A. Petit www.ritmosxxi.com 14/11/2012
En el Pabellón de los Espejos, frente a la Biblioteca Nacional, Jesús de la Villa, catedrático de Griego y vicepresidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, nos cuenta cómo fueron las comunicaciones con el Ministerio de Educación y la situación actual de la enseñanza de las lenguas clásicas y su importancia para nuestra cultura.
La Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) ha hecho público un Manifiesto en defensa de la enseñanza de las Lenguas Clásicas. Pero hay mucho más detrás de todo esto que un manifiesto, se trata de eliminar o no los clásicos de la educación.
Para hablar de todo esto y conocer mejor el tema, quedamos con Jesús de la Villa, catedrático de Griego en la Autónoma de Madrid y vicepresidente de la SEEC. El fotógrafo y yo le esperamos en la barra del Pabellón de los Espejos, frente a la Biblioteca Nacional.
Después de leer el manifiesto que han hecho público en la SEEC, está claro que ustedes consideran que la Ley Wert es injusta con las lenguas clásicas…
Más que injusta, es perjudicial. Es un anteproyecto de ley que prevé una situación para las lenguas clásicas en la segunda enseñanza mucho peor que la actual y la peor que existe en España desde hace varias generaciones. Esto lo que representa es la desaparición, casi inmediata del griego y, a medio plazo, también del latín.
Es una previsión un poco negra ¿no?
Es una ley que empeora muchísimo la situación actual. No tiene en cuenta muchas cosas, como la existencia de un profesorado muy bien formado. No tiene en cuenta la importancia de la cultura clásica para nuestra sociedad. Es una ley que elimina muchas cosas sin añadir nada.
Y dejando las clásicas bajo mínimos…
Eso es. Además lo hace a través de tres medidas muy fáciles de explicar que son la puntilla: la desaparición de la Cultura Clásica en la ESO, que es el primer contacto que tienen los alumnos con los clásicos y que además tiene mucho éxito. Se mantiene el latín, pero en inferioridad con respecto a otras materias, un poco como el pariente pobre. Y en el bachillerato, se quita el griego como obligatoria de modalidad para el bachillerato de Humanidades.
Nunca más se convocarán oposiciones para profesor de Griego. Si en el instituto hay un profesor que sepa griego se dará, si no, pues no. Esto representa el final de los estudios clásicos.
Es más grave todavía a nivel de opciones. Si los alumnos no cogen latín y geografía e historia en 4º de la ESO, que son las asignaturas pensadas para el bachillerato de humanidades, este bachillerato desaparecerá y tenemos que recordar que este bachillerato es el que da acceso a los estudios de lengua española, de inglés, de todas las filologías. ¿Qué clase de profesores de lengua española queremos tener después? ¿unos que desconozcan la historia, el origen de su propia lengua, la etimología del 90 % de las palabras en nuestro idioma?
Está extendido que las clásicas no tienen alumnos y que prácticamente no tiene sentido…
No, yo creo que no. Es lo que te decía antes. Mira un 35% de los estudiantes escogen en la ESO la asignatura de Cultura Clásica. Y los alumnos de humanidades se mantienen de un modo estable desde hace años… cuando les dejan, desde luego. Porque en muchos lugares ni siquiera les dan la opción de elegir estos estudios.
El bachillerato de humanidades no es mayoritario y nunca se ha pretendido que lo fuera. Simplemente el sistema educativo tiene que ofrecer esa posibilidad, porque una sociedad que no tiene un nivel educativo de humanidades, igual que si no lo tuviera de químicas o de física, estaría destinada al fracaso.
¿Es sostenible el bachillerato de humanidades?
Sí, pero dentro de una racionalidad. En este momento en la Comunidad de Madrid, que trata muy bien al latín y al griego, estipula que una asignatura optativa sólo se mantiene con 10 alumnos, salvo el griego y el latín que admite que tenga 3. Pero hay que tener en cuenta otros factores, como cuántos alumnos tienen los institutos
¿Para elaborar la nueva ley se pusieron en contacto con ustedes para las clásicas?
No y en todos los gobiernos anteriores, de PP o PSOE, siempre hubo consultas y la SEEC siempre estuvo llamada o representada. Siempre hemos estado y este ministro, junto con Maravall, son los únicos que no nos han llamado. En este caso fuimos nosotros los que llamamos y en junio pedimos una entrevista con el ministro o con quien correspondiera y nos derivaron a la secretaria de Estado y al director general correspondiente, lo que no es poco y lo agradecimos sinceramente. Les dimos nuestros puntos de vista y fue todo estupendo, aparentemente; pero, para nuestra sorpresa, cuando aparece el anteproyecto no hubo nada de lo que hablamos. El director general nos dijo que él admiraba mucho el latín, pero latín sin Cultura Clásica y sin griego es difícil que pueda sostenerse, ni siquiera puede sustentar una plaza de profesor en cada centro.
¿Y a qué achaca eso?
Yo creo que básicamente un afán economicista, de ahorro. Lo que pretenden es básicamente reducir costes eliminando materias minoritarias, que son todas las no obligatorias y las que no se ofrezcan.
Provocando que…
Al no ofrecer Cultura Clásica nadie cogerá Latín ni el Bachillerato de Humanidades y en el plazo de 6 ó 7 años no habrá prácticamente en ningún instituto el Bachillerato de Humanidades.
No les recibe el ministro, los que les atienden les dicen que todo es genial y luego como si no hubiera pasado. ¿No sé sienten engañados?
Nos sentimos engañados por el ministerio y por aquellas buenas palabras que no fueron a nada. El ministro es duro, porque lleva a gala mantener el pulso a toda costa… Pero tengo que decir que la SEEC no es un lobby ni nada de eso. Somos una sociedad científica. Nosotros no queremos nada personalmente, no va en nuestro beneficio personal, simplemente creemos que es necesaria la pervivencia de las lenguas clásicas.
Y sin reunión y con unas buenísimas palabras, leen el anteproyecto de ley ¿y qué hacen cuando ven que nadie les ha tenido en cuenta?
Enviamos un documento a Presidencia del Gobierno con nuestra postura y nos han respondido diciendo que se pondrían en contacto con nosotros pidiéndonos una argumentación. Esto nos da algunas esperanzas. Además hemos enviado cartas al ministro, secretario de estado y no solo nosotros, todas los departamentos de las universidades también las enviaron y ayer (por el lúnes 5 de noviembre) nos respondieron diciendo que enviaban todo a la secretaria de Estado. Pero esto no es sólo uan lucha de la SEEC sino de muchas entidades como la de Estudios Latinos o la de Estudios Neohelenos y muchas asociaciones de profesores.
Y a la espera de movimientos, ¿qué creen que pasarán?
No lo sabemos En este momento tenemos dos reacciones positivas para seguir hablando, que son las respuestas de Presidencia y del Ministerio, pero no sabemos qué va a pasar
Le transmito una pregunta de uno de nuestros lectores: ¿a dónde voy con una filología clásica?
Vamos a ver, en España no hacen falta miles de filólogos clásicos, igual que no hacen falta miles de físicos nucleares.
Eso es claro…
Es que es importante. Esa pregunta de ¿y esto para qué sirve? se hace sólo lo sobre algunas materias, pero podríamos extendar a otras muchas. ¿Y para que sirve la biología ártica o la astronomía? De eso no se come y sin embargo queremos saberlo y es bueno que lo sepamos porque nos explica nuestro entorno y así ganamos posibilidades de mejorarlo.
De acuerdo, pero aún no me ha dicho a dónde puedo ir con una filología clásica
En primer lugar, para aumentar nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y nuestro entorno, como acabo de decir. En términos lingüísticos, una sociedad como la española en la que, salvo el vasco, todas sus lenguas son romances, es decir, que provienen del latín, no puede renunciar a que tantos miembros de su sociedad como sea posible conozcan el origen de su propia lengua y, por consiguiente, dominen la propia lengua que hablan.
En términos más prácticos…
Por demio de la filología clásica se obtiene una formación humanística buenísima y tiene salidas que no son sólo la enseñanza, que parece que es la única. Pero por ejemplo en bibliotecas, editoriales, empresas de economía de la lengua, periodismo, archivos. Es decir, da una formación de base simplemente incomparable.
Por fijarnos solo en un aspecto, el 80% de los archivos históricos españoles, el segundo país del mundo en riqueza en este sentido, solo por detrás de Italia, tiene el grueso de los fondos anteriores al siglo XVIII escritos en latín y nadie va a estudiarlos. Los archiveros actuales, salvo excepciones, no saben latín y no, por tanto, los fondos no se estudian. Estamos recurriendo en gran medida a traducciones de hace cincuenta o cien años o, lo que es peor, a las ediciones que tienen que hacernos los extranjeros.
¿Cómo se puede acercar al siglo XXI todo ese patrimonio clásico?
Vivimos en un momento paradójico en el que los contenidos humanísticos tienen más prestigio que nunca. Por ejemplo, la mitología tiene un éxito bárbaro. El mundo clásico es atractivo, pero cuando se llega el momento de preguntar quién se quiere encargar de estudiar esto, el Estado o los padres dicen no, tú no. Es decir, está totalmente de actualidad. Cuando se ofrece, y se vende más o menos bien, generalmente tiene éxito. Por ejemplo, el Caixa Forum programa unas conferencias sobre el mundo antiguo que son un éxito total. Las películas sobre Troya, sobre Alejandro, las exposiciones sobre los etruscos o el arte clásico son verdaderos acontecimientos culturas. Cuando se ofrece y se ofrece bien, tiene éxito. Ni más ni menos lo que pasa con todos los aspectos culturales que se cuidan.
En una sociedad como la nuestra, ¿qué nos ofrecen los clásicos?
Sería incomprensible que se pudiera mantener una cultura como la nuestra sin que se cultive el latín, por ejemplo. Las humanidades son las que nos hacen posible comprender el mundo y al ser humano. Es la vía para comprender el mundo. Es lo que digo Martha Nussbaum cuando recogió el Príncipe de Asturias, dijo que ella ofrecía claves para poder entender el mundo.
Tienen mucho que ofrecer para la política también…
Muchos grandes políticos de la historia moderna son grandes humanistas, como Churchill o, en España, Azaña.
El otro día di una conferencia sobre personajes antiguos e hice un repaso de las medidas que Solón de Atenas tomó cuando le nombraron arconte. Se encontró con una situación tremenda, desigualdades de clase, pobreza. Y adoptó una serie de medidas que suenan de absoluta actualidad, como perdonar todas las deudas, prohibir que se pudiera poner la vida o la libertad de las personas como garantía de pago; devolvió a los campesinos sus tierras y con ellas se recuperó la prosperidad económica de Atenas. Son unas medidas de una actualidad tal, que muchos de nuestros políticos si las conociera quizás se pensarían lo que hacen.
¿No tiene la sensación de que los clásicos se programan menos? Yo por ejemplo para ver Plauto tengo que ir al festival romano de Mendigorría porque si no, no hay forma.
Sí, eso es cierto. Pero también porque no es tan fácil hacer un buen clásico en términos de teatro. En la literatura leída es más difícil aún, porque hay que enseñarla, y es más difícil.
Creo que son fundamentales, en la lectura, las ediciones comentadas con notas y nuevas traducciones…
Claro, claro. Eso siempre va a ser necesario. Se dice que cada generación necesita su traducción de los clásicos, porque hay términos que se pierden o que sencillamente no están en la sociedad y fíjate, cada dos generaciones se necesita una nueva edición comentada. Y es esencial que esas tareas editoriales se realicen para que se pueda aprender la lectura de los clásicos.
FUENTE: http://www.ritmosxxi.com/sentimos-enganados-ministerio-8075.htm