Se presenta en Londres la réplica del ‘Caballo de Selene’ realizada en 3D, y que puede ser la llave para resolver la histórica disputa entre Londres y Atenas

Ivannia Salazar www.abc.es 01/11/2022

El 24 de marzo de este año, Roger Michel, fundador y director ejecutivo del Instituto de Arqueología Digital (IDA, por sus siglas en inglés ) -un consorcio académico creado en 2012, y con sede en Oxford, que utiliza la tecnología para conservar, estudiar y recrear tesoros antiguos-, y la doctora Alexy Karenowska, directora técnica del organismo, escanearon en 3D en el Museo Británico las esculturas del Partenón que conserva la institución y que están en el centro de una intensa polémica entre el Reino Unido y Grecia, que exige que le sean devueltas. Los mármoles, de 2.500 años de antigüedad, fueron escaneados con dispositivos de mano a vista y paciencia de los guardias de seguridad en una acción que desde el IDA defienden que fue legal después de que el Museo les denegara el permiso solicitado.

Tras el escaneo se realizó el modelado 3D y ahora, poco más de siete meses después, este martes fue finalmente presentada al público una copia exacta de una de las esculturas. La elegida fue la del Caballo de Selene, «uno de los objetos más icónicos de la colección», según explicó Michel a ABC en una entrevista concedida el lunes, mientras instalaban la escultura, y los visitantes podrán apreciarla en La Casa Museo de Freud, la que fuera la última residencia de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis -fascinado con la cultura griega-.

Uno de los objetivos de esta obra, que se llevó a cabo en un taller de Carrara, Italia, y cuya calidad es de precisión «submilimétrica», es demostrar que las réplicas podrían ser la llave para ponerle por fin solución a una controversia de dos siglos que se ha recrudecido en los últimos tiempos. Así, las copias podrían perfectamente formar parte de la exposición del Museo Británico para que los originales sean por fin devueltos a Grecia.

El retorno de las esculturas es un elemento fundamental de la agenda cultural del Gobierno griego, cuyo primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, habló directamente sobre el tema con Boris Johnson cuando aún era premier. Tanto él como las autoridades del Museo Británico se han negado en múltiples ocasiones a su devolución y han defendido que fueron obtenidas de forma legal a principios de 1800 por el diplomático y arqueólogo británico Thomas Bruce Elgin, pero tras la conversación se anunció que la decisión depende exclusivamente de los fideicomisarios del Museo Británico. Un portavoz de Downing Street dijo entonces que el Museo «opera de forma independiente al Gobierno. Está libre, con razón, de interferencias políticas», por lo que «cualquier duda sobre la ubicación de las esculturas del Partenón es un asunto suyo».

Disputa histórica

En junio, un grupo de parlamentarios se manifestó a favor de que las esculturas sean enviadas a Atenas, «adonde pertenecen» y el director del museo, George Osborne, incluso sugirió que había un principio de acuerdo para resolver la histórica disputa. Y aunque la ya también ex primera ministra Liz Truss, declaró hace un mes, cuando aún estaba en el cargo, que no apoyaba un acuerdo, el primer ministro griego incluso cree que el Rey Carlos III podría estar a favor del retorno de los mármoles.

Una opción que apoya, según detalló Michel, un 80 por ciento del público británico. «Esto realmente no es un problema para el ciudadano de a pie; ni siquiera estoy seguro de para quién es el problema en realidad, si se debe a la entropía institucional, al orgullo nacional… Creo que parte del problema es que nadie sabe, o nadie sabía, quién estaba a cargo de tomar la decisión, pero ahora se ha aclarado, ya sabemos a quién le corresponde decidir».

Michel está convencido de que «muchos de los fideicomisarios van a estar muy contentos de que esto funcione», y lanzó un órdago a Osborne, director del museo, al que se refiere como «un tipo inteligente e intuitivo, que ve como todos los museos del mundo han devuelto sus esculturas del Partenón, y otros objetos saqueados, mientras Gran Bretaña se resiste». «Creo que Osborne es un hombre que se da cuenta de que las costumbres cambian y que las cosas que están bien en un momento no están bien en otro», por lo que, en su opinión, la repatriación es «sólo cuestión de tiempo».

Las reglas del juego

«Para nosotros, el proyecto trata de redefinir de alguna manera las reglas del juego, porque durante doscientos años esto se ha tratado como una contienda en la que habrá un ganador y un perdedor, en la que alguien va a obtener los mármoles y alguien los va a perder. Y nadie quiere ser el perdedor», explica este arqueólogo digital formado en Oxford y Cambridge, que añade que «la idea central siempre ha sido que ambas partes pueden terminar mucho mejor de lo que están ahora: el Museo Británico podría tener una galería llena de las extraordinarias obras de arte que Grecia ofrece a cambio de las esculturas del Partenón, incluida la máscara de Agamenón. ¿No es eso lo que realmente muestra cómo se veía el arte en la antigüedad? Porque estos mármoles son hermosos, pero son decoraciones de edificios que fueron diseñadas para ser vistas desde lejos. Creo que los británicos podrían obtener algunos objetos asombrosos y también llenar la galería con recreaciones de las esculturas del Partenón». De esta manera, sigue, «el Museo Británico podría ofrecer una exposición mucho más interesante, más atractiva y más educativa que la que tiene ahora», y devolver unas esculturas que para los griegos son «su Estatua de la Libertad, sus joyas de la corona».

Michel es muy crítico además con el nombre de la Duveen Gallery, donde están los mármoles, y espera que se le cambien, ya que «Duveen fue el mayor estafador de arte del siglo XX», y «cuando se habla contra las copias y la importancia de la originalidad, no se paran a pensar que lo único que ese tipo hizo durante su carrera fue venderle falsificaciones a la gente». De hecho, «las dos galerías al lado de la Duveen no tienen nada más que copias de objetos de arte griego, el museo está lleno de copias. Y los museos usan copias de alta calidad todo el tiempo. Y por eso también estamos aquí en el museo de Freud, porque, como él, estamos muy interesados en la pregunta de cuál es el valor de una copia y cómo construimos relaciones con los objetos».

Para Michel, esta escultura podría «añadir valor a la conversación para que los británicos tengan una mejor idea de por qué están fascinados con estos objetos y por qué ya no los necesitan. Es muy interesante para que las personas piensen en su relación con la antigüedad en una forma en la que nunca antes lo habían hecho, en la casa de un tipo que pasó toda su vida obsesionado con la antigüedad griega».

Y concluye con una dura reflexión: «No puedes pretender robar algo, exhibirlo y que el legítimo dueño no quiera que se lo devuelvas», y «al final del día, si el Museo Británico decide que estas copias no son para ellos, pero deciden por otras razones devolver las esculturas del Partenón, será una victoria completa para nosotros», que solo estamos intentando «que el pastel sea más grande. No tenemos que cortarlo por la mitad».

FUENTE: www.elpais.es