Israel | EFE 16/02/2007
Un agricultor israelí ha logrado cultivar una palmera a partir de una semilla de 2.000 años de antigüedad, cuyos dátiles alababan los historiadores de la época por su sabor, informó ayer el diario «Haaretz».
Israel | EFE 16/02/2007
Un agricultor israelí ha logrado cultivar una palmera a partir de una semilla de 2.000 años de antigüedad, cuyos dátiles alababan los historiadores de la época por su sabor, informó ayer el diario «Haaretz».
La semilla fue hallada en unas excavaciones realizadas en 1970 en una vasija en la que habían sido depositados unos huesos de dátiles en tiempos de la Roma antigua, lo que la convierte en la semilla más antigua jamás cultivada, según el rotativo.
La pasada semana, «Matusalén» -como ha sido apodada la peculiar planta- pasó una prueba cronológica con carbono 14 que confirmó que su semilla data de tiempos de la Roma antigua.
Esta modalidad de palmera desapareció tras la represión de la revuelta de los judíos contra los romanos, entre los años 66 y 73 de nuestra era, que concluyó con la destrucción del segundo templo de Jerusalén.
«No sabemos todavía si es macho o hembra, pero si es hembra, en uno o dos años podremos saber cómo sabían los dátiles en Judea en la Antigüedad», explica Soloway, habitante de un kibbutz (granja colectiva) en el desierto de Arava, fronterizo con Jordania.
En el primer siglo de nuestra era, el naturalista romano Plinio «El viejo» escribió que los dátiles de Judea eran conocidos por su sabor y dulzura.
Las palmeras que actualmente se cultivan en Israel proceden de semillas de otros países de Oriente Próximo, principalmente de Irak.
Soloway defiende que su iniciativa «no es sólo un símbolo», sino que también «es útil para la agricultura».
Por ello, actualmente está «tratando de recuperar otras plantas del período bíblico», con posibles usos en medicina moderna, como el olíbano (incienso aromático) o la mirra, que ha hecho traer de Somalia y Yemen.
«En los tiempos bíblicos estas plantas se empleaban para hacer incienso, pero aparentemente tienen características que las hacen muy útiles para la medicina moderna, especialmente como antiinflamatorios», estima Soloway, de 54 años y originario de una familia californiana de granjeros.