por el cántico atroz de las declinaciones temiendo una descarga de palos en caso de error, ni aversión hacia el Latín.Por el contrario tengo especial mimo y cuidado para que algún día puedan abrir una Eneida en latín y experimenten la misma impresión que puede ofrecer un Hamlet o un buen poeta francés leídos con soltura en lengua vernácula.
¿De verdad piensa que es una buena inversión de futuro inscribir con letras doradas nuestro epitafio? Usted no ha comparado con rigor los sistemas educativos de los grandes países y de los que tienen unos políticos que no se merecen (así nos va).
Demuéstreme que, como su predecesor Maravall, no juega con los tópicos. A partir de mañana, le repito, mis puertas están abiertas. Mi alumnado le espera, siéntase y siéntese cómodo. Aude venire…
FUENTE: http://athenazegriego.blogspot.com.es/2012/10/de-maravall-wert-mi-particular-carta.html?spref=fb