Héctor Llanos www.20minutos.es 27/09/2013
Oliver Stone ha tenido un verano muy ocupado y así encara el otoño. Y eso que, como otros tantos cineastas de su generación, lamenta que cada vez haya menos posibilidades de financiación para sus proyectos. Precisamente han sido dos trabajos pasados los que lo mantienen activo. Por un lado presenta el montaje definitivo de Alejandro Magno, el ambicioso drama histórico que estrenó en 2004 con Colin Farrell y Angelina Jolie. Cosechó pésimas críticas y un escaso interés por parte de la audiencia. «Aun así, lo considero uno de mis títulos favoritos de mi filmografía», reconoce, y en esta entrevista nos explica el porqué.
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Está presentando una nueva versión de ‘Alejandro Magno’ (2004), película no muy bien acogida, pero de sus favoritas.
Creo que Alejandro Magno es un filme inspirador, aunque no tan reivindicativo como otros de mis trabajos; la historia de un conquistador con una vida muy intensa. Es una de mis favoritas porque me sentí muy próximo a ese personaje mientras hice la película. Diez años después, he conseguido editarla tal y como la quería, no como apareció en cines por vez primera. No solo se redujo en exceso el contenido, sino que se hizo de forma apresurada. Recomponerlo ha sido complicado, porque Alejandro Magno es un personaje complejo y mi relato también lo era, pero este montaje (el cuarto) es el definitivo y para mí es importante que el público lo vea y lo valore, porque es el más personal. Trabajé tantas veces y tantos años en él que me es imposible no amarlo. Con Alejandro Magno he entendido mejor que nunca que a las películas hay que dejarlas que envejezcan, que respire. Nací como conservador y lo fui durante años. El proceso de transición de una postura a otra fue paulatino.
¿Qué hay de nuevo en la cinta?
No ha pasado tanto tiempo, pero las nuevas tecnologías me han permitido hacer lo que no pude entonces. Contar en tres horas y media la complicada y a la vez universal historia de un hijo, su madre y su padre. El protagonista es alguien que viaja hasta el fin del mundo, que explora todos los límites posibles, intentando huir de su pasado sin conseguirlo. Era necesario contar esa doble historia de presente y pasado de manera concienzuda e intentar integrar los dos relatos paralelos del mejor modo posible, no tan cronológico como lo hice la primera vez. Ya lo he conseguido. Y en las proyecciones que ya se han realizado he notado que el espectador se siente verdaderamente interesado en lo que la película cuenta.
Aunque usted califique a la cinta como menos reivindicativa, siguen apareciendo ciertas posturas políticas en ella. Se han establecido incluso ciertas comparaciones entre su Alejandro Magno y el George W. Bush que en 2004 ya había iniciado una guerra.
Es cierto que Alejandro Magno fue el primer héroe que se acercó a Oriente con una mentalidad que no es habitual para un occidental. Todos sus predecesores iban al Este a hacer fortuna para después regresar. Él fue el primero que prefirió la colaboración entre ambos mundos, crear unidos un imperio común en vez de posicionarse a favor de un colonialismo violento y destructivo con toda cultura diferente a la propia. Es un gran ejemplo a seguir.
Una vez que se ha arrancado la espina que tenía con esta película ¿tiene alguna otra cuenta pendiente?
Intenté hacer un biopic de Evita durante casi una década de mi vida, pero por diversas razones me fue imposible. Luego vi la película que se hizo a partir del guión que yo había dejado escrito y la odié completamente. Mi punto de vista es que Evita Perón podía ser tan santa como puta y en la película de Alan Parker, con Madonna al frente, solo se pudo ver una de esas facetas.
Entrevista completa: Oliver Stone: «El mundo necesita que otras naciones digan no a Estados Unidos»