J. S. / Mérida www.hoy.es 07/10/2005
El Templo de Diana fue en realidad el edificio central del Foro Municipal o Foro de la Colonia, la principal plaza del entramado urbano romano, que se levantaba en la confluencia de sus dos calles principales: el cardo (hoy Los Maestros y Trajano) y el decumanus (Santa Eulalia en la actualidad). Las investigaciones contemporáneas permitieron aclarar que este edificio estaba relacionado con el culto al emperador Augusto.
Según recogen en sus trabajos José María Álvarez y Trinidad Nogales, director y conservadora del Museo Nacional de Arte Romano, la denominación de Templo de Diana procede del historiador emeritense Moreno de Vargas, quien en 1633 comparó el recinto con un santuario dedicado a la diosa Ártemis en Éfeso.
La excavación de la zona comenzó en el año 1972 con el proceso de expropiación del Palacio del Conde de los Corbos. Los trabajos permitieron identificar que el Foro Municipal se organizó en dos plazas adyacentes: una dominada por el edificio de culto imperial (Templo de Diana) y otro espacio porticado (que hoy día se puede contemplar en la calle Sagasta).
Álvarez y Nogales indican que a raíz de la fundación de la colonia se pusieron en marcha los planes para dotar a la ciudad de los espacios relacionados con la devoción al emperador Augusto, fundador de Emerita, en sintonía con la política centralista de inicios de su mandato.
Además, las recientes excavaciones del Consorcio de la Ciudad Monumental, dirigidas por el arqueólogo Félix Palma, acreditan la existencia de dos estanques, probablemente relacionados con prácticas litúrgicas. En el entorno del templo se mantienen varias excavaciones, que darán fruto a un nuevo libro.
El edificio, dedicado presumiblemente al culto de Roma y Augusto, fue levantado a finales del siglo I a. C, quizá a raíz de la creación de la provincia de Lusitania, lo que está fechado en torno al año 15 a. C.
El Foro Municipal compartió importancia con el llamado Foro Provincial, que se encontraba entre las que hoy día son las calles Almendralejo y Holguín y cuya majestuosa puerta de acceso era el Arco de Trajano.
Este espacio también estaba dedicado al culto imperial, pero en este caso a Tiberio, sucesor de Augusto, quien trasladó el modelo del Templo de la Concordia de Roma, como atestiguan las investigaciones recientes del equipo dirigido por Pedro Mateos y que también serán recogidas en una nueva monografía.