C. Moreno | León www.elmundo-lacronica.com 08/04/2007

La ruta romana se ha convertido en el gran atractivo turístico de León en los últimos días.

Desde que comenzó la Semana Santa han pasado a diario más de 1.200 personas por los siete hitos que marcan el recorrido por el legado que Roma dejó en la ciudad hace ya 2.000 años. Y eso que el día de Viernes Santo no se pudieron hacer visitas a la ruta romana porque las procesiones colapsaron el casco histórico de León.

La mayoría, según las arqueólogas que atienden a los interesados y muestran las ruinas, son turistas nacionales y pocos extranjeros.

Pero el éxito no se circunscribe a los días de la Semana Santa. Ayer ya estaban concertadas visitas para toda la semana siguiente y continuaba la afluencia masiva.

La mayoría de los que se animan a recorrer la ruta romana lo hacen pidiendo la intervención de los guías que ha puesto el Ayuntamiento. Para poder acceder a este servicio, completamente gratuito, tan sólo hay que solicitarlo en la cripta de la Catedral a cualquiera de los arqueólogos que están al frente.

Se forman grupos de unas 15 personas y se inicia la ruta romana que comienza en la cripta de la Catedral y concluye en la de Cascalerías. Y ahí es donde se produce el único punto negro de la iniciativa turística. Esa cripta sólo se puede visitar si se forma parte de uno de los grupos guiados, porque las llaves del recinto las tienen los guías y si no hay nadie dentro no se puede visitar porque está cerrada a cal y canto.

El Ayuntamiento aumentó la dotación de personal para evitar problemas en los dos únicos lugares de la ruta que se encuentran bajo tierra y no son de acceso libre. Sin embargo no es suficiente.

Eso le pasó ayer a un grupo de navarros que decidió no esperar a que se formara un equipo oficial y decidió recorrer la ruta romana con los mapas que les facilitaron os arqueólogos. Al llegar a la cripta de Cascalerías se encontraron el recinto cerrado pese a que en él se muestran los restos del anfiteatro romano.

Los navarros decidieron tomar el cierre como una anécdota y optaron por recordar las sandalias que habían ido descubriendo a lo largo de las más de tres horas invertidas en recorrer la ruta romana.

El Ayuntamiento instaló 70 sandalias o cáligas para marcar el camino de la ruta. Son réplicas extraídas de la huella que un legionario dejó hace 2.000 años. Ya han desaparecido tres y las más reclamadas son las de bronce.

Mejor suerte han corrido los ladrillos instalados en los nueve monolitos que señalan los hitos de la ruta así como su inicio y final. Algunos de ellos son originales y muchos temieron que los vándalos se cebaran con ellos. Por el momento no se han registrado daños.

Los expertos que se encuentran al frente de la ruta romana confían en que el éxito de la iniciativa turística continúe a lo largo de los siguientes meses y achacan el ingente número de visitantes de las dos primeras semanas a que es la única iniciativa cultural que ofrece la ciudad durante la Semana Santa a visitantes y propios.