DPA | Amsterdam www.diariodesevilla.es 05/09/2011
Con esta web se puede hacer turismo utilizando diferentes rutas que empleaban los súbditos de Julio César para desplazarse de un punto a otro del extenso territorio ocupado por los romanos.
Civis romanus sum. Soy ciudadano de Roma. La máxima que llenaba de orgullo a los romanos antiguos se transforma, metafóricamente, en realidad para traer de regreso, 2.000 años después del mayor imperio de la historia, el ambiente de los viajeros de aquella época.
Gracias al denodado trabajo de un historiador holandés de la Biblioteca Real de La Haya, quien desee planificar un viaje por carretera por toda Europa, y gran parte del mundo, siguiendo el trazado de las viejas calzadas romanas, las autopistas de la época, puede hacerlo con un nuevo mapa interactivo publicado en internet: viajar como en la época de Julio César o de Cicerón ya es posible.
Según informa el periódico holandés De Volkskrant, el proyecto es «único en el mundo» y permite reconstruir -con una gran precisión histórica- cómo eran los viajes de entonces, con sus incomodidades y estrecheces, muy lejos de las modernas autovías o autopistas que hoy en día surcan Europa. Aunque está disponible solamente en algunos idiomas, la idea es que este nuevo mapa esté traducido a todas las lenguas del mundo.
El responsable de tal novedad, bautizada por la prensa holandesa como «la guía Michelin de los romanos», en alusión a la famosa guía de viajes y gastronomía publicada cada año en Francia, es el historiador holandés René Voorburg.
Voorburg ha trabajado durante más de dos años para adaptar el mapa de vías romanas más antiguo que se conoce, la Tabula Peutingeriana, y transformarla en un moderno mapa digital disponible en la web, para que viajeros y automovilistas de medio mundo puedan planificar sus desplazamientos como si estuvieran haciendo turismo a la romana.
¿Cómo habría sido un viaje entre Olissipona (Lisboa), en la antigua provincia romana de Lusitania y Lugdunum (Londres), en la Britannia?: Gracias al nuevo instrumento de navegación en la web omnesviae (algo así como todas las rutas, en latín) el curioso puede seguir el trazado aproximado que los turistas del siglo III DC tenían que recorrer (unos 3.000 kilómetros) hasta alcanzar la ciudad del Támesis.
Especialmente curioso es comprobar el trayecto que seguía la romana Via Francigena, que conectaba, en tiempos del emperador Appius Claudius, a Italia con el norte del continente.
El mapa de rutas a la romana online se basa en la Tabula Peutingeriana. Ésta data de los siglos II y IV DC, contaba originalmente con 12 páginas (tamaño pergamino) y desde 2007 está incluida por la Unesco como patrimonio de la Humanidad. El documento no solo describe rutas de Europa, sino también de Asia (entre ellas de India y el actual Bangladesh). La copia más antigua de que se tiene noticia se conserva en la Biblioteca Nacional de Viena, aunque no es accesible al público.
La primera vía romana -en la que se basa esta guía- fue creada en el 312 AC por el emperador Appius Claudius, y unía Roma con Capua, bautizada por ello Vía Apia. En sus momentos de apogeo, la red de carreteras romana llegó a contar con cerca de 100.000 kilómetros de trazado.
A pesar de que el viajero actual no se encontrará -por fortuna- carteles en piedra (piedras miliares) a lo largo de la ruta como el famoso «siste viator ad erarium» (peatón o viajero, párate ahora en tu camino; te toca pagar tus impuestos), sí podrá encontrar, si sigue el mapa de rutas romano, restos de las calzadas romanas y también hitos en piedra que marcaban la ruta y el kilometraje a partir del kilómetro cero de la época, la Roma eterna.
«Aunque hace siglos que se sabe de la existencia de la Tabula Peutingeriana, nadie se había puesto a pensar cómo sería realizar un viaje -con los medios de que se dispone ahora- pero en base a los mapas de entonces. Tras varios meses de investigaciones, logramos identificar con precisión 2.760 destinos marcados en ese mapa romano y así reconstruimos en internet cómo poder llegar hasta ellos», explica Voorburg, investigador y archivero de la Real Biblioteca Holandesa, en La Haya.
Este proyecto, asegura Voorburg, no es único de la biblioteca de La Haya. «Durante meses hemos mantenido contacto con numerosos expertos de toda Europa, historiadores de la época romana, que nos han aportado datos muy relevantes para confeccionar esta guía única», comenta.