Juan Vicente Boo | Roma www.abc.es 18/11/2006
Primero cayeron Rómulo y Remo. Ayer le tocó el turno a la Loba Capitolina. Los arqueólogos no dejan títere con cabeza pero, como siempre, Roma seguirá fiel a sus símbolos, aunque sean falsos.
Juan Vicente Boo | Roma www.abc.es 18/11/2006
Primero cayeron Rómulo y Remo. Ayer le tocó el turno a la Loba Capitolina. Los arqueólogos no dejan títere con cabeza pero, como siempre, Roma seguirá fiel a sus símbolos, aunque sean falsos.
El año pasado se confirmó que la ciudad es muy anterior al 21 de abril del año 753 antes de Cristo, fecha de su legendaria fundación, que fue punto de partida del calendario durante muchos siglos. El descubrimiento dejaba sin el mérito fundacional a los míticos gemelos Rómulo y Remo, que se lo habían apuntado durante dos milenios.
Ayer, los gemelos se quedaron, además, sin la loba que los amamantaba. Se la quitó el ex superintendente arqueológico de Roma, Adriano La Regina, que ha protegido durante treinta años el mayor yacimiento arqueológico del mundo. Ningún otro se hubiera atrevido a hacerlo, por miedo a que el «Senatus PopulusQue Romanus», SPQR, el Ayuntamiento, le arrojase desde la roca Tarpeya. Se aceptaba, eso sí, que los gemelos regordetes habían sido un añadido del año 1471.
En un largo artículo periodístico, Adriano La Regina, que es además profesor de Etruscología, afirma lo que los expertos sabían: la Lupa Capitolina no es una escultura etrusca del siglo V antes de Cristo sino una obra medieval, documentada en el siglo IX después de Cristo. Se supo ya en el 2000 cuando, al restaurarla, se descubrió que había sido fundida en una pieza mediante la técnica del vaciado de cera. Pero nadie tuvo el coraje de decírselo a los romanos. Hasta ayer.