EFE 05/04/2008
La imagen de Atila (406-452), el rey de los hunos, conocido como ‘El azote de Dios’, aparece con nuevos rasgos mientras su legendario palacio es reconstruido por un grupo de inversores húngaros para convertirlo en una atracción para los turistas llena de misterios.
János Kocsi, propietario del terreno situado en Tápiószentmárton, cerca del río Tisza, explicó a Efe que ahora, después de recibir las autorizaciones necesarias, ‘en un tiempo de dos a dos años y medio, abriremos las puertas del palacio’. La reconstrucción requerirá unas inversiones de 5.000 millones de forintos (19 millones de euros).
El edificio será construido en gran parte de madera, tendrá cuatro torres de 28 metros de altura, una sala llamada ‘de caballeros’ y un conjunto de sótanos de 2.800 metros cuadrados. El palacio ocupará un terreno de más de 6.000 metros cuadrados y dará lugar a un museo de cera, a una sala de coronación y, en el sótano, a un restaurante, entre otros atractivos.
En la conciencia histórica de Europa, la figura de Atila aparece como un vándalo, que robó y mató a miles de personas durante sus incursiones en los territorios del continente. Pero la meta de Kocsi es de ofrecer una imagen matizada del huno, que hablaba al menos cinco idiomas, entre ellos el latín, y que tenía una cultura ‘romana’.
Según diferentes teorías, los hunos y los húngaros tuvieron antepasados comunes, lo que explica que los magiares vean en Atila un héroe de su antigua historia. En el país viven miles de varones que llevan el nombre de este huno tan temido, en su transcripción magiar, Attila, y otros cientos más con la variante Etele, mientras que en casi todas la ciudades hay una calle o plaza que recuerda al ‘Azote de Dios’.
De todas formas, para Kocsi, el palacio ‘será una atracción turística’ y, pese a que se trata de algo ‘legendario’, ‘sería un pecado no reconstruirlo’. ‘Es una obligación mía elevar un monumento del pasado’, de un importante episodio de la historia, dijo Kocsi, que verá así convertirse en realidad ‘un sueño de más de 15 años’.
Por su parte, el arquitecto Tibor Endre Hayde explicó que se trata de la reconstrucción del palacio de Atila según descripciones del enviado de Roma, el embajador Prisco, que visitó al huno en el año 448, y tomando en cuenta el estilo arquitectónico de la época. Una de las características del palacio era que ‘sus portones se abren hacia adentro, algo que sorprendió al embajador romano’.
Según Hayde, el lugar sería un idóneo escenario para filmar un largometraje sobre Atila, ‘que justo los húngaros nunca han hecho, pero sí los norteamericanos, los italianos y hasta los lituanos’.
Frente al lugar donde se construirá el palacio se encuentra la colina Atila, donde en 1923 historiadores encontraron importante restos, como un adorno de escudo, o una figura de oro de la época escita (pueblo indoeuropeo) que representa a un ciervo y que actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Budapest. El ciervo mágico es un protagonista importante de la antigua mitología húngara, que llegó desde Asia, durante un éxodo que concluyó en el actual territorio del país a finales del siglo IX.
A la colina se le atribuye una capacidad curativa que consiste en la emisión de diferentes energías y radiaciones. Es en esta colina donde nació la famosa yegua Kincsem, que entre 1876 y 1879 ganó todas las carreras (54) en la que compitió, algo que sigue siendo un récord mundial hasta nuestros días.
Todas estas atracciones se complementan con el llamado ‘parque autóctono’, donde el propietario recogió los animales típicos de Hungría, como la vaca gris y la vaca colorida, la oveja ‘racka’ o el cerdo mangalica, del que se produce en España jamón por tener características muy similares al pata negra ibérico.