I. Alonso | Oviedo www.lne.es 08/10/2006
Las termas de Valduno podrían ser unos baños domésticos o los de una posada junto a una carretera
La historia romana de Valduno (Las Regueras) se intuía: una lápida del siglo IV, un molino de agua, cerámica o monedas habían sido desenterrados durante los siglos XIX y XX. Pero no se había demostrado hasta que, bajo la iglesia parroquial y como consecuencia de unas obras de adecuación de las inmediaciones del templo, se encontraron los restos de un balneario romano: una de las muestras mejor conservadas en Asturias de la máxima expresión del refinamiento de la civilización romana. Y estaba en un pueblo casi abandonado, alejado de los grandes centros económicos, sociales y culturales de la región. El hallazgo de Valduno, datado de forma provisional en la época del alto Imperio romano, difiere en ese sentido de otros edificios similares hallados en el Principado, como las termas de Campovaldés, a los pies de la iglesia de San Pedro, o el conjunto de Veranes, ambos Gijón.
Obras de carácter lúdico e higiénico, las termas eran lugar de reunión, tertulias, gimnasio y esparcimiento. Las casas de los ciudadanos más acomodados solían contar con un recinto para baños, «balnea», bien anexo a la casa, bien exento. Quien no podía costearse semejante inversión, podía podía acudir a los baños públicos, construidos por particulares, o a las termas, de mayor tamaño y lujo, que eran propiedad del Estado.
La costumbre del baño diario, originada en el mundo griego, fue adoptada por la civilización romana hasta el punto de que termas y «balnea» son los restos arquitectónicos más significativos en todo el antiguo imperio romano. Emperadores como Trajano, Caracalla y Diocleciano construyeron termas monumentales, uno de los pocos puntos de reunión de todas las capas sociales, pues tenían acceso a ellas todos los habitantes de cualquier ciudad, fueran hombres, mujeres o niños, patricios, plebeyos, libertos o esclavos.
Aunque las ruinas de baños domésticos son las más abundantes en Asturias, los investigadores que excavan el yacimiento arqueológico aún no tienen indicios suficientes para determinar si en Valduno había unos baños privados, pertenecientes a una villa, o públicos, relacionados quizá con alguna posada -mansio- junto a la vía romana que, se supone, atravesaba la vega. La misma vía que fue espina dorsal del Camino de Santiago, pues todo apunta a que por esa vieja autopista romana peregrinó Alfonso II el Casto hasta la tumba del Apóstol.
Cuenta el director de la excavación de Valduno, Rogelio Estrada, que la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Valduno se construyó aprovechando los antiguos baños, prácticamente sobre ellos. No es de extrañar, explica, ya que en la Edad Media, la costumbre de los baños cayó en desuso y la fuerza emergente, la Iglesia, se asentó sobre las ruinas de la romanización. Siguiendo criterios estrictamente prácticos, el santuario se habría construido sin respetar la orientación canónica de las iglesias cristianas, con la cabecera al Este, mirando a Jerusalén, y la entrada al Oeste. La disposición Sureste-Suroeste del templo respondería entonces a la orientación más probable de un conjunto termal, mirando al Sur para aprovechar todo lo posible el calor del sol. Los baños se tomaban, según la costumbre establecida, entre las primeras horas de la tarde y la hora de la cena, al atardecer. El espacio entre la iglesia y el río Nalón se aprovecharía entonces como camposanto. El equipo arqueológico de Valduno ha descubierto decenas de enterramientos de muy diversas épocas que fueron alterando y dañando los restos de los baños.
En Valduno cabe también la posibilidad de que la propiedad de la villa -el conjunto de casas que albergaban a la familia, con sus esclavos y sus dependencias para el almacenamiento- continuara transmitiéndose a lo largo de la Edad Media, mientras la vega del valle se seguía dedicando a la explotación hortícola y ganadera. Eso podría explicar, según apunta Rogelio Estrada, por qué se desarrolló el pueblo en la parte más escarpada del valle, anclado en el monte, ya que en la planicie sólo hay dos conjuntos de edificios. Pero todas las respuestas sobre la romanización de Las Regueras, y del centro de Asturias, no se pueden arrancar sólo a las piedras, aunque estén tan bien conservadas como las de Valduno.