Atenas | REUTERS 26/10/2008
En los últimos 2.500 años, los templos de la Acrópolis sufrieron el fuego, las bombas y terremotos. Ahora, los científicos intentan salvarlos de un nuevo y moderno enemigo: la polución.
Edificada sobre una colina en el centro de Atenas, una ciudad de unos 4 millones de habitantes, la Acrópolis ha caído presa de una fina capa de costra negra a causa de los gases de los automóviles, la polución industrial, lluvia ácida e incendios.
Un grupo de ingenieros griegos y restauradores están utilizando un nuevo e innovador sistema láser para limpiar la superficie de antiguos monumentos, descubriendo colores y decoraciones escondidos durante décadas.
«Es muy serio», dijo Maria Ioannidou, directora del Servicio de Restauración de la Acrópolis, sobre la polución. «Destruye detalles esculturales, estructurales y en las pinturas. Uno de nuestros principales objetivos es recuperar estos detalles utilizando nueva tecnología», añadió.
Durante años, el equipo probó 40 métodos diferentes, incluidos procesos mecánicos y químicos, para hallar la solución más segura para restaurar el blanco de los mármoles sin perder detalles. El ganador fue la creación de la Fundación de Estudio y Tecnología de Creta, que elaboró un sistema que utiliza dos rayos láser infrarrojo y ultravioleta simultáneamente.
Estos rayos se habían utilizado separadamente para limpiar el antiguo mármol, pero uno dejaba un matiz amarillo mientras el otro uno gris. El nuevo sistema destruye las capas de polvo negro dejando intacto los detalles del mármol, sin decolorarlos. Pero es un proceso arriesgado. «Si se remueve algo, no se puede volver a colocar por lo que debemos estar absolutamente seguros de remover contaminantes y dejar toda la información en la superficie original», dijo Evi Papaconstantinou, ingeniero químico a cargo del equipo.
El sistema fue utilizado primero en las esculturas del friso oeste del Partenón en 2004. Ahora, el equipo comenzó una segunda operación en la galería de las Cariátides, donde además de la polución los científicos deben eliminar el hollín de los incendios y los errores de restauradores pasados que intentaron arreglar el techo con cemento.
Durante años, arqueólogos y científicos han debatido cómo proteger los monumentos de la contaminación, algunos sugirieron que los templos fueran cubiertos con cúpulas. La creación de un metro en Atenas ayudó a reducir la polución, pero los vehículos aún atiborran las calles y la capital griega sigue siendo invadida por una capa de humo.
La lluvia ácida erosionó algunos detalles de las esculturas de mármol de la Acrópolis, también en las Cariátides, por lo que debieron ser llevadas a museos y reemplazadas por réplicas. «No podemos detener la polución, pero podemos reducir los efectos», dijo Ioannidou.