El texto en el que se postularon las leyes del movimiento fue originalmente escrito en latín a finales del siglo XVII
Pablo Martínez Juárez www.xtaka.com 02/010/2023
Cuando Newton decidió escribir sus Principios matemáticos de la filosofía natural (Philosophiæ naturalis principia mathematica) lo hizo en latín y no en inglés, algo no tan extraño en la época, pero una decisión quizá no muy acertada vista desde el presente. El motivo: puede que llevemos 300 años traduciéndo la obra mal.
El error de traducción sería leve pero habría ocurrido en un punto clave del texto. De todos los lugares donde los traductores podrían haber malinterpretado sus palabras, el posible deslizse habría producido al traducir la primera ley del movimiento, la primera “Ley de Newton”.
Esta posible malinterpretación fue observada por el filósofo de las matemáticas Daniel Hoek, quien recientemente postuló su hipótesis en un artículo en la revista Philosophy of Science. Pero, ¿En qué consiste?
El texto original de Newton, en latín, expone la primera ley del movimiento en los siguientes términos: “Corpus omne perseverare in statu suo quiescendi vel movendi uniformiter in directum, nisi quatenus illud a viribus impressis cogitur statum suum mutare.”
Cuando Newton llegó a las leyes fundamentales de la física ya había un cartel que decía «Leonardo estuvo aquí»
Existen distintas traducciones de esta primera ley, pero una a la que podemos recurrir es la dada por este antiguo curso de física básica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). La traducción sería: “Todo cuerpo que no está sometido a ninguna interacción (cuerpo libre o aislado) permanece en reposo o se traslada con velocidad constante.”
El problema es que, en nuestro universo no existen cuerpos que no estén sometidos a ninguna fuerza (interacción en esta traducción). Esto es algo que Newton ya sabía. Hoek explica que existe una traducción alternativa de la oración que tiene en cuenta este detalle.
El investigador sostiene en su trabajo que el término “nisi quatenus”, que en inglés se habría traducido como “unless”, debería haber sido traducido como “insofar”. Recalcando este cambio, la versión en castellano podría traducir como “todo cuerpo, en tanto en cuanto no sea sometido a ninguna interacción (cuerpo libre [que no aislado]) permanece en reposo o se traslada con velocidad constante.”
Se recalcaría así la idea de que no estamos hablando de cuerpos ajenos a toda interacción previa sino cuerpos estables hasta que se les aplica una fuerza adicional. Para Hoek, recuperar la idea original de Newton haría que “uno de los principios fundamentales de la física recuperara su esplendor.”
Los principios de Newton fueron publicados en 1687 pero la traducción al inglés no llegaría hasta 1729. Llevaríamos por tanto cerca de 300 años malinterpretando esta primera ley si Hoek está en lo cierto.
Si Hoek está en lo cierto la duda que surge es ¿cambiará esta reinterpretación algo? Pues lo más probable es que no. Que Newton tuviera una interpretación más literal o metafórica de sus palabras poco tiene que ver con cómo desde la física, la ingeniería y otras disciplinas se interpretan las leyes naturales. No existe en nuestro universo la partícula hipotética ajena a todas las demás así que no importa mucho si Newton estaba pensando en ella o no.
“Algunos consideran mi lectura demasiado salvaje y poco convencional para tomársela en serio”, señalaba Hoek anticipándose a las críticas. “Otros piensan que es tan evidentemente correcto que apenas merece la pena la discusión.”
Debate fútil o deuda pendiente con la historia, lo único que podemos asegurar es que, 296 años después de morir, Isaac Newton aún sigue siendo objeto de debate. Pero eso es algo que ya sabíamos.
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