Madrid | EFE www.lavanguardia.com 25/01/2012
La poeta y narradora siempre pensó que la historia de la mujer que esperó a Odiseo estaba todavía por contar.
Nuria Barrios es una amante de la Odisea, a la que considera el libro fundacional de la narrativa occidental, pero siempre pensó que la historia de Penélope, la mujer que esperó a Odiseo durante veinte años, estaba todavía por contar y eso es lo que ha hecho en Nostalgia de Odiseo.
Un nuevo poemario que publica ahora Nuria Barrios (Madrid, 1962) en la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara, después de su reciente éxito narrativo El alfabeto de los pájaros.
La escritora saca del armario a este personaje mitológico que, aun siendo el hilo conductor del relato de Homero y absolutamente necesaria para sostener a Odiseo, sólo aparece al final de la epopeya, cuando Odiseo llega al Palacio de Ítaca.
Siempre me ha extrañado -explica la autora- y me ha llamado mucho la atención, que una mujer durante veinte años esperase sin respiro y sin rendirse a un hombre que evidentemente la había olvidado, porque sólo había vivido con él dos años. Y que, a pesar del tiempo y la presión que sufrió, incluso de su hijo (Telemaco), siguiera con la idea de que Odiseo seguía vivo, sin caer en la locura.
Al tiempo -continúa- me extrañó siempre que Homero sólo contase con Penélope, cuando se da cuenta de que ese personaje secundario se puede cargar al personaje principal (Odiseo) porque con su boda daría por hecho que Odiseo había muerto. Entonces, cuando Odiseo se da cuenta de ésto va corriendo a Palacio, pero sólo está con ella el tiempo necesario paras que no se case.
Así es que -concluye- Odiseo vuelve a dejar a esa mujer sola, momento en el Nuria Barrios decide darle visibilidad, y para ello la poesía es la voz perfecta, porque en la historia de Odiseo y Penélope se entrelazan la realidad y el mito, la memoria y el sueño, la locura y la cordura.
Esta historia mítica le sirve a la autora de El hilo de agua, Amores patológicos o El zoo sentimental, para hablar de la esencia del amor, del amor inventado, porque uno lo inventa, precisa Barrios, del deseo, la infidelidad y la construcción de su identidad.
«De Penélope siempre se ha dado una versión domestica y manida, como madre comprensiva, paciente, fiel, dedicada a la labor de coser, y todo eso es absurdo porque detrás de esa mujer hay algo inmenso. Temas muy poderosos que no tiene nada que ver con la paciencia y la fidelidad», subraya.
Estructurado en nueve capítulos, Nostalgia de Odiseo va recorriendo toda la cartografía vital de Penélope, que empieza con un marido, un hijo, dos años de amor, veinte años de espera, 108 pretendientes, un telar, un tejido que es sudario y es traje de novia, tres años largos, casi cuatro, dedicados día y noche a tejer y destejer, 12 criadas, sus amigas más cercanas, una nodriza que la cuida y vigila y cuarenta años, su edad aproximada.
Datos y cifras que la autora dice después que no sirven de nada para definir a esta mujer, que es la voz de todas las mujeres y que concluye diciendo: «Yo/que he sido Penélope/soy/nadie/todas/enhebradas»enhembradas/nosotras».
«Un viaje interior con el telar como metáfora central, como folio en blanco o como ventana para que uno escape», sostiene la autora, para quien, la literatura, la poesía, la ficción es una ventana para escapar de las cadenas y la servidumbre de la realidad.
«No entiendo cómo nadie se ha encargado de Penélope antes, cómo no se ha recuperado este personaje fascinante que estaba sin abrir», argumenta la poeta, que considera fundamental ahora y siempre la lectura de la Iliada y la Odisea y la recuperación de los mitos y símbolos.
«Los mitos tiene un carácter fascinante y fundamental; a través de ellos, que al principio pueden tener un carácter folclórico, se llega a una identificación emocional e histórica inusitada. Son como una bomba que te hace abrir los ojos», concluye.