Agustín de Gracia Burg al Arab | Egipto | EFE 08/05/2010
Después de cinco años de excavaciones en un viejo templo a orillas del Mediterráneo, la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez cree que ha dado con el «lugar idóneo» donde puede estar la tumba de Cleopatra.
«Seguimos pensando que aquí hay una tumba real, y si mi teoría es correcta, puede ser la de Cleopatra», afirmó hoy Martínez sobre los restos de un muro del templo de Abusiris, cerca de Alejandría, cuyas piedras lleva explorando desde hace cinco años.
La dominicana, abogada de profesión y arqueóloga por devoción, no es la primera que busca dónde está enterrada Cleopatra con su amante romano, el triunviro Marco Antonio, una relación que se ha visto alimentada por la ficción del cine y la literatura.
Fue Napoleón, en 1801, el primero que ordenó excavaciones en este sitio de Burg al Arab, 50 kilómetros al este de Alejandría. A los franceses les siguieron húngaros e italianos, hasta que en 2004 Martínez logró convencer a las autoridades egipcias para seguir buscando en el templo de Abusiris, convencida de que ahí pueden hallarse los restos de la famosa pareja.
«Hace cinco años, cuando llegué aquí, me decían que no había nada por descubrir», recordó hoy la experta dominicana al presentar parte de sus descubrimientos a un grupo de embajadores hispanoamericanos. «Hemos hecho importantes hallazgos que cambiarán para siempre la historia de este lugar», insistió.
Monedas con un rostro que se cree es de Cleopatra VII, una máscara de Marco Antonio, momias envueltas con ropas doradas y, más recientemente, una estatua de Ptolomeo IV, un predecesor de Cleopatra VII, confirman que se trata de un lugar relevante.
«Seguimos pensando que aquí hay una tumba real, y si mi teoría es correcta, puede ser la de Cleopatra», sostuvo Kathleen Martínez, agregada cultural de la embajada de la República Dominicana y que vive largas temporadas en la cercana ciudad de Alejandría.
Cleopatra VII fue el último eslabón de la dinastía Ptolomeica, que gobernó en Egipto durante tres siglos. Mujer de gran cultura, que sabía nueve idiomas, según los textos históricos romanos, logró embelesar primero a César, con quien tuvo un hijo, y a Marco Antonio después, con quien tuvo dos vástagos.
La arqueóloga y diplomática dominicana consiguió convencer al secretario general del Consejo de Antigüedades egipcio, Zahi Hawas, de que en el templo de Abusiris podrían encontrarse los restos de Cleopatra, muerta en el año 30 a.C y cuyo palacio está bajo las aguas del Mediterráneo.
La última reina egipcia, según la teoría de Martínez, no podía estar enterrada en su palacio sino en un templo dedicado a Osiris e Isis, más al poniente, siguiendo una tradición de los faraones, que buscaban su descanso eterno lejos de los pasillos de sus palacios.
«No creo que (Cleopatra) fuera enterrada en Alejandría, en el palacio que está bajo el agua», afirmó Hawas, mientras explicaba hoy, al lado de Kathleen Martínez, cómo fue convencido por la dominicana para seguir con una búsqueda que se creía cerrada.
Los sucesivos descubrimientos permitieron hallar unas placas que confirmaron que se trataba de un templo griego. Además, parte de la esperanza ha sido alimentada por la localización de un cementerio en unos riscos próximos al templo de Abusiris.
Hawas no parece compartir el gran entusiasmo de la diplomática dominicana sobre si al final se llegarán a encontrar los restos de Cleopatra y Marco Antonio, pero la búsqueda se mantiene y, según Kathleen Martínez, tanto tiempo como sea necesario.
«Creo que próximamente vamos a llegar a algún lugar», indicó. De los 24 templos que rodean Alejandría, Martínez defendió que el de Abusiris es el único que reúne las características. «Tenemos importantes evidencias que hacen pensar que este es el lugar idóneo», insistió la arqueóloga, vestida de traje de campaña.
De hallarse la tumba real, el descubrimiento sería clave para determinar la última etapa de la dinastía griega que gobernó durante tres siglos antes del dominio romano. Pero también sería importante porque hasta ahora «sólo se ha encontrado una tumba intacta, la de Tutankamón», y el resto han sido objeto de los saqueos y el expolio de muchas generaciones.
«Este lugar equivaldría al valle de Luxor para la dinastía griega», concluyó Martínez al referirse al sitio arqueológico donde están enterrados muchos faraones del Egipto antiguo.