Rosario Fontova / Barcelona www.elperiodico.com 10/11/2005
El Museu Egipci de Barcelona exhibe hasta marzo un centenar de joyas bibliográficas junto a objetos de culto cubiertos de jeroglíficos.Al lado de las gramáticas de Champolion se exponen tomos de la monumental Description de l’Egypte, una enciclopedia coral ilustrada encargada por Napoleón a sus botánicos, arquitectos e ingenieros.
Los egipcios consideraban la escritura un regalo de los dioses. Y la llamaban mdw-ntr, que significa palabras divinas según la traducción de sus caracteres jeroglíficos. Los arqueólogos han podido descifrar los signos del Libro de los Muertos, las gestas de los grandes faraones o las cuentas de los escribas gracias a la invasión de Egipto por Napoleón Bonaparte en 1798.
Una selección de los libros que se publicaron a raíz de la campaña napoleónica, que dio origen a la egiptología, se presenta en el Museu Egipci (València, 284) hasta el mes de marzo en compañía de estatuas, papiros y ornamentos funerarios como una mortaja de lino. En todos ellos figuran inscripciones jeroglíficas cuya traducción nadie fue capaz de lograr hasta que un oficial francés halló en Rosetta, en 1799, una estela de basalto negro con inscripciones en griego, caracteres jeroglíficos y una cursiva parecida al árabe, el demótico.
Ante un reproducción antigua de la celebérrima piedra, el director del museo, Luis Manuel Gonzálvez, certificó ayer que ahí estuvo "el tomate" entre franceses y británicos, que pugnaron desde entonces por dar con la piedra filosofal de la egiptología, es decir, la traducción de un lenguaje que llevaba siglos olvidado, cubierto por la arena del tiempo.
El ‘eureka’ de 1822
La enconada pugna dio como vencedor al francés Jean François Champollion. En 1822 lanzó su particular eureka. La escritura egipcia combinaba los signos ideográficos con otros de valor fonético simple, doble o triple, que a veces se leen y otras no.
Al lado de las gramáticas de Champolion se exponen tomos de la monumental Description de l’Egypte, una enciclopedia coral ilustrada encargada por Napoleón a sus botánicos, arquitectos e ingenieros. Es la joya de la corona de la colección de 10.000 libros de Jordi Clos, que la compró en Amsterdam hace unos años tras una larga búsqueda. "Al propietario no le interesaba nada la arqueología sino Napoleón. Tenía la casa, un palacete junto a un canal, llena de objetos napoleónicos. Me vendió la enciclopedia con la condición de que no la destrozara como han hecho tantos anticuarios para vender los grabados", explicó ayer el fundador del museo.
Clos posee también libros escritos por casi todos los viajeros y aventureros fascinados por Egipto. Travels es una edición de 1790 del danés Frederik Norden, que dibujó la esfinge con la nariz ya rota y los dos obeliscos de Cleopatra que hoy están en Londres y Nueva York. Hay también una antigua edición de textos del médico árabe Abdollatiphi, que en el siglo XII predijo: "El tiempo teme a las pirámides". Destacan también las estampas del gran David Roberts que todavía hoy compran los turistas. O los libros de Eduard Toda, diplomático nacido en Reus que en 1866 excavó la tumba intacta de Sennendjem.
El coleccionista posee una edición dedicada por Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankhamon, al conde de Jimeno, su anfitrión en una conferencia que impartió en Madrid. Y una maravillosa edición de dibujos de Vivant Denon, ya cincuentón cuando se enroló con Napoleón. Del barón Denon se cuenta que era capaz de estar dibujando un templo, sustituir el lápiz por el fusil, disparar a un enemigo y seguir con su tarea sin que le temblara el pulso.