Universidad Nacional de Cuyo | Mendoza (Argentina) 14/05/2011
Una edición de lujo acerca el vocabulario aristotélico a los lectores del XXI. Se trata de un trabajo exhaustivo realizado por profesionales de la UNCuyo. Revelaciones y nuevos perfiles.
«Creo que el estudio de Aristóteles es como la barra para los bailarines, sea cual sea la tendencia filosófica que se tenga», desliza Jorge H. Evans. Él, profesor de Lógica Metafísica, histórico catedrático de la UNCuyo, realiza en el aire un gesto de ballet. No es casual, pues, que alrededor suyo haya una danza de papeles. Y entre ellos un flamante libro (grueso volumen) recién editado por Santiago Arcos.
«A ver: ¿qué quería decir Aristóteles cuando usaba, por ejemplo, el término ?logos’?» Entre sus apuntes académicos, Jorge ilumina un desafío y acerca su lupa. Con docta paciencia, espera a que contemos cuántas páginas le dedica el «Index Aristotelicus» (texto del que hablaremos luego) a ese vocablo fundamental. Unas 5, calculamos. «¿Y cuántas, la Antología que acabamos de lanzar?», insiste abriendo el libro que nos importa. Unas… ¡140!
Jorge Evans Civit sonríe satisfecho. Nos invita a entrar en la «Antología del Index Aristotelicus de H. Bonitz» con algunas certezas. Uno: es una suerte de manual para el ámbito académico, pero también para lectores de filosofía en general. Dos: es el resultado de un trabajo de equipo que involucró a profesionales de filosofía de la UNCuyo y del departamento de Lenguas Clásicas.
Veamos: ¿qué ha mantenido ocupado durante 4 años (o sea, dos subsidios) a este doctor en Filosofía y a las profesoras de Griego?
Evans explica: «el Index Aristotelicus del alemán H. Bonitz (que data de 1870) es uno de los libros más importantes que se han escrito sobre Aristóteles». Es, en síntesis, un diccionario que despeja los ‘términos filosóficos’ del Estagirita. Ahora bien, para abordarlo hay que dominar el latín y el griego, pues Bonitz ha escrito su obra en estas lenguas. «Entonces, para librar de estos escollos lingüísticos tanto al estudiante universitario como al investigador de habla española, hemos realizado una ‘Antología del Index Aristotelicus de H. Bonitz’, en la que, por un lado, se han traducido al español los textos latinos correspondientes a los comentarios del alemán, y, por el otro, se han presentado en español cientos y cientos de ejemplos que Bonitz meramente indica, sin transcribirlos».
Primero, hubo que seleccionar un número de vocablos griegos (34) usados por Aristóteles. Claro que se tuvo en cuenta aquellos más relevantes para entender, especialmente desde el punto de vista lógico-metafísico, su pensamiento.
Lo cierto es que, hasta ahora, la bibliografía en español sobre Aristóteles no contaba con un material semejante. «Nuestra Antología constituye una novedad bibliográfica muy importante», entusiasma el editor, quien ya ha recibido buenas críticas y el pedido de ejemplares por parte de los alumnos de la Universidad de Chile.
Puede que la filosofía antigua no tenga hoy tanta vigencia como cuando Evans se formó. De hecho, recuerda con claridad esa época dorada de los estudios aristotélicos en la que Diego Pró tradujo el «Aristóteles» de Ross, Noussan-Lettry el «Critón» de Platón y Ruiz Díaz, el «Ion», Roig escribió «Platón o la filosofía como libertad y expectativa» y Hector J. Padrón, «Materia y materiales en Aristóteles».
De todos modos, asume que las vigencias van y vienen. y su solidez lo avala: desde 1994 hasta el 2009, Evans dirigió proyectos de investigación sobre Aristóteles subsidiados por la SECYT (actualmente SECTyP) de la UNCuyo. Por eso, hoy subraya su agradecimiento a la Secretaría por el financiamiento que hizo posible esta edición.
FUENTE: http://www.losandes.com.ar/notas/2011/5/14/cultura-567842.asp