Elena Sanz www.elconfidencial.com 28/01/2006
Visitar Mérida supone viajar al pasado. Trasladarse en el tiempo a la época del Imperio Romano a través de los numerosos monumentos que dejaron como legado y seña de identidad los fundadores del que posiblemente ha sido el periodo más rico, cultural y artísticamente hablando, de la historia de la humanidad.
Basta un simple ejercicio de imaginación para pasear por las mismas calles y contemplar los mismos monumentos que hace más de veinte siglos frecuentaban los soldados romanos jubilados de las legiones, en cuyo honor, el emperador romano Octavio Augusto, mandó fundar en el año 25 antes de Cristo, Emerita Augusta, capital de la antigua Lusitania.
Empieza entonces el periodo de máximo esplendor de la ciudad, del que han quedado numerosos testimonios: como el famoso teatro y anfiteatro romano, el circo, los puentes, acueductos o el Arco de Trajano.
Entre todos ellos, los más emblemáticos y famosos son el teatro y el anfiteatro romano, actualmente de utilidad pública. El primero, cuya construcción está fechada varias décadas después de la fundación de la ciudad, fue promovido por el cónsul Marco Agripa, yerno de Augusto. Además, de todos los monumentos de la época romana que conserva la ciudad, es el único que ha vuelto a tener su uso original, ya que desde 1933 se celebra en el Festival de Teatro Clásico. El anfiteatro es otra de las señas de identidad de Mérida, testigo de las famosas luchas entre gladiadores, tan populares en aquellos tiempos.
También constituye una visita obligada el Museo Nacional de Arte Romano, obra del arquitecto Rafael Moneo, entre cuyas paredes descansan cerca de 36.000 piezas catalogadas entre las que se encuentran la cabeza-retrato de Augusto, diversos mosaicos o las piezas ornamentales del Pórtico del Foro.
Pero si la época romana dotó de gran esplendor a Mérida, no menos importante fue la llegada de los visigodos, que al igual que hicieron los suevos en el siglo V, instalaron en Mérida la capital de su reino, dejando también su impronta cultural y artística, y dando continuidad a la importancia política, económica y cultural de la ciudad. Parte de sulegado descansa en la actualidad en el museo de arte visigodo, la Alcazaba Árabe o la Basílica de Santa Eulalia.
Lo cierto es que cada periodo histórico ha dejado impresa su huella en la actual capital extremeña a través de numerosos edificios y monumentos, muchos los cuales consiguieron sobrevivir a la invasión de Península por parte de los franceses en el siglo XVIII.
Precisamente esta riqueza artística motivó que en diciembre de 1993, la UNESCO decidiera declarar al Conjunto Arquitectónico Emeritense, Patrimonio de la Humanidad.
Hoja de Ruta:
Cómo llegar: Desde Madrid; Autovía A-5 Madrid-Lisboa 350 km. Desde Barcelona, Autovía A-2 hasta Madrid enlazar con la A-5 hasta Mérida: 970 km.
Dónde comer: Alcazaba, Altair, Antillano, Asador de Baco, Bahía Nirri, La Cazuela, Casa Nano, Coliseo.
Dónde dormir: Hotel Velada Mérida, Hotel Tryp Medea, Hotel Las Lomas.
Más información:
– Oficina de Turismo: 924 009 730
– Web: www.merida.es