Jesús García Calero | Madrid www.abc.es 02/04/2015
Recorremos junto a sus responsables las obras más especiales de su colección, desde el Antiguo Egipto a la España del XVII
Si hay un lugar en el que podemos viajar a placer por nuestra historia, en el que podríamos imaginarnos como los protagonistas de la ya famosa serie «El Ministerio del Tiempo», es el Museo Arqueológico Nacional (MAN). Después de la profunda reforma que lo mantuvo cerrado, hoy hace un año exacto que abrió sus puertas, el 1 de abril de 2014. Y la prueba de su éxito es que en ese tiempo casi un millón de personas han pasado por sus salas, cuadriplicando las visitas que tenía antes de la renovación. En concreto, 950.000 visitantes han disfrutado de sus obras.
El MAN guarda muchos secretos todavía. Y para celebrar este primer cumpleaños, ABC ha querido señalar algunos. Acompañados por las prestigiosas jefas de departamento del MAN, viajaremos a las piezas que ellas consideran especiales dentro de la colección. Y nos tendrán que explicar qué las hace únicas, por qué son especiales y las han elegido. Dicho y hecho. Ellas son Carmen Marcos, subdirectora y anterior jefa de Numismática; Mª Carmen Pérez Die, jefa del Egipto y Próximo Oriente; Paloma Cabrera, jefa de Antigüedades Clásicas; y Alicia Rodero, jefa de Protohistoria. Se suma el director, Andrés Carretero.
Y medio millón de palabras
Su conocimiento de cada parte de la colección las convierte en las más indicadas para abrir y cerrar las puertas que nos llevan a cada época. Caminamos tranquilamente hacia Egipto y nos enteramos de que la nueva exposición, de aspecto moderno y audiovisual, es en realidad un inmenso libro, porque si sumáramos las palabras explicativas que informan de las piezas en todas las cartelas tendríamos un volumen de 580.000 palabras. Un verdadero océano en el que sumergirse y profundizar.
A pesar del rotundo éxito, ellas ya tienen ganas de cambiar cosas, zonas del recorrido mejorables, rotar piezas para enseñar más obras, alguna plataforma que atrae tropezones de visitantes… Y sueñan con el fin de los recortes para emprender ambiciosas exposiciones temporales, como las que hace el British, por ejemplo.
Menú de un banquete eterno
Hemos llegado a Egipto, hace 4.000 años. Carmen Pérez Die elige un fragmento de muro de la tumba, que representa un banquete fúnebre (para vivir eternamente hay que comer). El paño con relieves que completa el muro está en el museo de El Cairo y en él figuran los inquilinos del sepulcro sentados a una mesa. En el fragmento del MAN, la egiptóloga nos traduce los relieves con pericia. Empezamos desde arriba, donde vemos unas listas verticales, que son «el menú», nada menos: una relación de alimentos que no podrían faltar a estas nobles personas en el más allá: tantos panes, lo mejor del Jepesh de la pata del buey, trozos de carne, pescados e higos…
Conviene acercar la vista para ver el relieve en el que los higos están perfectamente representados, a escala, individualmente, formando una pirámide sobre la bandeja, con tanta gracia que casi dan ganas de comerse uno.
Debajo se ve a los sirvientes con las ofrendas y las viandas, junto con textos que leía una procesión de sacerdotes. Estos, realizando libaciones y sahumando con incienso, leen los textos sagrados, realizan las ceremonias, lo que les permitía convertir los alimentos de piedra en viandas reales, eternamente.
Pérez Die dirige la excavación en Heracleópolis Magna, de cuya necrópolis procede esta pieza tan característica, y nos confiesa que de vez en cuando no puede dejar de imaginar el soniquete de los cánticos sacerdotales mientras está en el yacimiento. Cerramos la puerta y viajamos a Grecia.
Tanto va el amor a la fuente
Estamos con Paloma Cabrera en el siglo V a. C. y conocemos a uno de los mejores pintores del Ática. No sabemos su nombre, le llaman «el pintor de Berlín». En la vitrina vemos la hidria, un recipiente para agua en el que el artista dejó atrapado en el tiempo, para siempre, un instante perfecto. La imagen es preciosa, y sus trazos, simples y delicados: en la fuente dos mujeres hablan, distraídas, tanto que la hidria de una rebosa bajo el chorro y ni se percatan. ¿De qué hablan, absortas? «De amor -dice Cabrera- porque Eros está en la parte superior, atando con sus lazos la voluntad de los amantes».
La fuente es lugar liminar, fronterizo y peligroso para las mujeres, que en Grecia no tenían lugares de expansión pública. En Troya, emboscado en una fuente, Aquiles mató a Troilo y se enamoró de su hermana Polixena.
El rey de oro y el maravedí
Carmen Marcos abre una puerta al siglo XVII. Nos muestra el centén, la moneda más grande acuñada por los Austrias. Solo quedan tres ejemplares, dos de ellos en España. Su valor era de cien escudos y parece una galleta enorme que sirvió a Felipe IV para mostrar al mundo que la decadencia del imperio no era real. Eso sí, en las calles, los españolitos manoseaban los pobres maravedíes de la picaresca, resellados y devaluados.
Historia sobre la rueda
Alicia Rodero nos lleva con los íberos, al día que vino la rueda. Esta pieza hallada en una tumba es del siglo IX a. C. y muestra las consecuencias del progreso. «La rueda es una cosa redonda que gira -bromea con aplomo- y eso cambia, en primer lugar, la cerámica, con el torno. Se estandariza y se decora para siempre de otro modo. Después, viene el transporte, el carro. Y lógicamente el carro del guerrero, símbolo de poder. Pero la rueda apareció en una tumba, porque también transportaba a los poderosos al más allá», relata Rodero, que recuerda que cuando llegó al MAN esta pieza estaba repartida en diez cajas, en mil pedazos.
Finalmente llega el director del MAN, Ándrés Carretero. Él elige una estela algo anterior a la rueda, hallada en Solana de Cabañas. Marca de territorio, muestra el escudo y las pertenencias del señor del lugar: espejo, espada, lanza y carro… La última puerta se cierra. Volvemos al presente. Al museo en su cumpleaños.
Robando escolares a otros grandes museos
Un año después de su apertura, el Museo Arqueológico Nacional se ha convertido en una de las grandes y más modernas instituciones culturales españolas. Es el museo de la historia de España y ello explica el interés que ha despertado en los 950.000 visitantes registrados desde el 1 de abril de 2014. Hoy tiene su fuerte en las visitas escolares. Desde las 10 de la mañana sus salas se llenan de niños porque su relato se adecua de tal modo al currículum que ha desbancado al Prado de su anterior protagonismo. Ya ha recibido 3.000 grupos escolares y creciendo. También recibió 1.000 grupos de adultos y 5.000 discapacitados. Sábados tarde y domingo (cuando es gratis) lo han visitado 407.000 personas y la primera exposición temporal, la de la fragata Mercedes, recibió 150.000 visitantes.
FUENTE: www.abc.es/cultura/arte/20150401/abci-museo-arqueologico-recorrido-historia-201503312120.html