J.V. Muñoz-Lacuna | Toledo | COLPISA www.colpisa.com 07/09/09
Descubierta gracias a un agricultor, el parque arqueológico ya ha sido visitado por 250.000 personas.
Samuel López Iglesias, vecino de Carranque (Toledo), es hoy uno de los habitantes de este pueblo que más sabe de la última época del Imperio Romano. Hace 25 años, recién alcanzada la mayoría de edad, era un joven agricultor que ocupaba gran parte de su tiempo en cultivar verduras y hortalizas en una finca que su padre había alquilado al ayuntamiento de este municipio. Una mañana, mientras regaba, encontró unas pequeñas piedras de colores. Aquel hecho en apariencia insignificante supuso el descubrimiento de la villa romana de Carranque, convertida hoy en un parque arqueológico que ha sido visitado por 250.000 personas desde su apertura al público en 2003. Su colección de mosaicos es una de las mejor conservadas del mundo.
“A mí siempre me llamó la atención la cantidad de restos de materiales de antiguas edificaciones que encontraba en la finca como ladrillos, tejas y cerámicas. La gente del pueblo lo atribuía a una antigua ermita dedicada a Santa María pero que a la postre resultó pertenecer a una basílica romana”. Así recuerda Samuel López su hallazgo de hace un cuarto de siglo.
A 10 centímetros de profundidad
“Pasó el tiempo hasta que un día, bajo la paja del rastrojo vi unas teselas sueltas y unos trozos de mosaico que el arado había arrancado. Con un palo empecé a arañar el suelo y enseguida apareció el mosaico, a sólo 10 centímetros de profundidad. Entonces fui a buscar a mis hermanos y nos pusimos a cavar con azadones. En unos segundos teníamos ante nosotros uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España”.
Su descubrimiento fue comunicado a las autoridades culturales de entonces y se inició una campaña sistemática de excavaciones que hasta la fecha ha ido sacando a la luz cómo se vivía en la España romana del siglo IV d.C.
Calefacción y agua corriente
La villa descubierta perteneció a Materno Cinegio, tío del emperador Teodosio y lugarteniente general de las provincias orientales del Imperio donde tuvo como misión combatir la herejía y el paganismo. Materno murió en el año 388 en Constantinopla y su viuda, Acantia, se encargó de trasladar el cadáver hasta Carranque en un larguísimo viaje a pie con cortejo fúnebre incluido.
Diecisiete siglos después los arqueólogos han desenterrado columnas de mármol de cuatro metros de altura procedentes de las canteras imperiales de Turquía y Grecia, una mansión señorial en la que vivió Materno –dotada de agua corriente y calefacción bajo el suelo-, una basílica cristiana, una fuente monumental, un mausoleo, unas termas, molinos, presas, una almazara y una bodega –analizadas en la campaña de excavaciones de este verano- y lo que resulta más llamativo: uno de los conjuntos de mosaicos más importantes de la Península Ibérica. Éstos ocupan una superficie de 600 metros cuadrados y recrean en su mayoría temas mitológicos.
Veinticinco años después del inicio de estas excavaciones, el Parque Arqueológico de Carranque ofrece al visitante todos estos hallazgos además de un centro de interpretación con paneles explicativos y, de forma esporádica, cursillos para aprender a realizar mosaicos. Este parque arqueológico abre de martes a domingo de 10 a 21 horas de abril a octubre y de 10 a 18 horas el resto del año.
De agricultor a hotelero
Samuel López Iglesias, el agricultor que descubrió el yacimiento romano de Carranque, es hoy presidente del Grupo Hoteles Comendador. Los restos desempolvados por su arado desviaron su futuro laboral del surco a los salones del “Hotel Comendador” que cada primavera desde hace cuatro años se encarga de colaborar en la organización de unas jornadas romanas que sirven para dar a conocer el parque arqueológico.
Así, durante los últimos días de mayo se realizan en Carranque talleres de arcilla y pintura romanas; un mercado romano con animaciones y espectáculos; talleres de arqueología, pintura y mosaicos, ciclos de conferencias y degustaciones de gastronomía romana. Es, precisamente, durante esos días cuando el hotel de Samuel registra un importante nivel de ocupación y se llenan su restaurante de cuatro tenedores y su ‘Spa Domus Áurea” de 900 metros cuadrados donde se ofrecen tratamientos y terapias de relax en un ambiente que imita las antiguas termas romanas.
El empresario Samuel López Iglesias aún recuerda cómo hace 25 años él y sus hermanos no daban crédito a lo que sus azadones iban descubriendo ante sus ojos en la finca alquilada por su padre al Ayuntamiento: “Allí donde cavábamos un agujero aparecía un mosaico. Había mosaicos por todas partes. Aquello era fantástico”. Tan fantástico como el cambio radical que sufrió la vida de Samuel, el descubridor de la Villa de Materno.