Macedonia | EFE 06/05/2007
Unos 300 arqueólogos trabajan en una colina en pleno centro de Skopje en unas excavaciones para dar con los vestigios de una ciudad de la edad de piedra y una perdida metrópoli dedicada al célebre emperador bizantino Justiniano, del siglo VI.
Las labores se llevaban a cabo estos días entre las murallas de una fortaleza medieval, denominada Kale, que circunvala la colina.
El coste del proyecto de las investigaciones y la conservación de la fortaleza asciende a unos 20 millones de euros, y en esta primera fase el Gobierno de Macedonia, un país pobre del sureste de Europa pero de importante riqueza arqueológica, ha asignado dos millones.
Kale parece una obra en construcción, sólo que los trabajadores no edifican nada que se erija hacia el cielo, sino que se adentran en la colina para sacar en carretillas decenas de metros cúbicos de tierra.
‘En este sitio hemos descubierto los fundamentos de un edificio neolítico, del cuarto milenio a.C. También hemos encontrado hasta el momento monedas medievales del imperio Otomano, así como las bizantinas de los siglos III y IV’, declaró a Efe Violeta Stefanovska, del equipo arqueológico.
El nombre en la antigüedad de Skopje era Scupi. La ciudad fue fundada en el siglo II a.C, pero quedó totalmente destruida en el año 518 en un catastrófico terremoto. Macedonia pertenecía entonces al Imperio Romano Oriental, Bizancio, donde gobernaba el emperador Justiniano I (482-565).
Los arqueólogos aseguran que ese gran emperador nació en el pueblo de Taor, en las inmediaciones de Skopje, y que después del terremoto edificó una nueva, suntuosa ciudad, ahora perdida y llamada Justiniana Prima.
Kale se despierta temprano, bajo los movimientos suaves y persistentes de los cepillos de los arqueólogos que quitan poco a poco los siglos estratificados en busca de una prueba de las afirmaciones del arqueólogo británico Arthur Evans. Evans aseguraba ya en 1883 que en este punto de Skopje, por encima de un pueblo neolítico, estaba la perdida ciudad del emperador Justiniano.
Las labores de los arqueólogos macedonios se ven dificultadas por la configuración caótica de las capas de tierra, revueltas por las diferentes destrucciones que ha sufrido Skopje.
La ciudad fue nuevamente destruida por un terremoto, en el siglo XI. Más tarde, en 1689 fue incendiada hasta los cimientos por el general austríaco Engelberto d’Ugo Piccolomini que quería erradicar los brotes del cólera, y otra vez arrasada por un terremoto en 1963. Entonces, la fortaleza de Kale fue convertida en un parque de recreo.
Dominan la fortaleza tres torres de piedra y largas murallas desde las que se ve toda la ciudad con los montes circundantes y hasta la frontera con Serbia, a unos 20 kilómetros hacia el norte.
‘Hoy hemos encontrado los restos de una instalación, posiblemente de una basílica del cristianismo de sus primeros tiempos. Muy cerca están unos esqueletos de las tumbas del período otomano. Todo está mezclado. En un solo metro en algunos sitios hay una mezcla de más de 30 siglos’, cuenta una arqueóloga del grupo.
Esos investigadores, la mayoría de ellos jóvenes, trabajan también en medio de una mezcla de culturas, entre sonidos de campanas de las iglesias cristianas ortodoxas y las oraciones musulmanas de los almuédanos de los altos minaretes de las mezquitas edificadas hace varios siglos por los sultanes turcos.
La primera fase de las excavaciones se prolongará hasta agosto próximo, para cuando se prepara una exposición de los objetos encontrados. A la vez, en la ciudad suroccidental de Ohrid, se llevan a cabo otras importantes investigaciones arqueológicas en un lugar en que según muchos historiadores se encontraba la primera universidad eslava fundada por San Clemente en el siglo IX.