Diego Aránega | Lleida www.lamanyana.es 17/02/2007

Alejandro Magno es un héroe mítico que vivió en el siglo III antes de Cristo. Con sólo 33 años, que fue cuando murió, Alejandro había realizado una de las grandes aventuras del mundo antiguo. Partiendo de Macedonia, al norte de Grecia, llegó a dominar todo el imperio persa. Y lo hizo en poco más de 10 años, venciendo a enemigos muy superiores. Sin duda, cambió el mundo y eso siempre causa fascinación.

Diego Aránega | Lleida www.lamanyana.es 17/02/2007

Alejandro Magno es un héroe mítico que vivió en el siglo III antes de Cristo. Con sólo 33 años, que fue cuando murió, Alejandro había realizado una de las grandes aventuras del mundo antiguo. Partiendo de Macedonia, al norte de Grecia, llegó a dominar todo el imperio persa. Y lo hizo en poco más de 10 años, venciendo a enemigos muy superiores. Sin duda, cambió el mundo y eso siempre causa fascinación.

— ¿Era un superhombre?
— Yo creo que Alejandro está a la altura de César, Carlo Magno, Napoleón o incluso de grandes revolucionarios espirituales como Buda o Cristo. Aunque por su audacia, juventud y misterio, tal vez es la figura más fascinante de todas.

— Hábleme de ese misterio.
— Me refiero a que no conocemos sus ideas de fondo porque las referencias históricas son muy posteriores y porque hay muchas leyendas sobre él.

— No fue un simple guerrero.
— Fue un magnífico estratega y un gran guerrero, que luchaba en primera fila y de forma heroica. Fue un gran conquistador, pero desconocemos sus planes porque la muerte truncó su carrera. De alguna forma, creo que intentó ser como dios.

— ¿Qué aprendió de Aristóteles?
— Alejandro fue discípulo de Aristóteles cuando tenía 14 o 15 años y durante apenas un par de años. Por tanto, no sabemos gran cosa sobre su influencia. Se sabe, eso sí, que ambos tenían devoción por Homero y tal vez el filósofo le inculcó el afán por descubrir cosas nuevas. Sin embargo, Aristóteles defendía la idea de la ciudad y diferenciaba entre griegos y bárbaros, mientras que Alejandro pretendió gobernar un gran imperio y fusionar las razas. Por eso, promovió los matrimonios mixtos y admitió a todo tipo de razas en su ejército. Es decir, que era mucho más revolucionario y moderno que Aristóteles.

— ¿Era culto?
— Su padre, Filipo II de Macedonia, se preocupó de que tuviera mucha cultura. Y Aristóteles debió ser un gran maestro. Si me permite la anéctoda, le diré que hay un detalle curioso respecto a la película, Alejandro, donde se ve a un Aristóteles de barba blanca que enseña a Alejandro en unas ruinas. Evidentemente, en aquella época las ciudades griegas todavía no estaban en ruinas y Aristóteles no era un viejo sino un prometedor filósofo de treinta años.

— En todo caso, es un personaje de película.
— Sí, aunque creo que las películas falsifican el mundo antiguo porque se basan en tópicos. Sobre todo el cine americano moderno se fija mucho más en los efectos especiales que en los caracteres. Es obvio que el cine americano ha ido progresivamente empeorando.

— ¿El cine ha muerto?
— Exacto. A mí me parece, por ejemplo, que el actor que encarna a Alejandro en la película que he mencionado tampoco está a la altura.

— Antes dijo que Alejandro cambió el mundo. ¿En qué sentido?
— En el sentido de que exportó la civilización griega por todo el oriente y de que, además, fundó muchas ciudades, como Alejandría, en Egipto, o Kandahar, en Afganistán. Allí quedaban tropas griegas y su idioma se convirtió en la lengua común de todo el oriente.

— ¿Cómo se puede conquistar medio mundo en apenas diez años?
— Se ha calculado que el viaje con su ejército fue de más de 20.000 kilómetros.

— ¿Fue sanguinario?
— Depende. Fue muy benévolo y generoso con aquellos que se habían rendido, pero también fue muy cruel en los castigos, sobre todo en la India, donde se le resistieron algunos pueblos.

— Era una época cruel.
— Claro, pero él no fue cruel por naturaleza, aunque sí por táctica política. Alejandro fomentó el trato afable entre culturas, la unión de los pueblos y los matrimonios mixtos. Él se veía como el soberano de un imperio universal, sin distinguir entre griegos y bárbaros.

— En algún sitio he leído que se le compara con Hitler.
— No, en absoluto. No tienen nada que ver. En primer lugar, Hitler no fue un gran conquistador ni un gran guerrero, aunque sí era muy ambicioso. Además, Hitler intentó exterminar algunas razas, mientras que Alejandro trató a todos los pueblos por igual. Su objetivo era unir a la humanidad y no aniquilar a los pueblos. Tampoco tiene nada que ver con personajes como George Bush. Alejandro no pretendía imponer una farsa democracia que después se conviertiera en explotación de los vencidos.

— ¿Fue bisexual?
— Probablemente era bisexual y tenía entre sus camaradas a algunos amantes como, por ejemplo, Hefestión, o algún favorito de origen persa. Seguramente era así, pero se trata de un rasgo propio de la época. De igual forma, tuvo varias mujeres y se casó con algunas princesas.

— ¿Murió enfermo o envenenado?
— No se sabe muy bien, aunque el tema del envenenamiento parece ser una idea tardía y aprovechada políticamente. Es decir, que había ciertos sectores a los que les interesaba decir que Alejandro fue asesinado por sus enemigos. Por contra, lo más probable es que muriera de enfermedad, aunque no sabemos de qué.

— ¿Neumonía?
— Es una posibilidad, aunque hay quien dice que Alejandro podría estar muy desgastado por las borracheras (los macedonios bebían mucho), por los largos viajes y por las heridas de guerra. Es probable que contrajera una enfermedad contagiosa y que su naturaleza estuviera demasiado cansada como para resistirlo. Lo que sí sabemos es que agonizó durante unos días.

— Es curioso que el máximo guerrero de la historia muriera de enfermedad en su cama.
— La historia tiene sus ironías.

— De qué sirve recordarle.
— Conocer estos grandes personajes de la antigüedad enriquece nuestro horizonte. Hoy día no hay grandes héroes ni grandes mitos, sino sólo personajillos televisivos. A mí me parece que, en general, el mundo actual ha perdido brillo.