Olga R. Sanmartín 3/06/2018 www.elmundo.es
Hay maestros que enseñan Religión con el 'Minecraft'. Y docentes de Latín que traducen a Catulo en aulas virtuales. Usan la tecnología para motivar a los alumnos y defienden un aprendizaje que mezcle las STEM con las Humanidades.
La profesora Ángeles Soriano da clases de Latín en el colegio Martí Sorolla II de Valencia. Tiene sólo seis alumnos en 1º de Bachillerato. Les enseña a Catulo a través de las nuevas tecnologías. Las traducciones las suben a un aula virtual instalada en el ciberespacio. Los críos utilizan un telégrafo con materiales reciclados fabricado en la clase de Tecnología que se conecta con un cable USB y envía señales morse al ordenador. «Escribimos palabras en latín utilizando un código. Al final, todo va de códigos y lenguajes», contaba ayer mientras explicaba el funcionamiento de una mano robótica. «Las nuevas tecnologías son un nuevo lenguaje como en su día lo fue el latín. El forum romanum son las redes sociales».
Soriano y otros 200 docentes se juntaron en la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid para compartir los trucos tecnológicos que usan en clase con sus alumnos. Porque se puede ser un profesor de Latín, de los de toda la vida, y saber fabricar una mano robótica. Porque ese debate sobre si hay que poner más Humanidades o centrarse en fomentar las STEM (sobre todo entre las chicas) ha quedado desfasado: en la comunidad educativa hay consenso en que los saberes ya no son compartimentos estancos y que ambas disciplinas son necesarias por igual.
«No hay forma de separar estos dos mundos. Todo está interconectado. Las Humanidades necesitan de las tecnologías y los planes de estudios de las carreras STEM tienen que tener más asignaturas de Humanidades», defendía Amador González, director de la Escuela de Telecomunicaciones de la Politécnica, en un receso de la Escuela de Profes organizada por Microsoft, el Ministerio de Educación y el Gobierno de la Comunidad de Madrid en colaboración con Unidad Editorial.
En el encuentro había bastantes profesores de Lengua primerizos en eso de las TIC, pero con ganas de aprender y adaptarse a los nuevos tiempos. Se probaron asombrados las gafas de realidad virtual que permiten recorrer por dentro la Pirámide de Keops; entendieron cómo unas simples piezas de Lego ayudan con las Matemáticas, o descubrieron que las herramientas Microsoft Teams y One Note sirven para corregir a distancia el cuaderno del alumno, autoevaluar o facilitar la lectura de los niños con dislexia.
«No hace falta volverse loco y que todos los chavales tengan un móvil o un iPad. A lo mejor innovar es llenar un barreño con agua y explicar desde ahí el principio de Arquímides», instaba al auditorio el profesor youtuber David Calle, finalista del Global Teacher Prize 2017, que recalcaba que «lo más importante es encender en los alumnos las ganas de aprender».
A su lado estaba el consejero de Educación madrileño, Rafael Van Grieken, que se mostraba convencido de que «la tecnología lo hace todo más atractivo» y recordaba que hay un colegio en Carabanchel Alto, el Amorós, donde un profesor da clases de Religión a través del videojuego de construcción Minecraft.
«Yo estoy empezando con la flipped classroom», anunciaba con timidez Dana Solé Molins, que también da clases de Religión, pero en el colegio San Pascual Bailón de Pinos Puente (Granada). Esta maestra con 35 años de veteranía publica un blog, utiliza la plataforma MoodleCloud y aplica el coaching en el aula. «No hay otra forma de motivar a los niños. Tienen unas teles gigantes en sus casas y ya se aburren hasta con los vídeos. No podemos seguir con las lecciones de siempre. El mundo ya ha cambiado».
FUENTE: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/06/03/5b12be37268e3e51138b45f2.html