Roma | DPA 15/09/2007

La precaria situación del monumental Coliseo en el centro de Roma, que podría venirse abajo, ha hecho sonar las alarmas, según informó ayer el diario italiano Il Messaggero.

Las autoridades señalan que los muros están cada vez más dañados. Existe la firme sospecha de que los turistas extraen piedras originales del antiguo anfiteatro para llevárselas de recuerdo. “Es algo que todavía tenemos que demostrar, pero de todas formas vamos a endurecer los controles”, dijo el responsable de los tesoros arqueológicos de Roma, Angelo Bottini.

Por otra parte, también contribuye a su erosión el hecho de que numerosos indigentes se hayan instalado en los alrededores del coliseo. En lo que fuera el antiguo circo romano se acumulan cada vez más basuras, en sus antiquísimos muros se realizan graffitis y en las piedras se graban inscripciones.

Coliseo Romano es el nombre popular del Anfiteatro Flavio. Fue construido en el siglo I por los emperadores de la dinastía Flavia. En él se celebraban luchas de gladiadores que podían ser vistas por 50 mil espectadores, lo que le convertía en el anfiteatro más grande de la Antigua Roma.

Es sin duda la obra más representativa del arte romano, y que representa a dicho arte siendo símbolo de la grandeza y poderío del imperio romano. Su construcción se realizó por mandato de Vespasiano en el año 72 d. C., y se inauguró en el año 80, bajo el reinado del emperador Tito, la historia de sus añadidos y restauraciones es continua.

Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo era, hasta hace poco, uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana. Es una de las atracciones turísticas más populares de la moderna Roma y aún está muy ligado a la Iglesia Católica Romana, por lo que el Papa encabeza el Vía crucis hasta el anfiteatro cada Viernes Santo.