El mayor héroe tebano es
Heracles, aunque su nombre latino es Hércules, por el que es conocido
tradicionalmente. Ya hemos mencionado que Hércules es hijo de Zeus y de
Alcmena y la estratagema de Hera para que no llegara a ser rey de Micenas.
Ahora hablaremos de su concepción y nacimiento.
Cuando Anfitrión, el marido
de Alcmena, estaba a punto de llegar a su casa, tras derrotar al rey Pterelao,
Zeus se le presenta a la mujer transformado en Anfitrión. Alcmena se entrega
al dios sin saber que está siendo engañada y la experiencia resulta tan
satisfactoria para Zeus que alarga esa noche hasta un total de veinticuatro
horas, el triple de su tiempo real.
«ese
hijo para cuyo nacimiento el cielo consumió un día y el sol sallé con
retraso en el mar oriental, por habérsele ordenado que retuviese su
laminaria sumergida en el Océano.» |
(SÉNECA, Hércules
enfurecido 24-26. Trad. de Antonio Ruiz de Elvira) |
Terminada esta larga noche,
Zeus sin darse a conocer, entrega una copa de oro a Alcmena que le han
regalado, según dice, sus soldados.
Poco después aparece el
verdadero Anfitrión que advierte cierta frialdad en su esposa y, cuando
cuenta los detalles de la expedición, Alcmena le recuerda que ya se los ha
referido la noche anterior, lo que sorprende mucho al rey. Para enterarse de
lo sucedido consulta al adivino Tiresias que le cuenta todos los detalles, lo
que hace feliz al rey, puesto que considera un honor que el padre de los
dioses haya compartido su esposa (recordemos que solo se unió a ella esa
noche). Ese mismo día Anfitrión yace con Alcmena y así concebirá dos
gemelos: uno de Zeus, Hércules, y otro de su esposo, Íficles.
Bromia:
«Pero yo haré, que tú mismo fiables de otra manera y sepas que tu
esposa es una mujer fiel y honrada; yo te daré pruebas convincentes de
ello en pocas palabras. En primer lugar, Alcmena dado a luz dos gemelos. Anfitr.: ¿Dos gemelos, dices? Bromia:
Sí, dos. Anfitr.:
¡Gracias sean dadas a los dioses! Bromia: Déjame hablar, para que te enteres que tanto tú como tu esposa gozáis
del favor de los dioses. Anfitr.: Habla pues. Bromia: Después que empezó a venirle el parto a tu esposa, cuando le entraron
los dolores, como suelen las parturientas, suplica la ayuda de los dioses
inmortales, luego de haberse purificado las manos y habarle velado la
cabeza. Entonces suena un trueno espantoso; en un primer momento creímos
que se venía la casa abajo; toda ella daban un resplandor que si fuera de
oro ... Anfitr.: ¿Qué es lo que pasa luego ? Bromia: Mientras ocurre todo esto, ninguno de nosotros oyó a tu mujer quejarse
ni llorar. Anfitr.: Eso me llena de alegría, sea como sea la forma en que se ha portado
conmigo.» |
(PLAUTO, Anfitrión
1086-1103. Trad. de Mercedes González-Haba) |
Desde su nacimiento Hera
persigue con saña a Hércules, celosa por la infidelidad de su esposo. Por
ello en la misma cuna ya le envía el primer problema: dos inmensas serpientes
que intentan matarlo pero el recién nacido acaba con ellas estrangulándolas.
El joven crece instruido en
las armas y en las artes, pero su enorme fuerza le ocasiona numerosos
problemas por lo que Anfitrión decide enviarle al campo, como pastor. Allí
se hace adulto y alcanza una fuerza descomunal y una estatura fuera de lo
normal (cuatro codos y un pie, o sea, 0’444 x 4 + 0’296 = 2’072 m.).
Su primera acción famosa fue
matar al león del Citerón al que persiguió durante cincuenta días y
durante las cincuenta noches que durmió en casa del rey de Tespias, éste
obligó a sus cincuenta hijas a que se unieran con él. De ello nacieron
cincuenta hijos. A los cincuenta días mata al león, lo desuella y utiliza su
piel como cobertura y las fauces como casco.
Realiza, luego, otras hazañas
por las que Creonte, el rey de Tebas, le concede a su hijas mayor, Mégara,
con la que tiene tres hijos y a su hermanastro Íficles la de su otra hija.
Hera le volverá loco y en
ese estado mata a sus hijos y a los de Íficles. Más tarde marchará a Delfos
donde recibirá de la Pitia el nombre de Heracles, porque hasta entonces se le
conocía como Alcida o Alceo, como su abuelo, y que debía ponerse a las órdenes
de Euristeo, rey de *Tirinto y Micenas, y realizar los trabajos que él le
encargara (en un número de diez, aunque ya veremos como dos no son
contabilizados, por lo que el número definitivo será de doce).
El primer trabajo fue matar
al león de Nemea y traerle la piel del animal. Éste murió estrangulado
porque las flechas no le hacían efecto. Cuando Hércules aparece con la piel
del león, Euristeo siente tal pavor que a partir de entonces nunca tratará
directamente con Hércules nombrando para ello a Copreo, su heraldo.
El segundo trabajo de
Euristeo fue dar muerte a la Hidra de Lerna, monstruo de múltiples cabezas,
del que nacían dos cabezas nuevas cada vez que se le cortaba una. Para
matarla Hércules incendió un bosque cercano y con los árboles hechos carbón
cauterizó las cabezas cortadas para que no volvieran a retoñar y la cabeza
central, que era inmortal, fue cortada, enterrada y colocada bajo una enorme
piedra. Además abrió el cuerpo en canal, sumerge sus flechas en la bilis y
las impregna del veneno del monstruo. Operación que, por cierto, será
bastante nefasta para mucha gente, pues las flechas de Hércules mataban
irremediablemente a los mortales y convertían a los inmortales en mortales.
Euristeo no consideró válido este trabajo porque Hércules tuvo ayuda de su
sobrino lolao.
El tercer trabajo fue traer
viva la cierva de Cerinía, la de los cuernos de oro, cosa curiosa, pues las
ciervas no tienen cuernos. Heracles la persigue un año entero pero al fin
consigue capturarla viva.
Para el cuarto trabajo
encarga Euristeo a Hércules traer vivo también al jabalí del Erimanto. Lo
persigue hasta llevarlo a una paraje lleno de nieve en el cual el animal
fatigado es fácilmente capturado a lazo. Durante este trabajo Hércules se
enfrenta además a los Centauros y por error hiere con una de sus flechas a su
amigo el Centauro Quirón. La herida de la bilis de la Hidra de Lerna era
incurable para un inmortal por lo que le produce terribles dolores y le pide a
Heracles que le mate para acabar con sus sufrimientos. hecho que ocurre por la
intervención de Prometeo.
Como quinto trabajo Hércules
tuvo que limpiar los inmensos establos del rey Augías sacando en un día todo
el estiércol. Para ello Hércules desvió el curso de los ríos Alfeo y Peneo
y haciendo un canal los hizo pasar por los establos con lo que quedaron
completamente limpios. De todas formas este trabajo no fue admitido por
Euristeo porque Heracles había intentado cobrar al rey Augías por la
limpieza.
El sexto trabajo consistió
en ahuyentar las aves del Estínfalo que eran numerosísimas. Para ello utilizó
unas castañuelas construidas por Hefesto que le entregó Atenea. Cuando las
hizo sonar las aves echaron a volar y Hércules las abatió con su arco.
El séptimo trabajo consistió
en traer vivo el toro de Creta que se decía era el que había traído a
Europa de Egipto a dicha isla. Hecho que desmiente el mito por el cual Zeus se
convirtió en toro para raptar a la bella Europa. Hércules pidió permiso a
Minos, el rey de Creta, para capturarlo, éste se lo dio y el héroe así lo
hizo. Después, montado en el lomo, lleva el toro hasta Micenas para que lo
vea Euristeo. Finalmente dejó al toro libre y tras establecerse éste en la
llanura de Maratón sembró el pánico entre sus habitantes hasta que algún
tiempo después Teseo acabó con él.
Traer las yeguas antropófagas
de Diomedes, el rey de Tracia, fue el trabajo número ocho. Por el camino
llega a Feras en Tesalia donde salva a Alcestis, la esposa de Admeto, de las
garras de la Muerte. Admeto había conseguido por medio de Apolo librarse de
la muerte si encontraba a alguien que se ofreciese como sustituto. Sólo su
esposa Alcestis accedió a presentarse y Admeto permitió que muriera. Al
llegar Hércules la reina acababa de ser enterrada así que el héroe corre
hasta alcanzar a la Muerte que aún no había llegado a las profundidades de
la tierra, lucha con ella y consigue arrebatársela de los brazos. Luego
resucitada la devolvió a su marido Admeto.
Heracles prosigue su camino
hasta Tracia, llega a los establos y dirige la yeguada al mar. Allí acuden el
rey Diomedes y su pueblo. Hércules se enfrenta a ellos y mata a muchos pero
son las propias yeguas las que devoran al rey. Más tarde las lleva ante
Euristeo y luego las libera y éstas se encaminan al monte Olimpo, aunque
antes son devoradas por las fieras.
Para el noveno trabajo
Euristeo encarga a Hércules robar el cinturón de la reina de las Amazonas,
Hipólita. Sobre este mito hay varias versiones: una de ellas cuenta que
Heracles mata a Hipólita y le quita el cinturón; otra no habla de Hipólita,
sino de Antíope, que fue regalada por Hércules a Teseo con la que engendró
a Hipólito. También se la llama Melanipe. El caso es que al final entregó
el cinturón a Euristeo.
En el décimo trabajo debía
traer vivas a Micenas las vacas del monstruoso Gerión, ser de tres cuerpos
que habitaba en Eritía, isla situada frente a la costa de Gades. Los tres
cuerpos estaban fundidos en uno de cintura para arriba y se mantenían como
tres de cintura para abajo. Las vacas estaban guardadas por el perro Orto y
por el vaquero Euritión. Hércules mata al can con la maza y al vaquero. Mata
también a Gerión, avisado por algunos pastores, Y mete las vacas en una
vasija de oro que le había regalado el Sol. A la vuelta algunas de esas vacas
son robadas por Caco, aunque Hércules descubre el robo y da muerte al
monstruo.
«Allí
hubo en otro tiempo una cueva apartada, espaciosa, profunda, inaccesible a los
rayos del sol, donde moraba Caco, hombre
monstruoso, de horrenda catadura. Siempre
humeaba el suelo de su cueva con la sangre reciente de víctimas pálidos
rostros de hombres de repelente podre pendían
como un reto de su umbral. Era
Vulcano el padre de aquel monstruo. Cuando movía su imponente mole vomitaba
su boca llamaradas del embreado fuego de su padre.» |
(VIRGILIO, Enéida
VIII, 194-199. Trad. de Javier de Echave-Sustaeta) |
Otro episodio de este trabajo
es la lucha con Erix al que Heracles derrota porque se ha apoderado de uno de
los toros que acompañaban a las vacas de Gerión.
A su llegada a Grecia algunas
vacas escapan porque Hera envía un tábano que las pone en fuga, Hércules
consigue recuperar una parte de las escapadas pero no a todas. Finalmente son
entregadas a Euristeo que las sacrifica en honor de Hera.
Traer las manzanas de oro de
las Hespérides será el undécimo trabajo que tenga que cumplir Hércules.
Para conocer la localización del jardín de las Hespérides, Heracles tiene
que encadenar a Nereo, la divinidad marina, aunque éste opone fuerte
resistencia. En su camino encuentra a Anteo, el gigante hijo de Posidón o de
la Tierra, que recibía una fuerza invencible por su contacto con ella. Éste
tenía por costumbre matar a todos los extranjeros que pasaban por su
territorio. Hércules consigue derrotarlo levantándolo en vilo y evitando así
que siguiera recibiendo la citada fuerza.
En otra etapa de su camino
libera a Prometeo del que ya hemos contado que permanecía atado a una roca
por su desacato a Zeus. El titán en agradecimiento le indica el camino a
seguir para cumplir su encargo: primero debe buscar a su hermano Atlas y
convencer a éste de que sea él quien vaya a buscar las manzanas de oro al
jardín de las Hespérides, que, según parece, se encontraba en el sur de la
península ibérica. Así lo hace, persuade al gigante de que vaya a por los
frutos, mientras él sujeta la bóveda celeste, castigo eterno al que había
sido condenado Atlas por Zeus, pero a la vuelta el titán se niega a colocarse
de nuevo bajo la bóveda, por lo que Hércules le engaña diciéndole que la
sujete un momento mientras él se pone una almohadilla. Cuando el gigante lo
hace Heracles escapa con las manzanas. Por fin las lleva a Euristeo quien se
las regala a Hércules, aunque éste se las entrega a Atenea que las devuelva
a su lugar original.
El último trabajo consistió
en traer del Infierno al perro Cerbero, el perro de tres cabezas, con cola de
dragón y múltiples cabezas de serpientes en el lomo. Hércules desciende al
Hades y libera a Teseo de sus cadenas con el que el héroe ateniense puede
regresar al mundo de los vivos. Después Heracles se entrevista con Plutón y
le pide permiso para llevarse a Cerbero, éste se lo da con la condición de
que use arma alguna. Hércules agarra a Cerbero y, pese a mordido por una de
las serpientes de su lomo, consigue domarlo y llevarlo ante la presencia de
Euristeo.
Terminados los trabajos, Hércules
regresa a Tebas, donde enloquece de nuevo y comete todo tipo de fechorías por
ello. Para expiar su culpa un oráculo le indica que debe pasar tres años
como esclavo. Hermes hace la subasta y es comprado por Ónfala, la reina viuda
de Lidia, con la que vive un apasionado romance.
Tras el periodo de esclavitud
Hércules participa en la conquista de Troya junto con otros grandes héroes y
en la matanza del rey Laomedonte. La campaña finalizará con la muerte del
rey y la subida al trono de su hijo Príamo.
Después de esta expedición
Heracles participa en otras muchas y finalmente llega a Calidón, donde se
casa con Deyanira, hermana de Meleagro e hija de Eneo, rey de Etolia. Para
ello antes tiene que vencer al otro pretendiente que es el río Aqueloo, el más
caudaloso de toda Grecia, al que derrota después de una dura pugna ya que el
río toma numerosas formas.
Casado ya con Deyanira,
parten hacia Traquis y en el camino llegan a las orillas del río Evano. Éste
bajaba crecido y resultaba difícil para Deyanira cruzarlo. Allí se
encontraba el Centauro Neso cuyo trabajo consistía en cruzar a la gente por
una cantidad de dinero. Hércules le confía a su esposa, mientras que él
pasa a nado. Neso intenta violar a Deyanira y Heracles, que se encuentra
lejos, bien porque aún no ha cruzado, bien porque el agua le había
arrastrado a cierta distancia, no se entera.
Deyanira grita asustada y la
flecha de Hércules se clava en el corazón de Neso. Estando moribundo se
venga de Hércules diciéndole a Deyanira que si mezcla las gotas de su semen
que han caído a tierra con la sangre que brota de la herida tendrá un
fieltro mágico que le permitirá recuperar el amor de Heracles si alguna lo
perdiese. Deyanira le cree y así lo hace, sin darse cuenta que la sangre de
la herida está infectada por el veneno mortal que Hércules sacó de la
Hidra.
Muere Neso y los esposos
continúan el viaje, guardando celosamente Deyanira lo que cree que es un
filtro amoroso.
Llega a Traquis y allí
emprenderá una expedición contra Etolia para derrotar al rey Eurito y
apoderarse de su hija Íole a la que Hércules quiere como concubina.
Completado el ataque con una victoria, Heracles se dispone a hacer un
sacrificio en acción de gracias a su padre Zeus. De este modo envía un
heraldo a Traquis con el fin de que se le entregue ropaje adecuado para el
sacrificio. Deyanira, que conoce los hechos y temiendo que su esposo,
encaprichado con Íole, ya no le ame, prepara una lujosa túnica impregnada
cuidadosamente con la sangre de Neso.
Cuando el heraldo le entrega
la túnica a Hércules, éste se la pone y se inicia el sacrificio. Conforme
la ropa se calienta por el calor corporal de Heracles, comienzan unos
terribles dolores, la túnica se adhiere a la piel cada vez más y no puede
desprenderse de ella. Cada vez que lo intenta se arranca trozos de su propia
carne. Entre grandes dolores mata al heraldo y pide que lo lleven a Traquis
para matar a su esposa, aunque ésta, al conocer la noticia, se suicida. Hércules
solicita entonces que monten una pira en el monte Eta y que le quemen vivo,
pero nadie se atreve a prender la llama, hasta que pasa por allí Peante, el
padre de Filoctetes, que encenderá la pira y recibirá como premio las
flechas y el arco de Hércules, armas que veremos en manos de su hijo en la
guerra de Troya.
«A
Hebe, hija del poderoso Zeus y Mera de doradas sandalias, el bravo hijo del
Alcmena de bellos tobillos, el fornido Heracles, al término de sus penosos
trabajos, la hizo su venerable esposa en el nevado Olimpo. ¡Dichoso él,
que, después de realizar una gran hazaña, entre los Inmortales vive sin
dolor y exento de vejez para todos los siglos!» |
(HESÍODO, Teogonía
950-955. Trad. de Aurelio Pérez Jiménez) |
El fuego acabará con la
parte mortal de Heracles y su parte inmortal subirá al Cielo en una nube
donde se producirá la reconciliación de Hera con su hijastro, mediante el
matrimonio de éste con Hebe, la hija de aquélla.
De la unión de Hércules y
Deyanira nació Hilo que recibió la orden de casarse con Íole cuando
alcanzara la mayoría de edad. |