Barcelona | EUROPA PRESS 13/05/2007
Cataluña cuenta en sus archivos con diez de las 25 bulas papales en papiro que existen en el mundo, según un estudio de la revista ‘Auriga’, dedicada a la divulgación del mundo clásico, y la organización Capital de la Cultura Catalana. Francia, con otras diez, Italia, con tres, y Alemania, con dos, son los países que reúnen el resto de bulas papales en papiro existentes.
Barcelona | EUROPA PRESS 13/05/2007
Cataluña cuenta en sus archivos con diez de las 25 bulas papales en papiro que existen en el mundo, según un estudio de la revista ‘Auriga’, dedicada a la divulgación del mundo clásico, y la organización Capital de la Cultura Catalana. Francia, con otras diez, Italia, con tres, y Alemania, con dos, son los países que reúnen el resto de bulas papales en papiro existentes.
Este estudio, coordinado por Montserrat Tudela, es la primera investigación del inventario papirológico de Cataluña. Una bula es un documento sobre asuntos políticos o religiosos, sellado, emitido por reyes o papas.
Estas bulas papales son papiros de grandes dimensiones -el más grande es de cerca de tres metros de altura-, datados entre los años 892 y 1007, escritos en latín y que están depositados en cuatro poblaciones de Cataluña: dos en Girona, cinco en Vic, una en La Seu d’Urgell y dos en Barcelona.
Las bulas halladas en Cataluña se encuentran en el Archivo Capitular de Girona, una de las Papa Formoso del 892 y otra del Papa Romano de 897; en el Archivo Episcopal de Vic, tres de Juan XIII del 971, una de Benedicto VII, del 978, y otra de Gregorio V, del 998; una en el Archivo Capitular de La Seu d’Urgell, de Silvestre II, de 1001; y dos en el Archivo de la Corona de Aragón, una de Silvestre, de 1002, y otra de Juan XVIII, de 1007.
El resto de bulas papales se encuentran en Perpignan, París, Ravenna, Roma, Berlín, Dijon, Bérgamo, Hannovar, Ammiens y Puy. La de Perpignan, es una bula del papa Sergio IV del año 1011.
Estos documentos tienen un valor histórico, legal y patrimonial incalculable, y en algunas de las bulas se marcan los límites territoriales de diversas poblaciones catalanas.
El contenido de las bulas acostumbraban a ser ‘privilegios’, documento que es una concesión de un derecho con validez perpetua otorgado por el papa, y suelen validar la propiedad de posesiones que abades, obispos y condes pedía e iban a buscar personalmente a Roma.
La bula más grande, la otorgada por Silvestre II al obispo de La Seu d’Urgell en 1001, confirma posesiones de este obispado al condado de Cerdanya y Vall d’Andorra, entre otros, en cambio la de Benedicto VII marca los límites del Obispado de Vic y la del Papa Formoso es el primer privilegio otorgado a una iglesia de la Catalunya Vella.
La bula del papa occitano Silvestre II, emitida en 1002 y que se encuentra en el Archivo de la Corona de Aragón, fue el documento alrededor del que el municipio de Sant Cugat celebró su milenario en 2002.