Iñaki Moure | Calviá www.diariodemallorca.es 08/04/2007
Alumnos de hostelería del instituto de secundaria de Calvià organizan muestras gastronómicas de culturas antiguas
Iñaki Moure | Calviá www.diariodemallorca.es 08/04/2007
Alumnos de hostelería del instituto de secundaria de Calvià organizan muestras gastronómicas de culturas antiguas
«Amigo, comerás bien y podrás saciar tu sed y tu hambre si deseoso vienes». Esta frase, con que en la Antigua Roma se acostumbraba a invitar formalmente a una comida, encabeza la carta del singular menú que han organizado este curso académico los departamentos de clásicas y hostelería del instituto de enseñanza secundaria (IES) de Calvià.
Es una carta basada en las recetas de un también singular romano que vivió en torno al siglo I después de Cristo, el cocinero Apicio. Un hombre extravagante y rico que, según la tradición, se suicidó con veneno cuando se arruinó.
Gracias a la iniciativa del IES Calvià, durante unas pocas horas, alumnos del instituto, padres y personal docente han podido remontarse unos siglos en la historia. Desde el punto de vista culinario, claro está.
En este menú romano actualizado, los comensales tienen la oportunidad de elegir entre unos entrantes compuestos por coca de verduras, sopa de ortigas, cocido de legumbres y zanahorias rehogadas.
Como plato principal, las siguientes opciones: caracoles hervidos con hierbas, codornices con miel, salmonete con hinojo y albóndigas de pollo. Para endulzar la ingesta, se incluye compota de albaricoques y dátiles rellenos. Todo, regado con agua y vino.
En resumen, una comida no muy ajena a los hábitos culinarios de hoy en día. «Es que la cocina romana ha sido una fuente de inspiración para la europea», señala Antoni Pinya, profesor de hostelería del IES Calvià y uno de los promotores de la actividad.
«En Mallorca se nota especialmente la continuidad. Al ser una isla, hemos conservado más estas tradiciones culinarias. La coca que comemos tiene raíces romanas. Los caracoles se hacen con la misma técnica y los mismos condimentos. Y lo mismo pasa con el pan redondo o las olives trencades», detalla.
Eso sí, también hay diferencias significativas entre lo que comían los antiguos romanos y lo que se come hoy en día.
Como recuerda otro de los impulsores de la iniciativa, el profesor de latín del IES Calvià Pep Campillo, no formaba parte de la alimentación romana ni las patatas ni el maíz, ni el arroz. ¿La razón? Aún no habían llegado al continente europeo. Campillo realiza otra precisión. Este tipo de menú sólo era propio de las clases altas. Los denominados patricios. «La plebe, en cambio, comía lo que podía. Y los soldados en campaña, por ejemplo, sólo se alimentaban de cebollas crudas, que es uno de los mejores antibióticos naturales», dice.
Más suerte tenían los nobles. Ellos hacían una comida al día, que podía durar hasta siete horas. Su comedor recibía el nombre de triclinio, donde había tres lechos. Campillo revela que, en aquel entonces, era costumbre comer tumbados, lo que era fuente de frecuentes trastornos digestivos.
Cocina islámica
Respecto a la versión histórica generalizada de que los romanos solían vomitar durante la comida para volver a disfrutar del placer del comer, este profesor de latín se muestra escéptico. «No era lo común», sentencia.
Después de la experiencia de este curso con la comida romana y del anterior, en que le tocó el turno a la gastronomía griega, la voluntad del IES Calvià es realizar el año que viene una actividad similar dedicada a la cocina islámica.