Juan Pablo Martínez www.noticias.com 17/10/2005
"El rito secreto. Misterios en Grecia y Roma" permanecerá abierta al público hasta el mes de enero en el anfiteatro Flavio.
Los ritos grecorromanos ganaron un lugar en el Coliseo. Hasta enero es posible adentrarse en los misterios de cultos hoy poco menos que desconocidos, pero que rigieron la vida cotidiana de diferentes civilizaciones latinas. Obras únicas en el enorme anfiteatro Flavio, de Roma.
El Coliseo de Roma contiene una insólita exposición dedicada a los ritos secretos de la Antigüedad grecorromana, que recorre cultos y oráculos a través de setenta refinadas obras, que cobran nueva vida entre focos de luz e imágenes proyectadas, todo con fondo musical incidental.
"El rito secreto. Misterios en Grecia y Roma", que permanecerá abierta al público hasta el mes de enero, invita, en un espacio tan sugerente como el anfiteatro Flavio, a volver la vista al pasado con la curiosidad de entrar en el terreno sacro de lo vedado.
Las obras, todas relacionadas con prácticas religiosas o adivinatorias no oficiales, provienen de toda Italia, en particular del sur, y se exhiben a lo largo de ciento cincuenta metros en dos galerías del segundo nivel del Coliseo, una de ellas abierta y la otra cerrada.
Añeja fascinación
Sobre las piezas se ha proyectado un halo de misterio con un montaje de gran impacto emotivo que envuelve todos los sentidos y juega con la luz, la música y las proyecciones, que se mezclan con el ruido del tráfico romano y el murmullo de los turistas que visitan el Coliseo.
La muestra está dividida en doce apartados, que recrean los oráculos, los ritos dionisíacos y los cultos orientales, con un espacio destacado para el dios Mitra, que dio lugar a una religión que incluía en su liturgia el bautismo con agua.
Paso a paso se ilustran y evidencian las diferentes formas de religiosidad purificadora, surgidas en las "polis" griegas para después regresar a Roma a través de la influencia de los territorios de la Magna Grecia.
Entre los objetos de culto destacan estatuas como la célebre "Muchacha de Anzio", del siglo III a.C., que impresiona por su realismo, con sus cabellos y su toga que parecen ondeados por el viento.
Otra pieza relevante de la exposición es el busto de Acrolito Ludovosi, del siglo V a.C., que debió pertenecer a una estatua de culto monumental, con un relieve especial en los ojos que lo dota de una mirada tenue y penetrante y una sonrisa ligera y benévola.
Un rescate necesario
A lo largo del recorrido se pueden admirar muchos frescos, algunos perfectamente conservados, mientras que otros han pasado por un arduo proceso de restauración, en unos casos, y de minuciosa reconstrucción, en otros.
Hay jarrones que narran los sacrificios nocturnos, dedicados mayoritariamente a mujeres y a niños, entre ellos una vasija con escenas de una ofrenda a Dionisio del 450 a.C., bustos, altares, relieves, ídolos y capiteles. El superintendente arqueológico de Roma, Angelo Bottini, que comenzó en su cargo con esta muestra, subraya que la filosofía es la de ilustrar las diferentes formas de religiosidad surgidas, primero en Grecia y luego en Roma, como alternativas a los cultos oficiales.
"A veces prohibidas, otras sostenidas por el propio sistema de poder, pero siempre presentes, estas prácticas reflejaban la aspiración de los hombres, que siempre buscan las mismas cosas, sobre todo una divinidad capaz de ayudarles en su vida cotidiana y asegurarles un futuro mejor en el más allá", acaba de manifestar Bottini.
La exposición ha sido preparada por Mao Banedetti y Sveva di Martino, que resaltó el énfasis que han puesto en la creación de una atmósfera acorde con el contenido, como la letanía de lenguas antiguas con textos recitados que introduce al visitante a los ritos secretos.