Mario Sarmiento | La Aventura de la Historia www.elmundo.es/ladh 07/06/2007
Hace unos veinte años, mientras preparaban el terreno para repoblar de encinas una finca situada a pocos kilómetros de Cuenca, los trabajadores hallaron, a unos cincuenta centímetros de profundidad, una superficie lisa que limpiaron cuidadosamente y enseguida pudieron comprobar que estaba formada por piedras de vistosos colores y pequeños fragmentos de vidrio. Poco a poco, fueron apareciendo la cara y el torso de un personaje masculino de tamaño natural, con la cabeza tocada por un gorro y los hombros cubiertos con pesadas vestiduras, que parecía tomar con una de sus manos la de otra persona.
Dieron conocimiento de su hallazgo al propietario de los terrenos, el médico residente en Madrid José Luis Lledó Sandoval, quien se personó en el sitio y sacó algunas fotografías de la figura. Casualmente, el propietario tenía una relación de parentesco con Javier Cortés, quien en los años setenta había tenido la fortuna de descubrir en la localidad de Saldaña (Palencia) una villa romana con un mosaico extraordinariamente vistoso, a cuya investigación, divulgación y conversión en visita turística había dedicado sus mejores esfuerzos. Ante las fotografías del mosaico de Cuenca, Javier Cortés ratificó su muy probable importancia. Le hizo ver, no obstante, que el panorama político del momento, con el proceso de descentralización autonómica en marcha, aconsejaba postergar la difusión del hallazgo, pues la política arqueológica, por entonces aún no definida, lo haría depender del gobierno de Castilla-La Mancha.
Las fotografías durmieron dos lustros hasta que, en la primavera de 2005, José Luis Lledó decidió pasar a la acción, poniéndose en contacto con Dimas Fernández-Galiano, arqueólogo que durante esos años había dirigido las excavaciones del importante yacimiento arqueológico castellano-manchego de Carranque, en la provincia de Toledo. Éste aconsejó a la administración autonómica la concesión de un permiso para realizar excavaciones en el sitio, que se llevaron a cabo durante el otoño de ese año y el verano del siguiente bajo la dirección de los arqueólogos Jorge Vega e Isabel Puche.
Lo descubierto en estas campañas ha confirmado con creces las expectativas puestas en este yacimiento arqueológico, posiblemente el más importante descubrimiento de la última década sobre la Hispania romana.