Pilar R. Quirós | Málaga www.diariosur.es 17/01/2008
Una empresa organiza visitas interactivas a los colegios para conocer la historia de Málaga. La bienvenida del emperador en las ruinas no los deja indiferentes.
Pocas veces los visitantes al Teatro Romano tienen el privilegio de que los reciba el emperador César Augusto, el mismo que lo mandó construir. Con corona laureada y todo, que con la historia no se juega. Los alumnos de sexto de Primaria del colegio El Limonar se levantaron ayer sin saber que tan ilustre personaje los recibiría. «Buenas, soy el emperador César Augusto», les dijo con un tono solemne Germán López, de la empresa Indian Sport, que ha empezado a realizar visitas interactivas para que los alumnos conozcan el pasado de Málaga.
«Sí sobre todo, por las zapatillas que llevas», le dijo uno de los alumnos más resabiados. «Hombre, en verano me pongo sandalias y en invierno llevo estas que son de última generación», responde César Augusto sin arredrarse lo más mínimo. Se oyen las risas del auditorio. César Agusto ya se ha ganado a los adolescentes, que a partir de este momento sucumbirán ante sus explicaciones.
«Situáos 2.700 años atrás. Esto era una colina, y llegan los fenicios, comerciantes del Mediterráneo. Todavía tenemos un vestigio de ellos, unas barcas que se parecen a las que ellos usaban. ¿Cuáles son?» «Las jábegas», contestan los listillos, que ya saben que la clase al aire libre será participativa. Esto mismo es lo que espera este grupo de jóvenes ilusionados de Indian Sport, que quieren que los escolares aprendan sin sufrir. Dejando atrás eso de la letra con sangre entra.
«Luego, llegaron los romanos. De ellos, ¿qué conservamos para llevar el agua?» Acueductos, contestan casi al unísono. «También las calzadas romanas, la lengua, el latín, y más tarde el castellano y español que hablamos ahora».
El plato estrella
Y llega el plato estrella de la jornada, nunca mejor dicho. César Augusto les obsequia con ‘garum’ una pasta parecida al paté que realizaban los romanos con las vísceras de los pescados. Los gourmets más entendidos aseguran hoy día que, probablemente, no sería del gusto actual. Pero una vasija romana que ofrece el emperador al auditorio sirve para conocer de primera mano cuál es su impresión. «Bueno, os diré de qué está hecho cuando lo probéis». Esta afirmación provoca el rechazo de las féminas, que retuercen las caras y fruncen el ceño. Más arriesgados ellos deciden probar el supuesto manjar. «¿Qué asco!», dice Óscar. Y aumenta su decepción aún más cuando conoce de qué esta hecho.
Un juego con los números romano, que aprueban con facilidad, y la expedición se dirige a la Alcazaba. No sin antes oír las réplicas de uno de los pequeños: «Habéis hecho mal en extender la exploración hacia la calle, ¿cómo pasará este año el Sepulcro?», pregunta ante el asombro de los demás que no saben qué contestarle. Para más señas: a la Consejería de Cultura, por favor.
Entrada a la Alcazaba. Allí una bella mujer árabe les espera: Rachida. «Soy una princesa musulmana», como ella misma se presenta. «Y la fortaleza que visitáis es para defendernos de nuestros adversarios. Durante el recorrido conoceréis cómo realizábamos las construcciones y los arcos que usábamos en ellas. Seguidme».
Arco de herradura, lobulado, de medio punto, grafía árabe para adornar, patios y jardines porque eran unos enamorados del agua es la continuación de la explicación de esta princesa. Y el emperador, que continúa en la comitiva, se queja abiertamente de que la fortaleza cuenta con varias columnas estriadas y con capiteles corintios que eran romanos. Por último, un caballero cristiano, «Mi nombre es Honorato y voy a ser caballero durante un rato» es el guía de cierre de esta visita, en la que los adolescentes aprenden que Fernando e Isabel la Católica conquistaron Málaga. De bajada por la empinada Alcazaba, los escolares cuentan las anécdotas. Lo que han aprendido hoy, entre bromas y risas, casi seguro que no se les olvidará.
VISITA
Actividad: Es un proyecto pionero de una empresa de jóvenes, Indian Sport, que quiere dar a conocer a los escolares la historia de Málaga a través de visitas interactivas.
Época romana: Primero, les recibe el emperador César Augusto en el Teatro Romano y les cuenta los orígenes de la ciudad y que fue él mismo quien mando a construir este espacio. Les da a probar ‘garum’ (especie de paté hecho con vísceras de pescado que les encantaba a los romanos), realiza juegos con los números romanos y habla de los vestigios que esta civilización nos dejó.
Época musulmana: Una joven princesa musulmana, Rachida, enseña la Alcazaba y les explica cómo se construyó la fortaleza, los distintos tipos de arco que usaban los árabes y su amor por el agua y los jardines.
Época cristiana: Por último, un joven caballero bajo el reinado de Fernando e Isabel la Católica les cuenta cómo conquistaron Málaga y proclama caballeros a varios de los escolares que realizan la visita. Por último, con unas fichas, se les hace unas preguntas sobre lo que han aprendido.